Los días 14 a 17 de septiembre de este año se celebró en Vilanova i La Geltrú (Barcelona) un adelanto, a modo de previas, de la 37ª edición de la America’s Cup. En esta ocasión, la base de la organización en los dos puertos deportivos, el Club Náutic Vilanova y la Vilanova Grand Marina. Una ubicación privilegiada como es la capital del Garraf, situada a sólo 30 minutos de Barcelona. Algo que facilitaba la gran afluencia de público por tierra e incluso por mar, procedentes de otros puertos.
Autor: José María Serra, Capitán de Yate, licenciado en informática y gerente de Deinfo Servicios informático
Fotos: José María Serra / Ricardo Pinto / C.N. Vilanova
La tecnología en la America’s Cup
Volviendo a lo que es la regata, la America’s Cup ha evolucionado tanto que ahora ha pasado de ser una competición deportiva puramente náutica, a ser una competición tecnológica entre equipos de diferentes países. Se compite por el equipo que aprovecha más la tecnología y la inteligencia artificial. Los barcos son auténticos prototipos, igual que ocurre con la Fórmula 1. Son barcos llenos de avances y novedades, producto de continua investigación y desarrollo, algo que, al cabo de unos años se aplica como avance tecnológico en la náutica tradicional, de la misma forma que se hace en la automoción.
Una de las normas curiosas es que la organización impone que la tecnología incorporada en el desarrollo de un barco debe ser diseñada y construida íntegramente en el país que lanza el desafío.
En la edición de Barcelona 2024, los barcos participantes pertenecen a la clase AC75, pero en las previas de Vilanova hemos visto la clase AC40. En ambas clases la quilla se sustituye por dos aletas móviles, llamadas foils, en forma de T, situadas en los costados del barco. Estas aletas terminan en una hidroala que permite al velero volar sobre el agua. Durante la regata, la embarcación sumerge en el agua una de las dos hidroalas, manteniendo el casco volando sobre el mar, mientras la segunda actúa como contrapeso.
La inteligencia artificial se introduce en la tripulación
Desde la America’s Cup del 2005, el proceso de diseño ha ido sofisticándose con la incorporación de tecnología avanzada y, en los últimos años, de la inteligencia artificial. Inicialmente, se hacían pruebas directamente en el agua. Empleando un barco de referencia que no se modificaba, y otro para las pruebas y cambios que se iban introduciendo para luego pasarlos al barco principal. Se estudiaba el rendimiento del barco basándose en la dinámica de fluidos computacional y en la simulación dinámica completa, como se hace en los simuladores de vuelo. Los tripulantes navegaban en el simulador virtual, donde se introducían las condiciones virtuales del viento y mar. Era como navegar con una consola de videojuegos.
El siguiente paso tecnológico lo dieron substituyendo la tripulación real por tripulación virtual, creando un nuevo tripulante basado en la inteligencia artificial. A través de una metodología que llamaron de ‘aprendizaje por refuerzo profundo’, incluyendo simulación de datos de viento y mar, y controles de la vela y del barco, consiguieron que el tripulante virtual de IA llegase a ser un regatista profesional y aprendiese en horas lo que un tripulante real tardaría meses en perfeccionar.
En dos semanas, el tripulante virtual ya manejaba el barco a la perfección, en todos los sentidos y en todas las condiciones de mar y viento. Y en dos meses, empezó a ganar a los navegantes en el simulador.
Nuevos monocascos AC75
Los monocascos con foils que se utilizarán en Barcelona en 2024 serán ligeramente diferentes, con reglas modificadas para mejorar el rendimiento con vientos suaves y reducir el número de tripulantes de once a ocho. La medida para reducir la tripulación significa que la energía eléctrica, presentada por el equipo de Nueva Zelanda en 2017, podría regresar al juego.
El AC75 mide 75 pies de largo y 16 pies de ancho, y pesa poco para las dimensiones que tiene, para poder “volar”. En lugar de una quilla tiene unos foils de aluminio que se mueven por debajo o por fuera de la embarcación para proporcionar la palanca que necesita para mantenerse en posición vertical.
El sistema de inclinación del foil es una unidad de potencia hidráulica accionada por batería que suministra la energía para levantar y bajar los pesados brazos de inclinación del foil.
A medida que el barco cambia de rumbo, el sistema de peralte se activa, colocando un brazo en el agua y levantando el otro, donde su peso se convierte en lastre. Al final de los brazos se encuentran las armas secretas de los equipos: las alas de aluminio. Aparte de las reglas básicas que rigen las dimensiones y el peso, estos brazos son territorio abierto para los diseñadores y la tecnología.
Las tecnologías desarrolladas específicamente para la regata más famosa del mundo son extrapolables a la navegación comercial, deportiva o de recreo. En este ensayo de previas de Vilanova hemos podido comprobar toda la tecnología aplicada a la regata. Para las finales de la 37 America’s Cup que se celebrará en Barcelona, queda tiempo para que nos sorprendan con más avances tecnológicos.