Cuando una embarcación propulsada a vela monta una maniobra para foques autovirantes simplifica mucho la maniobra, pero pierde muchas opciones de reglaje de la vela de proa.
El control de la baluma se lleva únicamente desde la tensión de la propia escota al no existir posibilidad de reglaje independiente.
Autor: Albert Puerto
Con vistas a mejorar el trimado del foque este tipo de velas cuentan con un puño de escota especial, que consiste en una tabla con tres o cuatro posibilidades de engrilletado de la escota. De esta manera se llegan a tener hasta cuatro formas de baluma distintas. Al ser posiciones fijas obliga al patrón a acertar con la posición óptima pues el reglaje una vez portando ya no es posible.
En principio, si el día se presenta suave y ventolinero se aconseja una posición que cierre más baluma. Para días ventosos todo lo contrario, es decir, una posición que permita abrir la baluma y vaciar el foque por arriba evitando el clásico derrame en la mayor.
El foque autovirante simplifica mucho la maniobra, pero nos hace perder muchas opciones de reglaje.
Si se pretende variar el arraigo de la escota navegando se puede optar por arriar o enrollar el foque y variar el punto de tiro o por montar una escota volante tipo barber. Descargando la tensión de la escota buena sobre la volante se podrá cambiar de ollao el arraigo, para luego volver a la situación normal.
Si se opta por el método de la escota volante, se debe ser muy riguroso con el dimensionado del acastillaje a utilizar para montar esta nueva escota. Como mínimo tendrá que ser del mismo rango que el acastillaje que trabaja normalmente, así que no sirve cualquier pasteca.
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