Por Kiko Cusí
Los equipos de la America’s Cup afrontan los días decisivos antes de construir sus nuevos barcos
El tiempo apremia. Los datos recogidos durante varios meses de entrenamientos y pruebas hay que convertirlos estos días en diseños. La tentación de retrasar el inicio de la construcción del AC75 con el que competirán en setiembre y octubre de 2024 es grande, pero el calendario es implacable: se necesitan entre 10 y 12 meses para construir el barco, y los regatistas piden normalmente al menos seis meses para ponerlo a punto.
Cada equipo sigue su propia estrategia. Los neozelandeses parecen los más avanzados, y son los únicos que entrenan con dos barcos a la vez (dos AC40, uno de ellos modificado y considerado un prototipo de 40 pies), y han anunciado que pronto lo harán también con su AC75 del 2021 modificado.
Otros tres equipos (Alinghi, Ineos y American Magic) han navegado ya con un AC40 y los suizos también entrenan con el AC75 adquirido de los neozelandeses tras adaptarlo al nuevo reglamento (que, entre otras cosas, limita a ocho el número de tripulantes). Todos ellos coinciden en que el AC40 es un barco muy fácil de navegar (su piloto automático recibe alabanzas unánimes), pero que probablemente requiere mucha práctica para mejorar sus prestaciones.
Los italianos del Luna Rossa, en cambio, se mantienen fieles a las pruebas que realizan con su prototipo de 40 pies (técnicamente denominado LEQ40), con el que están navegando en Cagliari. Además de recopilar datos para diseñar su nuevo AC75, se les ha visto probando distintas técnicas para arrancar el vuelo con poco viento. Y han sorprendido navegando escorados a barlovento incluso con vientos superiores a los 20 nudos.
Quienes parecen tener más dificultades son los británicos, especialmente después del vuelco de su LEQ40 y que acabó con el incendio de sus baterías de litio tras quedar sumergidas en la bahía de Palma. El equipo no ha explicado los daños sufridos, pero el barco aún no ha vuelto a navegar pese a haber trascurrido ya más de cinco semanas desde el accidente.
Los franceses, cuyo desafío fue anunciado a finales de enero y no tienen ninguna experiencia en los AC75, contarán con un paquete tecnológico de última generación facilitado por Team New Zealand, lo que les permite ganar tiempo y ponerse teóricamente a la altura de sus rivales. Están a la espera de recibir su primer AC40 y mientras tanto centran su preparación en su participación en el circuito SailGP, donde consiguieron una contundente victoria en Sydney.