Emeraude, Argyll, Hallowe´en y Grayling han sido los vencedores en sus respectivas categorías
30 barcos y 300 regatistas confirman la buena salud de la regata, que pretende aumentar la participación en la edición de 2023
Grant Dalton, director del Team New Zealand y organizador de la Copa América, puso el colofón a este evento entregando uno de los premios
La capital catalana se ha puesto, un año más, sus mejores galas para recibir la flota de barcos de vela clásica que cada mes de julio (y ya van XV ediciones) participa en la Regata Puig Vela Clàssica. En esta ocasión, los amantes de la náutica han podido disfrutar de 30 veleros que, junto a 300 tripulantes, han competido en aguas barcelonesas para alzarse con el triunfo en sus respectivas categorías. Con la mirada puesta ya en el 2023, a nadie se le escapa que será un año muy especial teniendo en cuenta que Barcelona acogerá la Copa América el siguiente como destacó Grant Dalton, organizador de la misma, durante la entrega de premios.
La XV edición de la Regata Puig Vela Clàssica Barcelona se recordará por el reencuentro y buen ambiente de la treintena de tripulaciones y resto de participantes que se han dado cita después de unos años algo raros; también el fuerte calor, las condiciones de viento han sido protagonistas de esta edición. La habitual presencia de barcos de vela clasica llegados de Italia, Francia y Mónaco, que planifican su calendario con varios trimestres de antelación, quedó en suspense debido a la incertidumbre sanitaria a finales del pasado año. No obstante, el nivel de la treintena de barcos y sus tripulaciones que compitieron siguió manteniendo idéntica tónica que en años anteriores.
El comité de regatas del Real Club Náutico de Barcelona tuvo que lidiar con una difícil papeleta, pues la alta temperatura de la estancada bolsa de aire cálido en altura impedía los flujos de aire normales que crean la brisa térmica. Pese a programar las salidas a las 13 horas y que todos los partes meteorológicos pronosticaban el habitual viento de Garbí, que tantas alegrías ha dado en estos quince años de la Regata Puig Vela Clàssica en el campo de regatas barcelonés, no terminaba de entrar de modo habitual. Así, solo se levantaba tímida y tardíamente en unas zonas concretas del litoral, dificultando la tarea de establecer los recorridos.
El viento, de la calma a la oportunidad
La primera jornada se optó por un recorrido costero que arrancaba frente al Port Olimpic y, tras un corto tramo de desmarque a barlovento, ponía rumbo a una boya situada en El Masnou. Desde allí la flota de barcos de vela clásica iniciaba el regreso hasta la línea de llegada en Barcelona, con una boya de paso intermedio y una distancia total de 14 millas. La flota partió tras dos salidas, la primera para los Clásicos y la segunda para los Big Boats y época, tanto Cangreja como Bermudianos. Los 7 nudos de viento inicial se fueron apagando a partir de Badalona, acentuándose su caída en la boya de El Masnou, donde la maniobra para virarla dejaba casi parados a los barcos. En el tramo de regreso había que sufrir para ir ganando millas hasta la zona donde se formó un poco de garbí, que finalmente alegró la ceñida con sus 12 nudos de intensidad y sin apenas marejadilla. El italiano Emeraude, de Vittorio Cavazzana, fue el mejor de los Clásicos capaces de finalizar la prueba, imponiéndose al Kahurangi de Pepe de Miguel y al Nerissa de Leonardo García. Finalmente, el Sea Fever de Enrique Curt, con menor eslora, fue capaz de concluir el recorrido y clasificarse en cuarta posición. El irlandés Halowe´en de Micheael Cotter ganó la prueba en Big Boats, y el Grayling (RCN Valencia) de Rafael Carrió, que se estrenaba en la Regata, lo hizo en Época Cangreja. Cuatro fueron los participantes de Época Bermudiana que no agotaron su tiempo límite, y entre ellos resultó vencedor el británico Argyll de Griff Rhys Jones, precediendo al Almarán New York de Manel López, al estadounidense Dione de Hans Alberecht e Islander de Ricardo Albiñana.
¿Calor? Dos tazas. Pero lo bueno se hace esperar
Con más calor que el jueves día 14, la salida se tuvo que aplazar hasta las 14:40 horas, cuando se estableció un Garbí de 7-8 nudos de intensidad, que refrescó en la fase final de la prueba hasta 12 nudos. El Comité de regatas estableció un recorrido de boyas en forma de cuadrilátero, con cinco tramos y 12,5 millas de distancia. De nuevo, no hubo incidentes en las dos salidas ni adelantos al tiro de salida, destacando el inicio del Big Boat Halowe’en que facilitó su victoria del día, y del Clásico Emeraude, mientras el Nerissa y el Sea Fever recuperaban rápidamente su retraso inicial. En la flota de Época Bermudiana el Argyll tomaba la iniciativa de su flota sin oposición y se imponía en la prueba. En su estela, también repetían los resultados del día anterior Almarán New York, Dione e Islander, mientras el Época Cangreja Grayling volvía a ganar y se aseguraba el triunfo de la Regata Puig en su categoría. Entre los Clásicos favoritos, la alternancia de distancias, y, por tanto, de tiempo entre ellos y su consecuencia en la compensación de tiempos, iba provocando el baile de posiciones estimadas. Con su buen hacer y pese a su considerable menor eslora, el Sea Fever se imponía en la prueba del día, seguido por el Emeraude, y a continuación el Kahurangui y el Nerissa, que por este mismo orden se situaban en la clasificación tras sumar las dos pruebas disputadas.
El sábado día 16 todavía hizo más calor, y esta vez ni el Garbí ni otra brisa soplaron frente a las playas de Barcelona. El comité de regatas volvió a aplazar el inicio de la tercera y última prueba del programa, pero a las 15 horas decidió, acertadamente, enviar a la flota de regreso a los pantalanes del Real Club Náutico de Barcelona.
El acto de entrega de premios, con la ovacionada presencia de Grant Dalton, CEO del Team New Zealand y responsable de organizar su defensa de la America’s Cup en Barcelona, puso el colofón de esta 15 Regata Puig Vela Clàssica Barcelona.
LOS CINCO HITOS DE ESTA EDICIÓN
La Regata Puig Vela Clàssica Barcelona cumple 15 años desde la primera edición
Son muchas las experiencias y anécdotas vividas en la Regata Puig a lo largo de sus quince años, durante los cuales han participado los barcos más importante habituales en aguas mediterráneas. Unos logrando mejores clasificaciones que otros, pero todos ellos dejando boquiabiertos a los regatistas por su belleza, singularidad y excelente estado de conservación.
Sería larga la lista tratando de citarlos a todos y, además, con el riesgo de pasar por alto el reconocimiento a alguno de ellos. Acaso por la excepcionalidad que supuso, y estando inmersos en tiempos de America’s Cup, la edición de 2014 marcó un hito al incluir en la Regata Puig del Campeonato del Mundo de 12 Metros, la clase más longeva de todas que han disputado la madre de todas las regatas. Debutaron en la edición disputada en 1956 (Newport, USA), y hasta 1987 en aguas de Fremantlle (Australia) protagonizaron diez ediciones consecutivas.
El palmarés de la Regata Puig es amplio y está lleno de nombres propios, pero algunos han sobresalido a lo largo de estos 15 años. El Alba ha sido el gran protagonista entre los Clásicos, pues en sus trece participaciones ha subido 8 veces al podio, la mitad de ellas en el peldaño más alto. Se ha enfrentado a grandes rivales, como el Yanira, acreedor también de ocho podios con sus dos armadores distintos, o el alicantino Argos y el local Guia, ambos con cinco podios. Los Big Boats han puesto la majestuosidad en mayúsculas en la regata barcelonesa, y entre la saga de los Moonbeam, las 7 victorias y dos terceros puestos del Moonbeam III le convierten en una leyenda de la Puig. En la flota de Época Bermudiano ha sido muy relevante la participación del mallorquín Jordi Cabau, armador de los barcos Mercury y del Sonata, con los que de forma casi alternativa ha levantado siete veces un trofeo en el Real Club Náutico de Barcelona. Los Cangreja Marigan y Marigold se han llevado la palma entre los Época Cangreja, acreedores de cinco podios cada uno de ellos.
Más allá del aspecto deportivo y competitivo, la organización pretende, también, dar a conocer este tipo de regatas entre el público y hacer que sea una referencia anual. Según Jordi Puig, presidente del Real Club Náutico de Barcelona “La calidad de la regata, tanto en el mar como en tierra, siempre ha sido altísima, y esto ha propiciado que la participación internacional siempre haya sido muy importante. Para el club supone una de sus regatas anuales destacadas, que también despierta el interés de la ciudad, gracias al espectáculo que ofrecen estas joyas del mar visibles desde las playas. Cuando mi padre (Enric Puig) creó el evento, tuvo la voluntad de convertirla en una de las citas de barcos clásicos de referencia del Mediterráneo.”
Y ese interés también ha sido despertado, con creces, entre los participantes. Leonardo García, presidente de la AEBEC (Asociación Española de Barcos de Época y Clásicos) y armador del Nerissa, como apasionado y estudioso de la navegación y náutica histórica, hace una valoración positiva, “Solo he faltado a dos ediciones de la Puig Vela Clàssica durante sus quince años. Es una regata muy atractiva, con un buen campo de regatas que casi siempre nos ha ofrecido unas buenas y exigentes condiciones de navegación. La buena organización en el mar es uno de sus valores más apreciados”. Al mismo tiempo, Damián Ribas, anterior comodoro del RCNB, alma máter del despegue de la regata y armador del laureado Alba comenta. “La regata Puig ha conseguido consolidarse sin estar incluida en alguno de los circuitos internacionales de clásicos. Al igual que la regata Saint-Tropez mantenemos nuestra propia identidad. Como participante en todas las ediciones, para mí es más importante que los resultados la destacable camaradería que surge al reunirnos tantos barcos clásicos, muchos de ellos de un prestigio incuestionable”.
Grant Dalton, protagonista invitado de esta edición
La leyenda mundial de la náutica, el neozelandés Grant Dalton, acudió durante la última jornada de la regata al Real Club Náutico de Barcelona. El capitán del Team New Zealand participó en la entrega de premios de la regata Puig Vela Clàssica Barcelona y antes tuvo la ocasión de charlar con Marc Puig, Presidente Ejecutivo de Puig, sobre los valores de este deporte y los desafíos de la organización de la Copa América en 2024 en Barcelona.
Dalton, que es máximo responsable de este evento, afirmó que “con el paso de los días me reafirmo en lo acertado de la decisión” al referirse a la selección de la capital catalana como sede para el mayor acontecimiento de la vela mundial.
El RCNB retoma la iniciativa en el CIM y se alía con la Copa América 2024 en Barcelona
La reciente pandemia ha afectado de modo muy particular a la flota de clásicos que empieza a recuperarse según se avanza en la normalidad. En este sentido, la XV edición de la Puig Vela Clàssica de la mano del Real Club Náutico de Barcelona (RCNB) se ha volcado en la satisfacción del regatista como elemento capital para retomar el esplendor de los clásicos, convencidos de que la simpatía propia de esta regata junto a una excelente organización en el mar, reafirmarán la continuidad de esta cita clave para la pervivencia deportiva de estas regatas en nuestro país.
Desde esta responsabilidad, y conscientes de que en el último periodo la gestión de la flota se estaba haciendo cada día más complicada, el RCNB, club cofundador del Comité Internacional del Mediterráneo (CIM) en 1926, se ha implicado a fondo en la renovación de esta institución. Así, Andrés de León, se ha incorporado a la directiva del CIM como representante del RCNB y de la Federación Española de Vela, asumiendo una de las dos vicepresidencias de la entidad, responsable de las áreas de calendario, eventos y patrocinio, e implicándose igualmente en la gestión del rating de competición que se utiliza en las regatas de este tipo de embarcaciones. El objetivo no es otro que asegurar que se dan las condiciones óptimas técnicas y humanas que garanticen a los clubes organizadores, a los armadores y a sus tripulaciones el terreno de juego más justo dentro del fair play consustancial a “los clásicos”.
En coincidencia con este decidido paso adelante del RCNB dentro del CIM, el club se ha hermanado con el New Zealand Yatch Squadron, club organizador de la Copa América 2024 en Barcelona, cuyo director Grant Dalton participó en la entrega de premios de la XV Puig Vela Clássica.
Ambos clubes son conscientes de que el legado de clásicos de la Copa América debe tener un excelente exponente en Barcelona, siendo el RCNB y la Puig Vela Clàssica el entorno idóneo para ello. La Copa América 2024 integra actividades de diversas categorías de clásicos con embarcaciones de diversos países, recogiendo en particular las clases métricas y, entre otros, los 12M que ya en 2014 celebraron el Campeonato Mundial en el contexto de la Puig Vela Clàssica.
Con este nuevo papel de liderazgo en el CIM y la destacada nueva asociación con la Copa América, el RCNB tiene como objetivo recuperar la brillantez de los clásicos que ya se disfrutó antes de la pandemia, multiplicar su relevancia y asegurar su futuro en Barcelona.
La goleta Sunshine brilla, por vez primera, en la Puig Vela Clàssica
Totalmente fiel a su diseño inicial, elaborado por W. Fife en 1900 y cuyos planos se encontraron en el Museo Marítimo de Escocia, la goleta Sunshine acudió por primera vez a la Puig Vela Clàssica. Esta goleta es la tercera ‘hermana’ construida usando los planos hallados. Las dos primeras, la Sunshine original y “Asthore“, fueron construidas en 1900 y 1902, respectivamente.
La goleta actual, que se empezó a construir a finales de 1999 y fue botada en 2003, mantiene la magia de los diseños de William Fife conocidos por su alta velocidad y exquisita elegancia. Sunshine es un velero de dos mástiles con vela cangreja y posee un interior hecho a mano con teca y palisandro. La fiel reproducción y su estética han logrado que las autoridades de la CIM otorguen a este barco la categoría de yate de regata de época.
Grayling, más de 122 años de historia
Si una palabra define al velero Grayling, esa es, sin duda, historia. Este barco, diseñado por J. F. Clyne y construido por Stone Brightlingsea en 1900 pasó, durante su primer medio siglo de vida, por numerosas manos hasta que en 1954 lo adquirió C. W. R. Winter. Este escritor realizó numerosos cruceros a bordo del Grayling y así quedó reflejado en algunos de sus escritos. Sin embargo, tras este dueño, el barco fue abandonado y lo encontró en el puerto de La Pobla de Farnals, València, su dueño actual, Rafael Carrió, en 2007.
Miembro de la última generación de calafates valencianos, Rafael Carrió rápidamente se puso manos a la obra y recuperó el Grayling, que estaba en un estado de abandono total. Esta tarea, que le llevó cuatro años, fue reconocida y obtuvo el segundo premio al barco mejor restaurado en Inglaterra. Desde entonces, el Grayling es un barco habitual de las regatas clásicas y, por primera vez, compitió en aguas barcelonesas en la Puig Vela Clàssica.