¿Aciertan las predicciones meteorológicas? ¿Qué grado de exactitud les podemos exigir? Analizaremos brevemente qué es lo que nos podemos esperar de la tecnología del Siglo XXI. Texto e ilustración de Isidro Martí.
Esta mañana me he desayunado con la queja que el Gobierno Balear ha transmitido a la Agencia Estatal de Meteorología por no acertar en las predicciones de la tromba de agua que causó las mortales riadas es nuestra querida isla de Mallorca. Literalmente, la cabecera de la noticia es: “El Gobierno Balear culpa a la AEMET de la falta de previsión de la torrentada de Mallorca.” Según la noticia, la AEMET decretó el aviso rojo por lluvias de hasta cien litros por metro cuadrado en Mallorca una hora después de que la Dirección General de Emergencias del Gobierno Balear activara el máximo nivel de alerta del plan de emergencia por abundantes lluvias el 9 de Octubre. El balance de trece personas fallecidas ha hecho tristemente famoso este excepcional fenómeno meteorológico.
Le aseguro, estimado lector, que no me voy a meter en política en este artículo, y que mucho menos voy a tomar partido por el Gobierno Balear o la AEMET. Vaya por delante mi pésame a los familiares de las víctimas de una isla que todos los navegantes conocemos, disfrutamos y amamos.
Como navegante, lo que me interesa analizar es la exactitud de las previsiones meteorológicas. Si seguimos leyendo el artículo, que no voy a reproducir para no aburrirles, el debate es que el grado de peligrosidad se elevó con el desfase de una hora, entre lo que estaba ocurriendo y lo que se avanzaba. Sin entrar en detalles, el resumen que un lector imparcial tiene es que la inestabilidad atmosférica, las lluvias y los chubascos estaban anunciados previamente, pero que la magnitud de litros caídos por metro cuadrado fue superior a lo previsto. O que se anunció con poca o ninguna antelación. También hay que apuntar que el fenómeno fue meticulosamente puntual, descargando centenares de litros por metro cuadrado en muy poco tiempo, en una zona muy delimitada.
Según las noticias que fui viendo en directo durante los dramáticos días, mientras en la zona de Sant Llorenç des Cardasar caía lo nunca visto en décadas, zonas próximas tenía lluvias mucho más “moderadas”. Lo que cayó sobre el pueblo mallorquín fue una tromba de agua de magnitudes propias de una maldición bíblica.
Soy un completo desconocedor del funcionamiento de las torrenteras y de su sistema de mantenimiento, urbanismo necesario y protocolo de evacuación en casos de lluvias torrenciales. Pero como habitante de la zona costera catalana, conozco ayuntamientos del Maresme, en la costa norte de Barcelona, que tienen preparadas sirenas que actúan en poco tiempo para que el personal saque sus coches de la riera porque el agua baja de golpe en minutos y los coches arrastrados por la riada taponan los puentes, generando un efecto multiplicador en la altura del agua.
Ya no es que los propietarios pongan sus vehículos a buen recaudo, es que es imprescindible limpiar la bajante. En localidades como Sitges no se avisa. Directamente el Ayuntamiento prohibió hace unos quince años aparcar en ciertas calles tras la última gota fría, cuando ocurrió exactamente lo que les explico con los coches. En la misma época se produjeron riadas en Salou y Cambrils con fallecidos arrastrados en sus coches en un accidente muy similar al de Mallorca. Tanto es así que recuerdo similitudes dramáticamente parecidas: los padres pusieron a salvo a un hijo pero no les dio tiempo a abandonar el coche y ponerse ellos a salvo.
Previsión y prevención
Vamos a aplicar este análisis a los que nos interesa, el mar y la navegación. Desde la época de los griegos y los romanos, que sencillamente detenían la navegación y el transporte marítimo en el Mediterráneo durante todo el invierno, pasando por mi juventud cuando los partes meteorológicos a veces se cumplían y otras no, en la actualidad tenemos una información meteorológica que ha dado un salto impensable hace tan sólo 20 años. Los partes meteorológicos a 24 horas son excelentes, y aciertan prácticamente siempre. La AEMET es una agencia seria, con profesionales que informan a navegantes, agricultores y conductores desde hace muchos años con una eficacia fuera de toda duda.
Pero lo que sabe cualquier navegante experimentado es que es casi imposible acertar en la micro meteorología y en la cantidad, el minuto u hora exacta. Quiero decir que si se avisa mal tiempo, lluvias y/o viento, lo habrá seguro. Pero la geografía terrestre hace que sea imposible predecir lo mismo en Sitges que en Sant Pere de Ribes o Castelldefels. Puede variar en pocos kilómetros. En Catalunya es clásico el caso de fuerte tramontana en el Ampurdán, mistral en el delta del Ebro y calma chicha en Sitges. Los Pirineos, el golfo de León, el delta del Ebro y nuestra complicada geografía son una pesadilla para los que redactan partes meteorológicos.
Las variables en el tiempo también son algo inexactas. A veces el temporal se adelanta unas horas, otras se retrasa medio día. Pero lo que les aseguro es que si el temporal está avisado, llegará seguro, con pequeñas variaciones pero llegará. Otra cosa que he aprendido es a mirar el parte de viento y olas, pero también prestar especial atención al de lluvias. A veces el viento medio anunciado y las rachas no son muy fuertes, pero chubascos concentrados generan vientos violentos en una zona muy delimitada. ¿Es posible prever un pequeño tornado con exactitud? No creo que no haya modelo matemático capaz de acertar la ruta errática de un tornado en el Mediterráneo con completa seguridad. Y los que navegamos por el Mediterráneo en agosto, septiembre y octubre sabemos que estos fenómenos ocurrirán tarde o temprano.
No voy aquí a dar lecciones a la AEMET o al Gobierno Balear. Lo que pienso es que todos tenemos que aceptar que es casi imposible una predicción meteorológica exacta en el tiempo y al metro cuadrado en todo el territorio. Lo cual nos obliga, ante la duda de la previsión exacta, a la prevención. Ahora podemos navegar todo el año en el Mediterráneo. Pero aunque parezca absurdo recordarlo: no salga usted a navegar si hay previsión de mal tiempo, o vuelva a puerto, o cambie su ruta. Porque si se lo avisan, es que se producirá. Tenga usted el material de seguridad en regla, el barco bien equipado, con el mantenimiento y las revisiones al día. Compruebe los equipos de radio, VHF, radiobaliza, chalecos y balsa salvavidas. La AEMET y Salvamento Marítimo velan por nuestra información y seguridad, y sus excelentes profesionales también. Pero no nos hemos de olvidar de nuestras propias obligaciones como navegantes, ciudadanos y gestores de cuidar nuestra prevención. En tierra y en el mar.