La isla de Menorca cuenta con 131 playas de arena, 65 de piedras y al menos 80 fondeaderos, y la mayoría son perfectos para pasar la noche teniendo las estrellas por techo. Y sí, no se puede negar: ¡es el paraíso del crucero! Uno de los mejores lugares del Mediterráneo para gozar de la mar y donde menos trabas te pondrán a la hora de arriar cadena. Es una pena que aquí solo tenga sitio para enseñarte una docena de fondeaderos… ¡porque hay otros 70!
Texto y fotos: Miguel Ángel Álvarez Alperi
>> COSTA NORTE
6 fondeaderos de ensueño donde no perderás el sueño
La costa norte de Menorca es otro mundo, es como la Costa da Morte gallega, pero de Menorca, porque aquí no se puede bajar la guardia por dos principales causas: por los vientos del norte (la tramontana) y por los bajos, que a menudo están donde menos te lo esperas. Así que antes de hacer noche asegúrate que no vaya a cambiar el tiempo, que salir a buscar otro refugio en plena levantada no es plato de buen gusto. Y las cartas de navegación… consúltalas antes, y no cuando ya te hayas dejado la quilla en el fondo. Me vienen a la mente peligros tan imprevisibles como el Escull de Sa Nau (en la derrota hacia Cala Pregonda) o los de Ets Ofegats y de En Truyol (en la derrota hacia Cala Castell). En mis largas singladuras por esta costa he tenido que asistir a varios barcos en serio peligro de hundimiento y otros tantos embarrancados. ¡Y todo por imprudencias de los patrones! La mar siempre es más severa con los imprudentes. No lo olvides.
1. Algaiarens
Con esos fondos de arena infinitos es normal que se vuelve una verbena durante los días de verano en que no sopla tramontana. La zona este está un poco más protegida del viento, pero no te fíes. La zona de baño suele estar balizada durante el verano, pero queda sitio de sobra para fondear. Hay dos playas vírgenes (con un humedal, dunas y naturaleza pura) donde pasear a primera hora de la mañana. También hay un puesto de alquiler de kayaks. Eso y nada más. Ni restaurantes ni un mísero chiringuito, así que hoy toca cocinar.
2. Pregonda
Pocos lugares hay en esta España nuestra que sean más hermosos para pasar una noche que cala Pregonda. Esos fondos de arena rosada, la islita del Escull Llarg y su playa particular, las formas y colores que adoptan las rocas, la belleza de las dunas… todo enamora hasta que llega la tramontana y te obliga a levantar el campamento. A pesar de todo recuerdo haber pasado cinco días seguidos sin levar el ancla. ¡Y vaya cinco días! Pero eso sí, recuerda que esta playa es una de las más famosas de la costa norte, lo cual equivale a decir que durante el día se abarrota de turistas aunque no haya construido nada más que tres exclusivísimos chalets. No hay servicio alguno (el restaurante más cercano está en Binimel•là), pero ni falta que hace.
3. Fornells
Cuando el parte anuncie la llegada de la tramontana el puerto natural más seguro del norte de Menorca es, junto al de Addaia, el de Fornells. Aquí puedes aguantar fondeado sin mayores complicaciones, y si además te amarras a las boyas del proyecto Balears Life Posidonia (operativas entre el 1 de junio y el 30 de septiembre), mejor que mejor (ojo, que solo las garantizan hasta 16 nudos). Durante años fueron gratuitas, ahora te cobran 13,34 € por día hasta ocho metros de eslora, 29,10 € hasta 14 metros y 48,50 € hasta 16 metros. Es conveniente reservar antes (tel.: 971 43 97 79). Hay un pequeño puerto deportivo y pesquero en el pueblo (precioso, repleto de restaurantes, tiendas y de ambiente veraniego) con pocos amarres libres si es plena temporada.
4. Tosqueta
Un capricho, eso es lo que es este fondeadero. Por tierra no llega casi nadie (algún sufrido senderista medio deshidratado, nada más) y desde aquí no se ve nada construido. Las aguas son tan bellas como se ven, y además hay zonas con buen tenedero. Es uno de los fondeaderos más salvajes del norte de Menorca. Y muy bueno con todos los vientos menos los del sureste. No hay zona de baño balizada ni servicio alguno.
5. Morella y Presili
Teniendo unas vistas como estas de un cabo ¬–el de Favàritx– tan fotogénico y de playas tan paradisíacas, a quien le apetece marcharse… De aquí solo te echa la tramontana, que cuando llega, asusta, pues te fías de que el cabo te proteja hasta que los vientos rolan hacia el este. Entonces, ¡caray como levanta la mar! Los fondos son de arena y no está balizada. No hay servicio alguno. Todo está virgen, aunque ello no impide que se llene de bañistas en las horas centrales del día.
6. Arenal d’en Moro
Al oeste de la Illa d’en Colom hay dos fondeaderos excepcionales, de esos que tienen todo lo que buscamos los navegantes más intrépidos: buen tenedero, buena protección y, sobre todo, ni un alma a tu alrededor. Por tierra no llega nadie (es una isla) y las playas (dos: preciosas, salvajes, divinas…) están como debieron de haber sido hace 500 años. Desembarcar de buena mañana y tumbarse en la arena es algo que no tiene precio. Hay un campo de boyas de pago dispuestas por el proyecto Balears Life Posidonia, aunque hay zonas con fondos de arena para el fondeo libre. Si calas más de un metro aborda el fondeadero siempre desde el norte.
Dos de los bajos más traicioneros de la costa norte
Ojo, no te fíes, que no vale solo con tener estos dos peligros en cuenta. Estudia las cartas y planifica bien la singladura. Aléjate de la costa más de lo acostumbrado.
>>Escull de Sa Nau
Yendo hacia Binimell•là o Cala Pregonda desde Fornells hay un bajo muy peligroso en la derrota, situado a 800 metros al 340º del centro de la playa, en el veril de los 10 metros y en la posición 40º3’30,68’’N 004º3’0,37’’E. Tienen tan solo 0,4 metros de agua encima y se ve bien cuando rompe, por poca mar que haya, pero de noche y con el mar en calma es una trampa, pues no está balizado.
>>Esculls d’ets Ofegats y los de En Truyol
Yendo de Addaia hacia el Arenal d’en Castell te encontrarás en mitad de la derrota con estos dos peligrosísimos bajos. Primero con los de En Truyol, que son los más visibles, ya que sobresalen unos dos metros del agua a 250 metros al 300º del Escull Gross o de Na Joanassa. Y después con los Ofegats, que son dos, separados entre sí 80 metros y sumergidos, como esperando pacientes al paso de cualquier navegante incauto. Ten mucho cuidado porque estos últimos solo se ven con algo de mar formada. Están a 650 metros al 250º del Escull Gross (40º01’59,66’’N 004º10’59,29’’E).
>> COSTA SUR
6 fondeaderos donde retirarse de por vida
Siempre que arribo a Menorca zarandeado por la tramontana tengo por costumbre hacer una parada en Ciutadella, desayunar unas ensaimadas y hacer acopio de lo más sabroso de Menorca: sus quesos, la sobrasada y, cómo no, el Gin Xoriguer, la ginebra menorquina que tan bien adereza mis tónicas. Acto seguido pongo rumbo a doblar el Cap d’Artrutx con el objetivo de largar cadena y dormitar un poco, que el cuerpo, revuelto de la travesía, lo demanda. En cuanto estás al sur y las olas te abandonan te cambia la cara: te vuelve el color y surge de nuevo esa sonrisa de oreja a oreja que no te abandonará durante el resto de la singladura. Porque, amigos míos, la costa sur de Menorca es, en general, todo lo amable y hospitalaria que puedas desear. Peligros, pocos, apenas un par de bajos (el peligrosísimo de Na Cap de Porc frente a Xoriguer, y el más previsible, el Baix d’en Caragol, balizado). Y paraísos —de arena blanca y turquesas líquidas— a puñados. Aquí está la calma y la belleza que anhelabas: semanas de placer intenso, de encuentros con la naturaleza virgen. Valga esta media docena —de huevos de oro— como anticipo de las joyas que te vas a encontrar. Pero que sepas que he obviado la mayoría de los clasicazos que todos conocemos (Turqueta, Mitjana, Macarella, Galdana…). Y si te saben a poco, ya te diré dónde encontrar el resto. Estate atento.
1. Cala Parejals
Cuando llegues y te veas sobre esa inmensa mancha de arena blanca, levitando entre las aguas turquesas, te apuesto una ronda que te sentirás como en el cielo. Y ahora escucha: zambúllete y ve nadando hasta la orilla. Busca esa playa caprichosa que vive dentro de la cueva… ¿Y ahora qué? ¿Quién paga la ronda? Solo le afectan los vientos del sur y se sondan desde seis metros.
2. Son Saura
Dos playas al fondo a cada cual más bella; y bañistas, pero no tantos como en otras. A tu alrededor nada construido, y, bajo la quilla, arena blanca (ojo con las manchas de posidonia), un magnífico tenedero y espacio de sobra incluso para grandes esloras. Aquí te puedes pasar días enteros sin levantar el ancla y sin echar de menos nada más que la cobertura. ¡Dichoso 4G! Pero ya sabes: ni restaurantes, ni bares, ni servicio alguno.
3. Trebaluger
Ya sé que esta es de las calas más conocidas, pero sigue siendo un sitio en el que hay que pasar una noche, por lo menos. Y cuando te levantes por la mañana, bien temprano, antes de que comience a llegar la tropa de bañistas, bota la auxiliar y desembarca con los pequeñajos. Rema río arriba y dedícate a explorar con ellos el cauce embalsado del torrente. ¡No se cansan! Es su primera aventura del día. Y aquí más de lo mismo: ningún servicio en las cercanías.
4. Fustam y Escorxada
Como no viene casi nadie por tierra (hay una buena caminata) y no suelen estar balizadas, uno acaba pecando sin remedio. Se trata de fondear bien arrimadito, como si fueras dueño de la playa, con menos de dos metros de agua y a veces hasta rozando con la quilla en el suelo. Ya sé que no se debe hacer pero, caray, ¡que uno no es perfecto! De noche ya es otra cosa: aléjate lo suficiente y disfruta de la soledad extrema, de la naturaleza virgen… ¡y de la vida! Están expuestas solo a los vientos del SE-SW. Los fondos son de arena.
5. Llucalari
Siempre que vengo me la encuentro sola. Bañistas vienen pocos, y cruceristas aún menos, así que ya lo tienes todo. Las aguas son de un turquesa inexplicable, los fondos de arena y la playa de grava, demasiado salvaje y alejada del mundo para el común de los mortales. Para pasar la noche no es la más recogida, pero es perfecta para pasar el día alejado de los fondeaderos más populares.
6. Illa de l’Aire
Lo vas a disfrutar tanto si fondeas cerca de la isla como si lo haces frente a la playa que lleva su nombre. El paso entre ambas es como volar sobre el desierto: arena infinita y aguas cristalinas que lo dejan ver todo. Y si te acompaña el buen tiempo te aseguro que no encontrarás aguas de un color tan intenso como estas en ninguna otra parte. De noche, junto a la isla, solo te acompañará el silencio y la luz del faro, porque los conejos y las lagartijas endémicas ya estarán durmiendo. Buenas noches…
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