Indispensable en la mayoría de las esloras, el molinete representa una ayuda inestimable para el fondeo. En vela o motor, la mayoría de las esloras pueden disponer de este indispensable equipo del que debemos conocer varias de sus particularidades, como la potencia adecuada, el modelo que mejor conviene, o qué tipo se adapta mejor. ALBERT BREL
Ya sea en una motora o en un velero, el molinete de fondeo se justifica desde el momento en que uno está obligado a fondear con frecuencia. ¿A partir de qué eslora? De hecho la talla no entra en los cálculos. No es que por el hecho de tener un barco de cinco metros con el que se fondea con frecuencia uno deba resignarse a fondear a mano. Es una operación que no siempre resulta sencilla, y que puede ser imposible en determinadas circunstancias (ancla enrocada, liada con otro fondeo, etc….). El molinete no lo hace todo, pero es una ayuda importante.
El molinete manual
Es frecuente que en los barcos sin motor intraborda suela preferirse un modelo manual. En este caso, dispondremos de una fuerza de leva de 200 kg, que de hecho ya es superior a la fuerza de un tripulante. Su único punto débil es la lentitud de izado. En promedio, se cuenta una ida y vuelta de palanca cada dos segundos, lo que representa, en función del diámetro del barbotén, 5 mm de cadena remontada. Imaginemos 30 metros de cadena: esto representa 6 minutos. En la práctica, se utiliza el molinete manual para controlar el descenso de la cadena y para desenganchar el ancla y remontarla los primeros metros. Tras ello, el esfuerzo a realizar es menos importante y se puede considerar seguir con el izado a mano.
Molinete eléctrico: un gran consumidor
Existen dos grupos de molinetes motorizados, los eléctricos y los hidráulicos (barcos grandes) y, esto, en múltiples presentaciones: con barbotén horizontal o vertical, con o sin un tambor (cabirón) para cabo. En los modelos verticales, cuando hay tambor de cabo, está encima del barbotén; en los horizontales, puede estar a un lado o a otro del mismo.
El modelo que mejor se adapta
Esta pregunta puede plantearse cuando se compra un barco nuevo y el molinete es opcional. De serie suele ser vertical. Si tiene la posibilidad de elegir, lo mejor es elegir uno horizontal. En un barco que no lleva molinete, la elección de uno vertical plantear más problemas. El primero de ellos es su colocación, ya que debe estar sobre cubierta, con el motor de engranaje bajo ella. Si es posible emplazarlo encima del cofre de anclas, el motor se colocará en este último. El segundo problema es que no es un lugar estanco. Hay que prever la instalación de una caja estanca para el motor.
Tercer problema: si encuentra encima de la cabina de proa, lo que con frecuencia es el caso, las molestias del motor y de su cableado crean más dificultades.
Y último punto: para un funcionamiento óptimo, la cadena debe dar la vuelta al barbotén y caer vertical en el pozo de fondeo.
Todos estos inconvenientes de instalación hacen que este modelo, en la mayoría de los casos, se reserve al montaje en astillero. Por lo que respecta al molinete horizontal, aunque la instalación es delicada, presenta muchos menos problemas.
Antes de la compra
Antes de plantearse la compra de un molinete, hay que comprobar algunos puntos.
Los primeros son de tipo eléctrico. Un molinete es un gran consumidor y, en consecuencia, el alternador debe poder compensar, aunque sea solo parcialmente, el consumo. Debe ser como mínimo de 50 amperios.
También cuenta la capacidad de las baterías y su tecnología. No se recomienda una capacidad inferior a 75 Ah. En cuanto a la tecnología, debe ser la misma que la de una batería de arranque con capacidad para aceptar una descarga punta elevada. Este tipo de baterías se usan generalmente para el motor de arranque y para la hélice de proa. A tenor de los progresos realizados en este tipo de baterías, se encuentran baterías de poca capacidad (45-60 Ah) y de tamaño reducido capaces de proporcionar una corriente punta importante, como los modelos AGM espirales. Hay que pensar en la protección eléctrica (fusible o disyuntor) y en el mando del molinete.
Podemos contemplar cuatro soluciones que pueden combinarse entre sí: el mando con los pies, el mando manual, el mando con cable y el electrónico.
El cableado: puesto que el molinete es un gran consumidor de corriente (puede llegar a los 100 A de punta) el cable a utilizar debe, dependiendo de su longitud, tener un diámetro de entre 35 y 75 mm².
El segundo punto se refiere al precio; en la práctica, cuando uno se plantea la compra de un molinete hay que pensar en todos los accesorios indispensables ya que su coste no es precisamente bajo.
El tercer punto, si desea un tambor además del barbotén, puede ser como hemos dicho, del mismo lado o al otro, a derecha o a izquierda. En principio, cuando el molinete está sobre cubierta, tenerlos del mismo lado facilita pasar de cabo a cadena en fondeos mixtos.
El último punto, cuando el molinete está en el pozo de fondeo, es que hay que tener en cuenta el emplazamiento reservado a la fijación del molinete y la tapa del cofre. Cuando el molinete tiene el tambor a la izquierda (opuesto al barbotén) para alinear el eje del barbotén con el eje del pescante, hay que desplazar el molinete hacia la izquierda, y aquí, con frecuencia el tambor se encuentra bajo cubierta, con lo que es inutilizable. Hay que pensar también en la palanca de mando manual que debe poder accionarse libremente.
Todos estos puntos deben comprobarse antes de la compra.
La instalación
Cuando ya hemos decidido el modelo que nos conviene, hay que instalarlo mecánicamente y pasar el cableado eléctrico. De entrada, la alineación roldana-molinete para evitar la fricción y optimizar el paso a nivel del estay o del enrollador. Para hacerlo, se estira un cabito entre el barbotén y la roldana. La distancia entre la roldana y el ángulo de ataque del barbotén debe ser como mínimo de un metro para lograr un buen enrollado sobre el barbotén. Después, el molinete debe colocarse en la parte más horizontal posible, aunque se tolera un ángulo de pocos grados. A partir de aquí hay que recuperar la brusca de la cubierta (calzo de madera, poliéster, etc…).
La cadena puede tener un ángulo máximo de 15° (pescante o roldana-barbotén) y debe dar media vuelta sobre el barbotén antes de pasar por el escobén situado a plomo bajo este último. Además, la cadena debe poder caer libremente por gravedad en el cofre de fondeo. Lo ideal es que esta sea lo suficientemente profundo para que la cadena se encaje en su fondo, lista para volver a salir sin bloquearse.
Desgraciadamente, en muchos barcos, las dimensiones del pozo de fondeo obligan a un tripulante, cuando se levanta la cadena, a empujarla con un bichero para evitar el bloqueo. Finalmente solo hay que perforar sirviéndose de la plantilla de cartón que proporciona la marca y fijar el molinete.
Con un molinete vertical el montaje es prácticamente el mismo pero más delicado puesto que el motor está sobre cubierta. La cadena debe dar una vuelta sobre el barbotén, pasar por el escobén y caer verticalmente en el pozo de fondeo. Puede ocurrir que se trabe a nivel del barbotén y, con frecuencia, no cae por sí misma por lo que un tripulante debe guiarla. Queda la fijación. Hay que tener en cuenta el gran esfuerzo que se genera al levar el ancla. Cuando está en cubierta (molinete horizontal) hay que prever el montaje de una placa de refuerzo. Si es vertical, es más complicado ya que entonces el tiro sobre la cubierta da lugar a un punto débil. Es aconsejable montar una contraplaca relativamente grande de manera que se repartan bien los esfuerzos.
Para asegurar la rotación (izado-descenso, el molinete está equipado eléctricamente con relés. Existen modelos de molinete con salida de dos o tres hilos. Estos hilos están conectados a al relé por un cable grueso (35 mm²) al que le llega la alimentación (cable grueso de 35 a 50 mm² dependiendo de la longitud) y el mando con cable, interruptor o sistema electrónico de mando sin hilos). La línea entre la batería y el molinete debe estar protegida por un fusible o un disyuntor más seguro, ya que en caso de cortocircuito, se pueda volver a conectar fácilmente. Si el barco equipa un propulsor de proa, podemos utilizar su línea de alimentación, puesto que los dos equipos no se usan nunca al mismo tiempo.
Volvamos a la compra. Los más sencillos son los interruptores de pie. Colocados cerca del molinete, permiten vigilar la operación de fondeo o izado. El mando con cable ofrece más posibilidades. Uno puede desplazarse por cubierta y, con frecuencia, está equipada de contador de cadena. El telecomando sin hilos ofrece libertad total, ya que incluso podemos estar en el anexo para comprobar que la cadena sube correctamente.
El mando desde la bañera plantea algunos problemas. Mientras que va bien para largar cadena, ocurre todo lo contrario al recogerla. Podemos quedarnos a merced de un eslabón de cadena que se bloquea en el escoben, de un apelotonamiento o un nudo de la cadena en el cofre, etc… En la práctica, sea cual sea el sistema elegido, es fundamental que una persona vigile desde el balcón de proa el correcto desarrollo de la maniobra.
El buen uso del molinete
El molinete es un gran consumidor de corriente. Por ello, hay que arrancar el motor, darle tensión, colocar la cadena en el barbotén y, en caso de viento o corriente colocarse a pique del fondeo ayudándose del motor mientras se cobra cadena accionando el molinete.
Durante toda la maniobra de recuperación de cadena hay que comprobar tres puntos: que el barco esté aproado con la línea de fondeo para evitar el rozamiento a nivel del barbotén, no sobrepasar el fondeo y que la cadena quede bien colocada en el pozo de anclas. Este último punto es muy importante. Los pozos de fondeo no siempre están bien dimensionados en función de la longitud de la cadena. Hay que pensar también, una vez fondeados y para evitar los esfuerzos sobre el molinete, en retirar la cadena del barbotén. La solución es utilizar un gancho o un seguro a modo de freno.
La unión cadena-ancla
La unión de la cadena con el ancla debe realizarse con un elemento que no haga de fusible. Su carga de trabajo debe ser como mínimo la misma que la de la cadena. Aquí tenemos dos soluciones: un grillete o una unión especialmente pensada para ello. Si se opta por un grillete hay que escoger aquel cuyo diámetro máximo pase por los eslabones de la cadena. Para una cadena de 10 mm de diámetro, optaremos por un grillete de 12 mm.
La escogeremos preferentemente en inox, más resistente que el acero galvanizado. Un grillete de inox certificado de 12 mm de diámetro tiene una carga de ruptura de 4.000 kg y una carga máxima de 2.080 kg. Con un grillete galvanizado bajamos a 2.000 kg y a 520 kg La solución es decantarse por productos específicos de unión cadena-ancla. Con este sistema que facilita el paso por la roldana, se dispone de una carga similar, si no superior, a la de la cadena.
Unión cadena ancla
La carga de la unión entre la cadena y el ancla debe ser como mínimo de la misma resistencia que la cadena.
Lo que hay que evitar
Una cadena para molinete debe estar certificada y tener eslabones calibrados que se adapten al barbotén. Una cadena es un todo. Si es demasiado corta, es difícil alargarla. Puede utilizarse provisionalmente un grillete pero habrá que tener cuidado de que no pase por el barbotén, con el inconveniente además de ser el eslabón débil de la línea de fondeo. Como ejemplo, un eslabón de remachado de 10 mm de diámetro posee una carga de ruptura de 1.500 kg mientras que la cadena del mismo diámetro está preparada para aguantar 5.000 kg.
La potencia adecuada
Depende de la eslora del barco y de su desplazamiento. Para unidades inferiores a nueve metros, podemos contentarnos con un molinete de 500 vatios. Entre 9 y 12 metros es aconsejable elegir uno de 1.000 vatios, y entre 12 y 15 metros de 1.500 vatios. Para esloras superiores a 15 metros, hay que escoger modelos más potentes, alimentados a 24 voltios o hidráulicos.
Los principales constructores
Lewmar
Esta empresa inglesa ofrece una completa gama de molinetes para todo tipo de barcos de 6 a 50 metros e incluso más en el caso de los hidráulicos. Parta el recreo, ofrece gamas verticales. El CP0 está concebido para barcos de hasta 10 metros en potencias de 500 a 700 vatios. El uso de una base de aluminio anodizado permite ahorrar un 15% del peso. La gama superior (CPX-V1 à CPX-V6) es totalmente de inox y cubre potencias desde 700 a 2.000 vatios. También se ofrece de tipo hidráulico. La gama CPX-V8 a CPX-V12 permite equipar grandes unidades de hasta 50 metros de eslora. En horizontal, encontramos prácticamente las mismas potencias en las gamas Pro-Sport y Pro-Fish (500 a 700 vatios), la Serie H (700 a 1.000 vatios) y la serie C3 a C10 (1.000 a 4.000 vatios). También dispone de versiones con el motor bajo cubierta.
Para más información: Lewmar
Lofrans
Es uno de los pocos fabricantes, junto con Orvea, que ofrece un modelo manual, el Royal. Está equipado con palanca manual de doble acción y de un tambor más barbotén. Dispone de una capacidad de leva de 400 kg. En eléctricos, dispone de una gama completa que se adapta a todo tipo de barcos. Los principales modelos verticales para el recreo son la gama X1 (500 a 700 vatios), X2 (700 a 1.000 vatios) y X3 (1.200 a 1.500 vatios). Para las pequeñas unidades de menos de 9 metros, el Prince DP1 permite remontar una cadena de 6 mm.
En versión vertical encontramos las mismas potencias. A destacar un modelo, el Kopbra, con motor bajo cubierta.
Para más información: Lofrans
Quick
Esta marca italiana ofrece sobre todo modelos verticales en la gama de recreo con potencias desde 500 a 1.500 vatios. En horizontales encontramos dos gamas (Genius y Hector) que cubren potencias de 250 a 1.500 vatios.
Para más información: Quick
Orvea – Italwinch
Esta marca, conocida también con el nombre de Italwinch (AC. Diffusion) tiene en su catálogo un modelo manual equipado con barbotén y tambor. Entre los eléctricos, dispone de una gama vertical (de 500 a 700 vatios) realizada en bronce cromado (Ray) y otra en aluminio anodizado o también bronce cromado (Thunder) de 1.000 a 1.400 vatios. Se ofrecen o bien solo con barbotén (cadena de 6 a 10 mm dependiendo del modelo) o con barbotén y tambor.
Para más información: Italwinch
Maxwell
La particularidad de este constructor neozelandés es ofrecer modelos para todo tipo de barcos a vela o a motor e incluso megayates. Están todos realizados en acero inox. La gama vertical abarca 6 modelos. El más pequeño, el RCI se destina a barcos de hasta 7 metros. El mayor (de serie) denominado Liberty, se destina a unidades de más de 20 metros. En horizontales, el menos potente (HRC6/8) se adapta a barcos de hasta nueve metros; en cuanto al mayor, el HWC, puede equipar a barcos de más de 20 metros.
Para más información: Maxwell
South Pacific
Este constructor australiano utiliza para los barbotenes tanto inox como un material composite. Los modelos verticales y horizontales ofrecen la misma potencia de 600 a 1.100 vatios para los modelos con barbotenes para cadena de 6 u 8 mm. Para mayor seguridad, los modelos verticales pueden ser operados manualmente con una manivela de winche y ciertos modelos disponen de tambor.
Para más información: South Pacific
Plastimo
Ausente unos años del mercado, Plastimo ha vuelto este año con una gama totalmente de inox. Estos modelos, solo verticales, se ofrecen en tres potencias: 500, 700 y 1.000 vatios. El barbotén está preparado para cadena de 6 u 8 mm así como cabo de tres cordones de 10 a 12 mm. Todos los modelos poseen un sensor para contar cadena y trabajan tanto en largado como en izado. Opcionalmente, ofrece mando con cable y telecomando con contador de cadena.
Para más información: Plastimo