Los salvavidas hinchables han evolucionado notablemente en los últimos años. Aunque los chalecos salvavidas cumplan con las homologaciones pertinentes, han ido cediendo ante los modelos hinchables, más seguros y, sobre todo, más prácticos en cuanto a su utilización. A. BREL
Las regatas de altura han sido una contribución importante al diseño y la innovación en los más recientes modelos de chalecos hinchables, mejorando de forma importante el aspecto de seguridad y ergonomía. El mercado ofrece actualmente muchos modelos, pero convendrá conocer cuáles deben ser los requisitos básicos que deben cumplir este tipo de productos de los que puede depender nuestra vida.
Los materiales
Un salvavidas está sometido, dependiendo del uso que se haga, a distintas agresiones. Pero, en todo caso, es un producto de seguridad que debe ser resistente a las radiaciones UV, al agua de mar y a las altas temperaturas. También son aspectos importantes, la resistencia a la corrosión, a la abrasión y a los hidrocarburos. Para esto hay modelos con una cubierta externa de poliéster que ofrecen una mayor versatilidad, de poliuretano recubierto de poliamida para los de mayor resistencia o con el cien por cien de poliéster recubierto de PVC para los modelos de uso más intensivo. Para las cintas o correas se emplea tejido resistente de polipropileno, o de poliéster para los que integran arnés.
La función de un salvavidas
La función principal de un chaleco salvavidas, cuando cuenta con un arnés, es la de evitar que el navegante caiga al agua. En el caso de que fuera a parar al agua (hundimiento del barco, accidente, etc.), el salvavidas debe asegurar la flotabilidad de la persona sin que quede boca abajo, mantener sus vías respiratorias fuera del agua y permitir la identificación para facilitar las tareas de los equipos de rescate. Aquí es donde reside la diferencia entre una ayuda a la flotabilidad y un chaleco salvavidas.
Una ayuda a la flotabilidad es un equipo que solamente permite su uso en aguas abrigadas. Ofrece una flotabilidad suficiente para mantener a la persona a flote, pero no evita que se quede boca abajo. Un chaleco pensado para el mar tiene que asegurar que la persona quede siempre con la cabeza fuera del agua. El tiempo que tarde en hincharse dependerá del tipo de chaleco.
La normativa
Los chalecos salvavidas se clasifican en función de su flotabilidad, que se expresa en Newtons. Los de 50 N están destinados a las actividades de playa (no aseguran que la persona quede boca arriba); los de 100 N están pensados para la navegación costera y aseguran que la persona quede con la cabeza fuera del agua en 10 segundos; y los de 150 N, son para navegación de altura, y lo hacen en 5 segundos.
Estas cifras, 50 N, 100 N y 150 N, deben figurar en el chaleco, así como la indicación CE EN-395 o EN-396. Pero cuidado, la flotabilidad real exigida depende del peso de la persona que lo lleva. Por ejemplo, para un 100 N esta flotabilidad correspondería a una persona de 70 kilos o más, y para una persona de 30 a 50 kilos, la flotabilidad es de 60 N. En otras palabras, esto significa que para una categoría determinada de chaleco, según el peso de la persona, la flotabilidad es variable. El tiempo establecido para darse la vuelta con la cabeza fuera del agua, es indicativo. Hay que señalar que para los niños de menos de 30 kilos la flotabilidad es siempre de 100 N, ya que asegura que quede derecho en el agua, y debe disponer de un sistema de localización y de izado.
Los sistemas de hinchado
El hinchado se puede llevar a cabo de tres maneras: bucal, manual o de modo automático. Todos los chalecos tiene un sistema de hinchado bucal. El manual se realiza con la ayuda de un tirador que acciona el percutor de la botella de gas que hincha el chaleco. En cuanto al automático éste se dispara al entrar en contacto con el agua. Esta acción la efectúa una pastilla de sales que se disuelven en contacto con el agua y liberan el percutor, o bien mediante un sistema hidrostático. Esta última función se debe al efecto de la presión del agua que actúa sobre una membrana que dispara el percutor. Cuando el náufrago se hunde en el agua, la presión aumenta, la membrana deja pasar el agua y el chaleco se hincha automáticamente. Una de las ventajas de este último sistema hidrostático es que no se dispara accidentalmente con los rociones de mar. Pero atención, hay ciertos límites, como por ejemplo cuando se llevan trajes de gua que garantizan la flotabilidad. En este caso la persona queda rápidamente flotando sobre su espalda y la presión no es suficiente para activar este tipo de sistema, o lo retrasa. En este caso, la solución requiere utilizar el sistema manual o bucal de que disponen todos los chalecos. Sea como sea, cuando salta al agua o cae al mar, la solapa hidrostática se dispara sin problemas.
Comprobación y mantenimiento
En la actualidad no existe ninguna reglamentación para la revisión de los chalecos. El usuario debe, pues, verificar personalmente el sistema de hinchado y el conjunto del chaleco. Los puntos a revisar aparte del sistema de hinchado automático, son la boquilla exterior, las cámaras, las cinchas, las hebillas de ajuste, el silbato y las tiras reflectantes. Para ello es suficiente un examen visual. Basta comprobar el buen estado general y observar si hay algún defecto que pueda afectar al funcionamiento del chaleco, como puede ser una cámara pinchada.
Respecto al sistema de hinchado el tema es más delicado. De entrada, hay que asegurarse de que la botella de gas esté llena, no esté picada u oxidada, y de que esté bien enroscada. En los modelos con pastillas de sales, ésta debe estar limpia y entera. Si falta sal o se ha descompuesto, hay que sustituirla.
Los sistemas hidrostáticos tienen, en principio, fecha de caducidad. Los chalecos equipados con un cabezal automático Pro-Sensor (Plastimo) tienen un testigo verde o rojo que hacen muy fácil ver si está en condiciones. Las marcas recomiendan una revisión en fábrica o realizada por un concesionario oficial cada dos años. Este comprobará el estado general del chaleco, lo hinchará manualmente, sin utilizar la botella de gas, se asegurará de la estanqueidad y comprobará el sistema de hinchado (botella, percutor, pastillas de sales o sistema hidrostático).
Todo esto debería poder hacerlo un navegante de recreo, pero lo único delicado es la carga de gas. Si no presenta signo externo alguno de deterioro, como por ejemplo óxido, hay que pesarla con precisión: una de 100 N pesará 24 g; la de 150 N, 33 g; y la de 275 N, 60 g. A modo indicativo, un percutor hidrostático Hammar debe sustituirse cada cuatro o cinco años.
Una cabeza de percusión con sales es más delicada. Si el chaleco va estibado en un lugar seco, no tiene por qué degradarse; si está en un lugar húmedo hay riesgo de que las sales des descompongan, lo que conlleva con frecuencia de que se observe corrosión en la botella. Si fuera así, hay que reemplazarlo.
En los chalecos de disparo manual, basta con comprobar la botella de gas y la cabeza del percutor.
Hinchable o no
Aunque el típico chaleco naranja de espuma esté perdiendo mercado en favor de la nueva generación de hinchables, sigue estando presente en muchas embarcaciones. Si nos centramos en la normativa un chaleco debe corresponder a la categoría de navegación del barco. Un chaleco es un equipo que siempre se lleva encima del traje de aguas. Antes de comprarlo hay que comprobar que nuestro peso esté acorde con la horquilla indicada en la etiqueta, que sea de la talla adecuada y probárselo. Hay que ponérselo ajustado sin que impida los movimientos libremente. Para la tripulación hay que tener a bordo tallas estándar. Para los niños pequeños se aconseja el chaleco tradicional, ya que asegura una mejor protección en caso de golpe y una buena protección térmica.
¿Qué recomienda el profesional?
Para responder a esta pregunta, nos hemos dirigido a Plastimo que uno de los principales fabricantes europeos. Según esta firma francesa, un chaleco debe escogerse pensando en la navegación y su morfología. Hace unos años los chalecos tenían una forma estándar, pero actualmente están entallados en función de la actividad que se practique. En el caso de este fabricante la gama dispone de cinco grupos: Pocket, Evo, Quickfit, Pilot, SL.
El Pocket es un modelo de disparo manual y está metido en una bolsa de forma alargada. Se aconseja para la práctica de deportes como el surf, windsurf, y también para los de recreo a quienes no les guste llevar un chaleco tradicional, y a los que practican una actividad de playa, cerca del agua.
El EVO está pensado para una navegación de crucero frecuente. Su diseño corto, de forma ergonómica redondeada, no impide el movimiento y facilita su colocación.
El Quickfit se aconseja para el crucero familiar u ocasional. Para que resulte más cómodo, la bolsa exterior es plana y la doble cincha dorsal permite echar le cuello hacia atrás.
Los Pilot, de los que existen cuatro modelos, están destinados a un uso intensivo. El Pilot 165 es corto y abierto hacia los lados del tórax; y la cincha dorsal mantiene le chaleco hinchado sin que se desplace.
El Pilot Race se recomienda para los regatistas. El Pilot IOR combina el chaleco hinchable con una pértiga de señalización integrada en el flotador. Por su parte el Pilot 275 se destina a usos profesionales y, finalmente, el SL, presentado recientemente, se destina a la navegación de altura. Se coloca como una chaqueta con cierre por cremallera. Salvo el Pocket y el Quickfit, que son de 150 N, todos los demás modelos, aunque estén en la categoría 150 N tiene una flotabilidad de 165 N e incluso de 180 N, como es el caso del SL, y de 275 N para el Pilot 275.
Accesorios útiles
No todos los chalecos vienen con las cinchas de la entrepierna y el dorsal. Estos dos accesorios son indispensables para la seguridad. Para ser socorrido hay que ser visto, y la solución es dotarse de un sistema de flash automático, que se dispare en contacto con el agua.
Conclusiones
La seguridad no tiene precio. No duce en sustituir su viejo chaleco, aunque esté homologado, por otro hinchable de última generación. Y recuerde que un chaleco es como un traje: uno debe probárselo lo antes de comprarlo y elegirlo dependiendo de su actividad en el mar.
Normativa de chalecos salvavidas en España
Según la Orden FOM/1144/2003, de 28 de abril, por la que se regulan los equipos de seguridad, salvamento, contra incendios, navegación y prevención de vertidos por aguas sucias, que deben llevar a bordo las embarcaciones de recreo. En el Capítulo II, Elementos de salvamento, Artículo 7, Los chalecos salvavidas quedan regulados de la siguiente forma:
1. Las embarcaciones que naveguen en la Zona 1 llevarán como mínimo un chaleco salvavidas por persona autorizada, más un 10% del total.
2. Las embarcaciones que naveguen en las Zonas 2 a 7 llevarán como mínimo un chaleco salvavidas por persona autorizada.
3. Se proveerán chalecos salvavidas para el 100% de niños a bordo.
4. Los chalecos salvavidas inflables serán revisados anualmente en una Estación de servicio autorizada.
5. Los chalecos salvavidas podrán ser de tipo:
a) SOLAS, homologado por la Dirección General de la Marina Mercante.
b) SOLAS, homologado por un organismo notificado con la marca de rueda de timón de acuerdo con el Real Decreto 809/1999, de 14 de mayo.
c) «CE», homologado por un organismo notificado de acuerdo con el Real Decreto 1407/1992, de 20 de noviembre, por el que se regulan las condiciones para la comercialización y libre circulación intracomunitaria de los equipos de protección individual.
6. La flotabilidad requerida en los chalecos de marcado «CE», se indica en el cuadro resumen que figura en el artículo siguiente.
ELEMENTO | ZONA DE NAVEGACIÓN
1 |
ZONA DE NAVEGACIÓN
2 |
ZONA DE NAVEGACIÓN
3 |
ZONA DE NAVEGACIÓN
4 |
ZONA DE NAVEGACIÓN
5, 6, 7 |
CHALECOS SALVAVIDAS | 110% personas SOLAS o CE
(275 N) (1) |
100% personas SOLAS o CE
(150 N) (2) |
100% Personas SOLAS o CE
(150 N) (2) |
100% personas SOLAS o CE
(150 N) (2) |
100% personas SOLAS o CE
(100 N) (3) |
(1) Chaleco «CE»: flotabilidad mínima requerida según norma UNE-EN 399:1995.
(2) Chaleco «CE»: flotabilidad mínima requerida según norma UNE-EN 396:1995.
(3) Chaleco «CE»: flotabilidad mínima requerida según norma UNE-EN 395:1995.
Zonas de navegación
A) Zona de navegación Oceánica.
Le corresponde la siguiente Zona:
Zona «1». Zona de navegación ilimitada.
B) Zona de navegación en Alta Mar.
Comprende las siguientes Zonas de navegación:
Zona «2». Navegación en la zona comprendida entre la costa y la línea paralela a la misma trazada a 60 millas.
Zona «3». Navegación en la zona comprendida entre la costa y la línea paralela a la misma trazada a 25 millas.
C) Zona de navegación en aguas costeras.
Comprende las siguientes Zonas de navegación:
Zona «4». Navegación en la zona comprendida entre la costa y la línea paralela a la misma trazada a 12 millas.
Zona «5». Navegación en la cual la embarcación no se aleje más de 5 millas de un abrigo o playa accesible.
Zona «6». Navegación en la cual la embarcación no se aleje más de 2 millas de un abrigo o playa accesible.
D) Zona de navegación en aguas protegidas.
Le corresponde la siguiente Zona:
Zona «7». Navegación en aguas costeras protegidas, puertos, radas, rías, bahías abrigadas y aguas protegidas en general.