Solaris One 44, Gran Turismo refinado

El astillero italiano SeRiGi apuesta por la exclusividad, el diseño refinado y la conducta deportiva en su nueva gama. Para su reciente 44 pies ha optado por encargar el diseño a Javier Soto, autor de los pura sangre más avanzados. TEXTO Y FOTOS: CARLOS SERRA

 

 

Navegamos a bordo del nuevo Solaris One 44, de carena diseñada por Javier Soto, en una mañana soleada con viento medio y algo de mar de leva ante las costas de la comarca del Maresme, al norte de Barcelona. Eran condiciones ligeras pero ideales para paladear las cualidades de un velero que se quiere, ante todo, refinado y técnico.
No nos sorprendió su capacidad de respuesta al timón ni la finura con que se movía entre las masas de agua algo desordenadas. Tampoco nos extrañó verle rápido, sensible a los reglajes y amigo del timonel, que recibía en sus dedos y en sus pies tanta información como podía desear. 

Hay cascos modernos que se convierten en una incógnita para todo el que no sea un navegante olímpico. El Solaris de Soto es todo lo contrario: obediente, buen caminador, capaz de quejarse cuando hay demasiada presión en la mayor y muy claro a la hora de mostrar el raíl donde la proa y la velocidad combinan sus mejores datos. 

Fácil pues y ágil como un velero mucho más ligero, el 44 mostraba un movimiento abrupto típico de las carenas angulosas y se mantenía rápido sin parar ante el oleaje: le gustaba andar rápido.
Ancho de popa y capaz de apoyarse en su pantoque sin perder simetría, pareció suficientemente dotado de estabilidad y más que controlado por su generosa pala de timón.
Nos hubiese gustado verle con más viento para confirmar estas apreciaciones. Podemos después de nuestra experiencia hablar con propiedad de su capacidad para remontar el viento y virar en menos de 80 grados. También nos agradó su habilidad para mantener la velocidad al perder presión cuando abríamos las escotas, rumbo en el que una carena rápida pero penalizada por el peso de la acomodación puede sufrir.

 

Acomodación lujosa

Hablando de lo que ofrece El Solaris One 44 en su interior: la versión probada ofrecía la configuración estándar con dos camarotes de popa extendidos bajo la bañera y un tercer camarote, destinado al armador, en proa.
Este último espacio acoge una gran cama doble central con cabezal orientado a proa cuya amplitud se debe a la existencia de un pique de velas, accesible desde cubierta, muy práctico y diríamos que imprescindible en un velero esta filosofía y eslora. Al contar con buen armario y baño propio dotado de ducha, este camarote alcanza todos los lujos deseables.
La disposición citada incluye el ya clásico salón central que en este Solaris alcanza grandes dimensiones y una luminosidad y elegancia encomiables. Se ven en él unos bancos bien estructurados, muy accesibles y cómodos, rodeados de estantes de excelente ebanistería que dan todavía más empaque al conjunto.

 

El sofá de estribor queda cortado para dar espacio a un pupitre de navegación que cuenta con un banco propio y permite trabajar en la posición tradicional, mirando hacia proa. Tras él se encuentra el recinto del baño de invitados.

En la banda opuesta al baño hay un mostrador de cocina en forma de L que se ve también muy cuidado, con su fogón de gran calidad y su plataforma de trabajo en piedra sintética. Taquillas, cajones y buenos espacios han sido convenientemente repartidos por el diseño efectivo del astillero. generosidad de espacio ayudada por las formas de la carena, ancha en popa y de pantoque bajo con bordas muy verticales. Tanto la iluminación provista por los portillos como la bien pensada estructura de los muebles, inspirada en el minimalismo, dan un ambiente elegante y de vida fácil en el mar. Merece mención la cuidada ebanistería que se aprecia en todos los rincones, con marcos laminados o macizos, tiradores y soportes metálicos de alta calidad, y acabados de madera de primera. Destacan la factura de la mesa del salón, cuya geometría variable le da doble valor y comodidad, y las taquillas de acabado lacado en blanco con bisel y formas de cuña en la mesa de cartas y la partición de la cocina. Todo ello contribuye a la impresión de producto de lujo que produce el barco: no solamente es bello, sino que va desgranando detalles cuidados que se encuentran tanto a la vista como en los rincones escondidos.

 

Elegancia exterior

La misma idea de minimalismo bien aprovechado impera en la cubierta. Su regala amplia e integrada en el laminado del casco es el primer factor de elegancia, que se ve complementado por la estudiada brusca de la cubierta y el encaje perfecto de la caseta, de líneas puras y proporciones justas. El tejadillo forrado de teca deja medio a la vista una fogonadura donde los reenvíos surgen solo a medias, y da paso a un rompeaguas de mínima dimensión con una excelente consola de instrumentos.
Las brazolas prosiguen hacia atrás con sus formas discretas y acogen dos plataformas de winches antes de desaparecer ante los puestos de timonel. La bañera tiene bancos separados que permiten la presencia de una mesa muy práctica y elegante, con soporte de plotter en su cara posterior.
La zona de timones presenta dos pedestales de formas muy simples y una excelente plataforma, con una sección más elevada que acoge el cofre o lazareto de popa. Este es accesible también mediante un portón creado en el centro del espejo, de estética y funcionalidad incuestionables.

Maniobra

El diseño simple pero muy estudiado de la cubierta logra combinar la maniobra más eficaz en competición entre boyas con la comodidad en crucero. Las ruedas de timón tienen excelente diámetro y permiten muy buenas posiciones, ya sea de pie o sentados en la plataforma de cubierta exterior. La barra de escota de mayor da un excelente control de esta vela. Los winches son accesibles y la circulación, pese a la mesa, es rápida, con numerosos controles bien dispuestos en la brazola o el piano. Se echa en falta algún punto de agarre, pero la limpieza de formas exige esa desnudez.

El mástil esta apoyado en la quilla y tiene una fogonadura eficaz. Le vimos un brío y una versatilidad excelentes para el plano vélico propuesto por Soto, dotado de una mayor muy generosa pero con triángulo de proa también potente. Los obenques en la banda cuentan con unos cadenotes laminados de gran calidad e impacto estético. Las escotillas rasantes, los candeleros embutidos en la regala y los raíles pegados a la línea de caseta depuran todavía más la silueta y ofrecen una estampa impecable a este velero que dará muchas alegrías, tanto deportivas como familiares, a sus propietarios. Lo mismo ocurre con el enrollador montado en el interior del pozo de fondeo, de dimensiones generosas. Un escobén largo, desmontable si así se desea, aleja el ancla y la cadena de la proa de roda vertical.

 

Construcción

El estratificado reforzado con sándwich que forma el casco del Solaris One 44 da  impresión de gran rigidez sin penalizar el peso. Dos mamparos principales han sido realizados en composite para también así ahorrar kilos. La cubierta usa sándwich de
espuma con refuerzos de contrachapado marino. La quilla está compuesta de un ala de fundición y un bulbo de plomo y antimonio.

Los acabados son, como ya hemos ido desgranando a lo largo de estas líneas, de primera categoría. La carpintería está pensada para permitir el acceso a todos los rincones, además de mostrar una calidad artesana muy encomiable. Los fondos planos que se descubren al alzar las panas de suelo muestran una retícula pero están comunicados y son fáciles de limpiar. La instalación de motor y su insonorización es irreprochable, así como todos los detalles de fontanería y electricidad que pudimos descubrir. No es exagerado, pues, calificar esta nueva aventura del astillero SeRiGi como un excelente ejemplo de barco de lujo, exclusivo y bien hecho, a la altura de las pretensiones y precio que presenta.

 

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