La vela oceánica vive una nueva era dorada. Tras la crisis de la última década, se multiplican las regatas, se amplían las flotas y aparecen nuevos patrocinios. Las competiciones transoceánicas e incluso las vueltas al mundo están de moda, hasta el punto de que hay nada menos que nueve circunnavegaciones previstas en los próximos años.
Y no hablamos solo de competiciones reservadas prácticamente a profesionales —The Ocean Race o Ultimes— sino de regatas para aficionados, como la Clipper Round the World Race, la reciente Golden Globe Race o la Whitbread vintage, organizadas estas dos por el australiano Don McIntyre, además de otras mixtas, como la Fastnet, que este verano ha batido su récord de participantes, con 388 barcos en la línea de salida; sin olvidar la 21ª Mini-Transat, que 88 solitarios están disputando en estos momentos, o la Giraglia, en el Mediterráneo, todas además comprometidas con el medio ambiente.
LA PUJANZA DE LA IMOCA
En la vela oceánica profesional, Francia sigue llevando la voz cantante. La Vendée Globe se apresta a batir todos sus récords, mientras la Imoca parece haberse tomado en serio, esta vez sí, la internacionalización de la clase de 60 pies. Su acuerdo con The Ocean Race (antigua Volvo) la ha afianzado como un potente foco de desarrollo tecnológico capaz de aglutinar a los mejores diseñadores y navegantes.
La Vendée Globe sigue siendo el principal polo de atracción de los regatistas oceánicos. El límite de 30 participantes podría dejar fuera de la competición a algunos de los aspirantes. De momento, tienen garantizada la plaza quienes hayan construido un barco nuevo (y ya son ocho: Jérémie Beyou, Alex Thomson, Sébastien Simon, Charlie Dalin, Kojiro Shiraishi, Thomas Ruyant, Armel Tripon y Nicolas Troussel), además de quienes acabaron la edición de 2016 (y aquí hay que contar con Dídac Costa, Louis Burton, Alain Roura, Jean Le Cam, Arnaud Boissières, Fabrice Amédéo y cuatro invitados por la organización.
Yann Eliès parece no encontrar patrocinador y Romain Attanasio posiblemente no correrá porque lo hace su mujer, Sam Davies). Esto significa que, en el mejor de los casos, solo quedan 11 plazas para al menos docena y media de candidatos. Los hay con alguna vuelta al mundo a sus espaldas, como la propia Davies o Boris Herrmann, y también los hay recién llegados a la clase, como Yannick Bestaven, Kevin Escoffier, Isabelle Joschke, Clarisse Crémer, el finlandés
Hari Huusela, la británica Pip Hare, el italiano Giancarlo Pedote, el paralímpico Damien Séguin, Alexia Barrier, Manuel Cousin o el belga Denis Van Weynbergh,.
Tan interesante para la clase como esta pléyade de nuevos patrones, es la proliferación de nuevos diseñadores de los barcos recién botados o en construcción. Donde hasta ahora todos confiaban en el gabinete PVLP-Verdier, a estos dos (que se han separado y ofrecen propuestas distintas) se añaden Juan Kouyoumdjian y Sam Manuard.
En noviembre tendremos una primera visión del comportamiento de estos nuevos diseños. La Transat Jacques Vabre, con 34 imocas inscritos, será el primer examen para los nuevos barcos, como a las adaptaciones de alerones a los cascos más antiguos.
Si los imocas intentan volar con esos foils, los Ultimes lo hacen casi todo el rato. Y tras ser vetados para participar en la Transat Jacques Vabre —la Imoca se resistió a cederles protagonismo— han contraprogramado esta transatlántica a dos con otra sin escalas de 14.000 millas: Brest-Ciudad del Cabo-Rio de Janeiro-Brest. Se nota que la vela oceánica francesa es hoy por hoy quien goza de más y mejores patrocinios y seguimiento mediático.
TRES NUEVAS VUELTAS AL MUNDO
Pero no es solo cuestión de dinero, sino también de visión estratégica. Y si no, que se lo pregunten a Don McIntyre, que tuvo que refugiarse en Les Sables d’Olonne para dar la salida y la llegada de su Golden Globe Race después de que los puertos británicos le cerraran sus puertas. Pues bien, Les Sables repetirá en la próxima Golden Globe y puede apostar por el nuevo invento de este singular australiano, la Whitbread vintage, que quiere recuperar los barcos y la forma de navegar de los años setenta del siglo pasado.
No es esta la única regata de vuelta al mundo que se acaba de presentar. En pocas semanas, se han conocido otras dos propuestas de circunnavegación por etapas; esta vez, a dos y en barcos de Class 40. La primera, bautizada como Globe40, se prevé para 2021 y parece destinada a aficionados. Su recorrido transcurrirá por lugares poco habituales, como Cabo Verde, la isla Mauricio, Tahití, Ushuaia, Recife y las islas del Caribe.
La segunda propuesta de circunnavegación en Class 40, prevista para 2023, también está dedicada a tripulaciones de dos, pero tiene un recorrido en cuatro etapas. Por su menor duración, se cree que podría interesar sobre todo a los patrones más profesionales de la clase, que sigue creciendo.
España queda un poco al margen de este boom -la excepción es la participación en la Volvo, ahora The Ocean Race y la salida de esta vuelta al mundo en Alicante- y sus mejores navegantes tienen que enrolarse en tripulaciones de primer orden mundial. Todo ello sin olvidar la esperanza de que la Barcelona World Race vuelva a celebrarse a finales de 2022 o principios de 2023.