El IV Sail Inn Pro promueve un encuentro que analiza cómo la innovación ayuda al desarrollo del sector
Autor y fotos: Kiku Cusí
¿Cómo se pueden aprovechar los conocimientos que generan las grandes competiciones de vela para la industria? Esta pregunta flotó constantemente sobre el IV Sail Inn Pro, “un punto de encuentro de profesionales de la industria náutica con un enfoque en la innovación para ayudar al desarrollo”, como lo ha definido uno de sus creadores, Urtzi Sagarribay.
Volar sobre el agua, la reimplantación de velas en la marina mercante o la electrificación y el uso del hidrógeno en la propulsión náutica fueron algunos de los temas que una treintena de ponentes —entre ellos algunos con experiencia en America’s Cup y SailGP— expusieron a los cerca de 200 participantes a lo largo de dos jornadas celebradas en Getxo (Vizcaya) y patrocinadas por la Diputación Foral de Vizcaya y el Ayuntamiento de esta ciudad.
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Gonzalo Redondo fue el primero en exponer cómo los conocimientos generados en las campañas de la America’s Cup se trasladan no solo a la alta competición, sino también a la industria náutica en general. En este sentido, cabe señalar que Redondo diseñará una nueva orza para el 470 de Jordi Xammar de los Juegos Olímpicos del próximo año, como ya hiciera para esta competición en Tokio.
Ignacio Castañeda (cinco años en SailGP) explicó cómo las herramientas desarrolladas en la America’s Cup —sus equipos disponen de dinero y tiempo para crearlas y mejorarlas— están beneficiando al conjunto de la industria. En este sentido, puso de relieve que los sistemas de control de vuelo automático y el trimado también automático de las velas rígidas se están extendiendo fuera de la alta competición.
Y estos avances han permitido la reintroducción del uso del viento en la marina profesional. Gracias a las nuevas tecnologías ya hay mercantes que pueden ahorrar hasta el 30% del consumo de energía fósil, como expuso Roberto Bouzas, de Nervión Naval Offshore.
Otro antiguo diseñador de Copa América, Manolo Ruiz de Elvira, expuso sus estudios sobre la utilización de barcos voladores en el transporte de pasajeros. Sin embargo, dejó claro que “un barco volador no siempre es lo más adecuado —aseguró—. Hay que estudiar las distintas alternativas”, que dependerán de la velocidad requerida para su uso, así como el peso y la autonomía, elementos decisivos para decidir el tipo de motorización y también si se opta por un monocasco, un multicasco o un barco volador. La experiencia de los barcos voladores usados en el lago de Annecy (Francia) ha confirmado el incremento del confort que este tipo de embarcaciones aporta a los pasajeros.
Buena parte de estos estudios se realizan gracias a simuladores, muy desarrollados no solo por los equipos de America’s Cup, sino también por los de Fórmula 1, como puso de relieve Joseph Ozonne, que actualmente trabaja en el equipo Alinghi y colabora con los ingenieros de F1 de Red Bull.
El IV Sail Inn Pro no dejó de lado la sostenibilidad de la industria náutica, tanto en lo que se refiere a los procesos como a los productos finales. Tras compartir la experiencia de 11th Hour Racing, de la mano de Amy Munro, Axel de la Hidalga, de Sarch Composites, resaltó que no siempre la opción teóricamente más verde es la más ecológica. “El yute no es válido para todo, sino solo aconsejable para las partes del barco que no requieren tanta resistencia”. De lo contrario, la durabilidad de los barcos puede quedar comprometida y, a la larga, estos productos podrían ser más contaminantes.
“La fiabilidad es lo primero”, aseguró en este sentido Enrique Castellanos, de Lasai. Esta empresa, que ha encontrado un nicho de mercado en pequeñas embarcaciones de motor eléctrico destinadas a los lagos de distintos países europeos que no permiten motores de combustión en sus aguas.
La parte final del IV Sail Inn Pro analizó cómo mejorar la experiencia de los usuarios, especialmente en el uso de los puertos deportivos, de la mano del presidente de ANEN, Jordi Carrasco.