La evidencia de una serie de cambios que podemos ver a simple vista, o comprobar de buena fuente, nos habla de una multitud de efectos a los cuales nosotros, como humanos, podemos adaptarnos, pero miles de especies no.
Texto y fotos: Anna Bozzano
Seguramente este verano no habréis tenido frío al hacer snorkel, ni habréis visto las mismas variedades de siempre. Están cambiando muchas más cosas. El atún rojo, que vive permanentemente en aguas templadas desde el Mediterráneo occidental hasta México, ahora también se pesca en Islandia. El plancton tropical parece estar a punto de empezar un éxodo masivo hacia las zonas temperadas. La circulación del océano Atlántico podría colapsar en cualquier momento. La ballena gris, habitante del Pacífico norte, se avista en Mallorca. Peces globos y escorpiones, típicos del Mar Rojo, se encuentran a gustito en el Mediterráneo y el cangrejo azul de la costa occidental del Atlántico ya nada a sus anchas en nuestras aguas. La tortuga marina Caretta caretta, que suelen nidificar en Grecia o Turquía, ahora lo hacen en el delta del Ebro y en otros puntos de la costa catalana.
¿Qué hay detrás de un plato de pescado?
Gorgonias y corales contra algas simbiantes
Las gorgonias y los corales, esas colonias coloreadas de animalitos anclados al substrato que tanto nos gustan cuando buceamos en zona rocosas o de arrecife, también, representan un hábitat esencial para otras especies. El aumento de la temperatura ha hecho que sus coinquilinas, las algas, se estresen y se vuelvan tóxicas para corales y gorgonias, y estos ¡han decidido expulsarlas! Pero notarán su ausencia pues las algas simbiontes zooxantelas son parte del alimento de corales y gorgonias; sin estas se vuelven descoloridos y mueren pálidos. Las praderas de Posidonia oceánica florecen a destiempo debido a un incremento prolongado de temperatura. Reproducirse a destiempo puede implicar, tanto para plantas como animales, que la nueva generación no tenga alimento suficiente o que aún estén presentes muchos depredadores. Y hablando de reproducción y sexo, la población de la exquisita lubina en un futuro no muy lejano podría estar casi exclusivamente constituida por machos ya que las altas temperaturas desfavorecen el desarrollo de las gónadas femeninas. No hace falta que os explique las consecuencias. Todo está perturbado y más en el Mediterráneo que se calienta un 20% más rápido que la media mundial.
¡Querido humano: SOS. Mi temperatura media bate récords!
Las altas temperaturas no afectan solo los hábitats cerca de la superficie, sino que se transmite a las profundidades donde los ecosistemas son mucho más estables y poco resilientes al cambio. Así que, si las zonas templadas se calientan, las poblaciones de peces migran hacia zonas más temperadas, pero los organismos anclados al suelo mueren, mientras que las especies termófilas proliferan.
En el Mediterráneo, las comunidades marinas se están tropicalizando y se hospedan especies “invasoras” (NdA. un término un tanto antropogénico, yo las llamaría solo exóticas). Actualmente, son 986 especies, de las cuales 126 son peces. Y, como todo está conectado, las aves marinas ya no encuentran su comida habitual porque ha huido a aguas más frías. No son las únicas pescando: a la comunidad de pescadores le pasa exactamente lo mismo. Acostumbrados a capturar ciertas especies, se tienen que reinventar para capturar otras y posicionarlas en el mercado. El ejemplo es el cangrejo azul que, después de colonizar la costa mediterránea española amenazando la pesca artesanal, se comenzó a pescar para la venta. Ahora ha aparecido en las costas italianas y los menús de los restaurantes…
Las olas de calor
Una ola de calor marina es un fenómeno natural puntual y localizado debido a un incremento de la temperatura del mar de 3-5°C durante un periodo relativamente corto, como mínimo de cinco días, aunque puede prolongarse hasta más de un mes.
El problema es que este fenómeno natural ha aumentado su frecuencia e intensidad como consecuencia del efecto del cambio climático. Desde un punto de vista antropogénico, parece extraño que otros organismos no sepan regular su temperatura en tan pocos grados y que su metabolismo se trastoque totalmente si no migran a tiempo. Los humanos, si sube la temperatura, sudamos, el Océano, también… en forma de evaporación de agua, pero en masas enormes.
La energía no se crea ni se destruye, solo se transforma. Desde la época preindustrial la temperatura del planeta ha subido solo 1°C porque el océano ha ido absorbiendo el 90% del calor provocado por los gases de efecto invernadero. ¡Deberíamos darle las gracias por protegernos!
Miles de personas de todo el mundo dedicadas a la investigación científica nos anuncian que el océano se calienta, pierde oxígeno y se vuelve más salado, a tal velocidad que de momento no es posible prever futuros escenarios. La única opción posible conocida es reducir el consumo de combustibles fósiles y seguir las recomendaciones de miles de personas científicas que trabajan para encontrar soluciones.
No es un acto simple, el recoger un residuo del suelo y evitar que llegue al mar, se ha de convertir en un deber. Tenemos el deber de juntar toda la basura que hemos arrojado, inventar nuevas formas de aprovechamiento y que no se nos vuelva a caer nunca nada.