Este martes fue la botadura oficial en la preciosa base del equipo en el corazón del Port Vell, con Chiara Bertarelli, hija de Ernesto, rompiendo la botella en la cubierta de proa y dando nombre al barco que toda Suiza espera que recupere viejas glorias y gane la Louis Vuitton 37ª America’s Cup en Barcelona este año.
Al son de ‘Don’t Stop’ de los Red Hot Chilli Peppers (la canción del equipo), la familia del Alinghi Red Bull Racing se reunió para celebrar la primera botadura y otro hito en su trayectoria.
El codirector general Silvio Arrivabene dio la bienvenida a todos: “Cuando lanzamos BoatZero hace más de un año, ni siquiera podíamos ver la cima. Ahora estamos en el último campamento y vamos a por la cumbre”. Palabras acertadas. La curva de aprendizaje del equipo ha sido vertical pero lógica, con grandes decisiones tomadas por el camino y una verdadera intensidad en todo lo que hacen. El diseño resultante dice mucho del programa en su conjunto.
No lo dudes, se trata de una belleza de Marcelino Botín y su equipo de diseño, que han trabajado con muchas facetas del establo deportivo de Red Bull, incluyendo Red Bull Advanced Technologies, para lograr un paquete global que parece rápido y un poco diferente de los diseños progresivos que hemos visto de Emirates Team New Zealand y Luna Rossa Prada Pirelli. Los ojos se ven atraídos por los detalles de todo el barco, pero engañadoS por la bañera recortada que tiene el claro efecto de acortar la eslora y hacerlo parecer ligero y ágil. Parece una embarcación que merece que la expriman a fondo en regatas, y sin duda ése será su destino en los próximos meses.
Los detalles están por todas partes, de proa a popa. La pronunciada aleta de ataque, como la que hemos visto antes en los diseños IMOCA y VO70, se extiende inmediatamente y de forma pronunciada desde la proa y da inicio a un perfil de obra viva que grita vuelo rápido, con una fina línea de quilla que se ensancha hasta un radio considerable en el espejo de popa y que es la única intersección cuando el barco se desplaza a vela. En la cubierta de proa, las protuberancias que formarán un túnel o quizás incluso un efecto “Venturi” para el foque son notablemente perceptibles a la luz del día y conducen lógicamente a una proa de perfil bajo que lleva de nuevo a la super-aero cabina.
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