Los veleros clásicos son una ventana al pasado. Sus armadores y tripulantes son guardianes de la historia única de cada barco y de una tradición que perdura en el tiempo ajena a los avances tecnológicos. North Sails cuenta con una división específica dedicada al diseño, fabricación y mantenimiento de velas para estas joyas de la navegación. La estricta reglamentación que rige la competición de clásicos limita el uso de materiales, pero la evolución forma parte del ADN de North Sails, por lo que los expertos de la marca buscan la mejora en optimización de formas y de fabricación.
Los mejores expertos en velería para clásicos trabajan en dos instalaciones North Sails desde las que se cubren las necesidades de la flota mundial: Milford (Estados Unidos) y Cuntis (Pontevedra). En la planta española opera una veintena de personas que compaginan la fabricación y el mantenimiento de velas de última generación con la de clásicos. “Fabricamos entre 100 y 150 velas para clásicos cada año”, explica Manuel Lastra, director general de North Sails España. A lo largo de sus más de cuatro décadas de experiencia, Lastra ha vivido buena parte de la evolución y revolución del sector. “Comenzamos en la década de 1980, cuando suplíamos velas para los buques escuela. Estas velas requerían bastante trabajo manual en materiales tradicionales, como costuras de cabo, protecciones de cuero, etc… De entonces viene nuestra especialización e interés por barcos de otras épocas, y desde entonces forman parte de nuestro muestrario”.
Velas con historia
Por las instalaciones de North Sails en Cuntis pasan piezas que recorren siglo y medio de historia de la navegación. “Todos tienen su parte de interés y curiosidad, ya que vienen con una larga historia ‘adherida’. Barcos que pertenecieron a famosos, como el Manitou (John Fitzgerald Kennedy); otros utilizados para viajes documentales como el Xarifa (Hans Hass),… Esa es la parte emocional del proyecto. En la parte técnica, todos tienen algo: Hay que considerar que estás recorriendo con ellos unos 150 años de evolución de navegación a vela, sus materiales, maniobra,…”.
Por el departamento de clásicos de Cuntis pasan proyectos de velas nuevas para barcos restaurados o para réplicas en construcción, así como renovaciones de inventario para barcos que compiten hoy en regatas como la Puig Vela Clàssica o la Copa del Rey Panerai Vela Clásica Menorca. Piezas que requieren un trato de auténtica sastrería a medida. “Actualmente estamos trabajando para barcos como el NY 30 Linnet, el MYLNE 57 Kelpie, los NY 40 Mailee y Chinook, los S&S 53 Skylark y Serenade, o el J15 Mariska”. Auténticas joyas de la navegación.
Materiales
En la velería pontevedresa se entremezclan ambos extremos del espectro de la vela. Bajo su techo conviven las velas de clásicos con las de barcos de última generación. ¿Qué las diferencia? “Básicamente, las diferencias radican en los materiales utilizados en su fabricación y en las formas”, explica Lastra. “El poliéster y el nylon son las fibras utilizadas en las velas clásicas. Estos materiales, combinados con la madera de cascos y mástiles, proporcionan una elasticidad al conjunto, que es todo lo contrario a la “rigidez” de los barcos y velas modernas. Las velas clásicas necesitan más potencia para los mayores desplazamientos de estos barcos respecto a los barcos más ligeros de hoy en día”. Botado en 1908 y restaurado en 2009, el Mariska pertenece a la clase 15M, y con sus casi 16 metros de eslora desplaza 34 toneladas; un TP52 actual, con eslora similar, apenas desplaza siete.
“Los materiales más comunes son el poliéster (Dacron) y el nylon para los espís. En competición, tienen que ser tejidos compuestos de trama y urdimbre sin mylar; por esa razón se admite incluso el Pentex tejido, aunque actualmente ya no existe en el mercado. Para grandes desplazamientos se usan tejidos de Dacron de doble capa, ya que tienen mayor estabilidad al bies que sus equivalentes en peso de una sola capa. En competición, y dependiendo bajo qué reglamento, se pueden utilizar otras fibras o cortes de vela, aunque están penalizados. Otros materiales más avanzados, como el carbono, están directamente prohibidos”.
Modernidad relativa
Dentro de los estrictos parámetros que rigen la competición de clásicos, existe espacio para la aplicación de materiales y metodologías más actuales. Su perfeccionamiento se centra en la forma y la fabricación. Mediante el uso del North Design Suite, los diseñadores pueden crear modelos 3D de un barco para comprender mejor cómo encajará una vela en la geometría de aparejos que son, por lo general, complicados. La combinación de diseñadores especializados en velas clásicas con el uso del potente software de diseño mejora el rendimiento al tiempo que respeta la estética clásica.
Ese margen de maniobra “depende de bajo qué regla se compita, y a veces del área geográfica; en este aspecto, en Estados Unidos son menos estrictos. Lo más moderno que admite sin penalización el reglamento CIM (Comité Internacional del Mediterráneo, vigente en el área del Mediterráneo) es el Pentex tejido. En la clase Espíritu de Tradición (SOT o Spirit of Tradition, barcos construidos a partir de 1970 utilizando técnicas y materiales modernos pero con un aspecto y estilo fieles a un proyecto tradicional de época o clásico) sí se admiten fibras y construcciones modernas”. Incluso la revolucionaria tecnología 3Di de North Sails tiene cabida entre los clásicos: “Se acepta en la categoría Espíritu de Tradición, como los J Class, flota de la que North Sails es velería oficial”.
De Velas Campos a North Sails
Lo que hoy es North Sails España nació como Velas Campos a finales de la década de 1970. Pedro Campos y los hermanos Manuel y José María Lastra, todavía estudiantes, comenzaron a fabricar velas para uso propio en una vivienda de la familia de Campos en Madrid. “En 1978 conseguimos un pedido del astillero Taylor para Dufour, lo que suponía hacer más velas, más grandes, y requería más espacio”, explica Lastra. “Así que la familia de Pedro nos ofreció espacio en el comedor del balneario de Cuntis, cerrado en invierno; en verano nos trasladábamos al gimnasio, una habitación de 7×18 metros que servía de oficina y velería. Ahí empezamos a fabricar las primeras velas para buques escuela sobre 1980”.
En 1981 construirían lo que hoy es la planta de Cuntis. “Mientras la terminaban, trasladamos la velería a un taller de coches”. En sus inicios, la velería ocupaba la planta superior de la nave actual, un espacio diáfano de 21×51 metros (más de 1.000 m2), “por entonces la mayor de Europa sin columnas”, donde fabricaban velas de todo tipo, “hasta de windsurf”, siempre en busca de las mejores prestaciones. “Mi hermano José María siempre fue muy rompedor en materiales, y posiblemente fabricamos las primeras velas de kevlar de España”.
En 1984 se unieron a la firma danesa Diamond Sailmakers. En 1995, Jose María Lastra dejaba la empresa, que pasaba a denominarse North Sails. Hoy, la factoría de Cuntis es una de las más productivas de la firma gracias a la maestría de sus hasta 40 trabajadores “gente de la zona, que en algunos casos lleva con nosotros casi 40 años”. Sus tres plantas y cerca de 4.000 metros cuadrados de superficie están consagrados a la división de velas clásicas North Sails, a la fabricación de velas de portantes y, desde este mismo año, a la aplicación de gráficos en velas. “A través de nuestra división North Graphics hemos decorado la mitad de las velas de la flota Volvo Ocean Race; la otra mitad, en San Diego”.