El Monte Real Club de Yates ha puesto en marcha de una innovadora grúa pórtico eléctrica para barcos. Se trata un novedoso sistema que permite reducir al máximo los niveles de contaminación en los trabajos de izado y varada de embarcaciones.
A día de hoy, gran parte de las máquinas que realizan este tipo de trabajos en España emplean el gasóleo para su funcionamiento, una fuente de energía más contaminante que la electricidad. Con su nueva grúa pórtico, el Monte Real logrará reducir el impacto ambiental y el consumo eléctrico, además de lograr una mayor seguridad en el trabajo.
Las cifras hablan por sí solas. En comparación con la anterior grúa pórtico del club, del tipo de las que existen en prácticamente todas las marinas de España, la nueva grúa permite reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera en un 83 por ciento y la contaminación acústica en un 96 por ciento. Reduce, además, de forma muy considerable, el coste energético por maniobra, que resulta un 88 por ciento menor.
El proyecto de desarrollo de la máquina y su posterior construcción lo pilotaron los ingenieros Miguel Riveiro, por parte del club baionés, y Oscar Riera, de Yacht Port Marinas. La grúa pórtico eléctrica, que tiene capacidad para levantar embarcaciones de hasta 25 toneladas, comenzó a funcionar este mes de noviembre en la marina del Monte Real Club de Yates.
La innovadora grúa pórtico eléctrica del Monte Real Club de Yates
La grúa pórtico eléctrica del Monte Real Club de Yates es un innovador sistema que se emplea para el izado y varado de barcos de recreo, de regata o de pesca que precisan ser retirados del agua para su traslado al punto de varada en dique seco.
La máquina funciona exclusivamente con energía eléctrica. Sus baterías le permitirán trabajar sin descanso incluso en las jornadas más ajetreadas de la temporada estival y en los días previos a las competiciones deportivas, que es cuando los barcos necesitan mayormente de este servicio para sus reparaciones y puestas a punto.
Entre sus muchos beneficios está el de reducir drásticamente, hasta en un 83 por ciento, las emisiones de CO2 a la atmósfera. Reduce además, al máximo, la contaminación acústica en playas y ciudades, ya que la emisión de ruidos es un 96 por ciento menor.