El trabajo de un Marine Surveyor puede ayudar a armadores actuales y a potenciales compradores a resolver muchas de las tareas que son necesarias durante la vida útil de una embarcación. Desde la compra, el mantenimiento, la resolución de daños y averías, siniestros, renovación de seguros, rehabilitación y hasta la venta. Tener una opinión independiente y experta de la embarcación permite evitar sorpresas, riesgos y conflictos innecesarios. Y es un beneficio que mucha gente desconoce.
Autor: Michele Rossetti
Surveyor, o perito náutico
Ante todo es importante definir que es un surveyor, o lo que aquí en España se define como périto náutico. Un surveyor es un técnico experto en embarcaciones de diferentes esloras, tanto a vela como a motor, y con conocimientos de diferentes disciplinas: materiales constructivos, sistemas mecánicos, sistemas eléctricos, estructuras, dinámica de fluidos, diseño y construcción entre otras. Además de poder valorar el estado general de una embarcación, un buen surveyor sabe analizar y proponer soluciones a problemas técnicos de diferente índole, coordinar y dirigir trabajos de construcción o reparación y asesorar en cuestiones de siniestros y pleitos. Puede ser un ingeniero o arquitecto naval, pero como veremos más adelante existen diferentes perfiles.
Las tareas de un surveyor
1-Apoyo a la hora de comprar
Uno de los servicios que aporta un surveyor es dar apoyo a un potencial comprador para analizar el estado de una embarcación a la hora considerar su compra. Este es quizás el servicio más conocido y más requerido. Con una inspección, o peritaje de precompra, el potencial comprador obtiene una visión independiente, objetiva e imparcial del estado de una embarcación y de su valor de mercado.
El servicio es ajustable a los requerimientos del cliente, pudiéndose efectuar antes o después de la firma del precontrato, y abarcando más o menos sistemas a inspeccionar según la exigencia.
Es un servicio que no solo da ventajas al comprador, si no que evita problemas futuros a los otros actores involucrados: broker y armadores que venden. Un peritaje antes del cierre de la compra reduce enormemente los riesgos de reclamaciones posteriores: existen casos muy frecuentes de particulares que compraron un barco sin un peritaje previo y poco después encontraron problemas tan graves que se vieron obligados a reclamar, a veces por la vía judicial, con la consecuente pérdida de tiempo, dinero y esfuerzo de todas las partes involucradas.
El servicio también es aplicable a un barco nuevo, ya que un surveyor puede apoyar al armador para seguir el proceso constructivo, asegurar que se cumplan las especificaciones y revisar la embarcación antes de la entrega efectuando los controles necesarios para evitar potenciales malas sorpresas.
Es un servicio que abarca un mercado global, ya que es frecuente encontrarse con clientes de un país concreto que buscan un barco en otro país lejano: he tenido clientes franceses para inspeccionar un barco en Sicilia, una pareja austro-irlandesa para un peritaje en Madeira, clientes holandeses para un trabajo en Portugal, clientes españoles para un peritaje en Francia, unos de Hong Kong para un barco de madera en Italia, un italiano para un yate de aluminio en el sur de España… y la lista sigue. La internacionalidad es parte del servicio.
2- Durante la propiedad de una embarcación
El trabajo de un surveyor puede resultar útil también a muchos armadores que ya disfrutan de un barco. En la resolución de problemas complejos, como pueden ser daños estructurales o problemas hidrodinámicos, un surveyor competente, preferiblemente con estudios y experiencia, puede hacer un análisis de modo de fallo, identificar causas raíz del problema, sugerir soluciones, coordinar trabajos y dirigir obras. En caso de rehabilitación, o lo que en jerga se conoce como refitting, puede actuar como director de obras en colaboración con astilleros y los industriales que sean necesarios, y siempre actuando de manera imparcial y libre de conflictos de intereses.
En los casos de daños o averías que están cubiertos por la compañía aseguradora, un informe bien redactado y documentado generado por un surveyor ayuda a obtener una compensación por parte de la compañía aseguradora. Y en caso de reclamaciones por obra de terceros, como pueden ser fallos en la aplicación de pinturas y reparaciones, también una relación de los defectos encontrados ayuda en el proceso de reclamar al industrial que ha hecho el trabajo, que normalmente actuará para corregir los errores encontrados.
En algunos países las aseguradoras exigen una inspección hecha por un surveyor antes de renovar la póliza. En este caso, y por unos costes contenidos, se puede redactar un informe adaptado a los requerimientos de la compañía aseguradora.
3- Apoyo a la hora de vender
Por último, un surveyor puede ayudar enormemente a la hora de vender. De la misma forma que un peritaje de precompra ayuda a reducir los riesgos, una inspección previa a la venta ayuda a asegurar que el barco esté en orden, que no hayan daños o defectos importantes, y que su precio anunciado se corresponda al valor objetivo de mercado. Todas estos aspectos finalmente contribuyen no sólo a facilitar la venta, sino también a incrementar el valor de la embarcación, ya que una inspección previa a la venta permite documentar y llevar a cabo aquellas acciones correctoras que se revelen necesarias.
El estado de la profesión
Para comprender bien la profesión, es interesante analizar el tipo de reconocimiento que se le da a nivel internacional.
En países con una cultura náutica muy desarrollada, como Francia, Inglaterra o Holanda, la figura del surveyor — o expert maritime como se le nombra en Francia — es muy reconocida y muy solicitada. En Inglaterra por ejemplo la profesión está regulada y existen diversas asociaciones que actúan como supervisores, algo parecido a un colegio de ingenieros.
España y otros países en cambio carecen de estos organismos, y por lo tanto la figura del surveyor es poco reconocida en el sector, y quizás también por eso menos conocida. En parte debido a esta regulación laxa, en estos países cualquier persona con algo de experiencia en el sector puede anunciarse como surveyor, por lo que el abanico de profesiones se abre enormemente: se pueden encontrar perfiles como instructores de vela, marineros, patrones profesionales, buceadores, o simplemente técnicos de alguna rama como por ejemplo instaladores eléctricos, cada uno con más o menos cualificaciones, que anuncian servicios de peritajes o surveys.
Pero también hay ingenieros, algunos con estudios de postgrado o con un doctorado, que en su trabajo, total o parcialmente, se dedican a esta profesión. El rango de profesionalidad, preparación y experiencia es por lo tanto muy amplio, y es importante saber escoger bien a la hora de valorar el servicio de un surveyor, sobre todo si se deben atacar tareas que requieren cierto conocimiento, experiencia o ingenio, como son los problemas estructurales, obras de nueva construcción o restauración o temas hidrodinámicos que puede afectar hélices, timones u otros apéndices.
Dicho esto, cada vez más las aseguradoras y otras entidades exigen que un surveyor sea reconocido por algún organismo competente, incluyendo entidades certificadoras como RINA o DNV-GL entre otras, o que sea titulado e inscrito en algún colegio de ingenieros, siendo esta última de por sí una cualificación muy superior a las certificaciones de cualquier entidad mencionada anteriormente.
Conclusiones
Los servicios de un surveyor aportan un gran valor al sector.
En una operación de compra-venta, un peritaje de precompra reduce drásticamente los riesgos; en los casos en que haya que ejecutar una reparación o avería, la visión imparcial e independiente de un surveyor es un valor añadido ya que está libre de cualquier conflicto de intereses. Y a la hora de vender, un informe de un surveyor competente puede añadir valor a la embarcación y facilitar su venta.
En un mercado globalizado es importante valorar la capacidad de comunicación y a falta de regulación en algunos países, es recomandable seleccionar el surveyor con el bagaje, estudios, capacidad y experiencia requeridos por el trabajo a encargar.