Pascal Conq firma el casco del crucero familiar ganador del European Yacht of the Year 2019 y Nauta Design los interiores. Y aunque no hay velero absolutamente redondo, el resultado de unir ambas firmas para dar forma a la idea del astillero es plenamente satisfactorio. El Oceanis 46.1 es, por concepto, un velero de crucero, pero es rápido; pueden llevarlo tranquilamente una o dos personas, pero las opciones de maniobra dan mucho juego con tripulación completa; y es, además, por volumen, sumamente habitable con múltiples opciones de configuración interior. Texto: G. de Soler / Fotos: Bertel Kolthof/EYOTY
No lo ha tenido fácil el Oceanis 46.1 frente a sus dos principales competidores en la categoría de crucero familiar, un espacio que es hoy el principal campo de batalla de todos los astilleros. Y más en esta eslora de alrededor de los 45 pies, que es donde se sitúa hoy la media del mercado. Todos sus competidores en su categoría ofrecían alguna de las características por las que el Oceanis ha conseguido el galardón. Es el caso de la habitabilidad, terreno en el que ha tenido que competir con el Dufour 390 Grand Large, que en 12 metros ofrece tres espléndidas cabinas y tres baños; o la construcción, frente al Hallberg Rassy 340, imbatible en este terreno, pero más vulnerable en otros.
Digamos también que algunas de las unidades que este año han competido en la categoría de crucero de lujo, como el Wauquiez 42 Pilot Saloon, el Grand Soleil 48 o el Sunbeam 46.1, podrían haber sido perfectamente encuadrados en la competición del EYOTY como cruceros familiares, en cuyo caso le hubiesen puesto más difícil la victoria al Oceanis. Por muchas cosas, seguro, pero no por precio ya que, en este aspecto, con sus 225.000 euros de salida, pese a que luego haya que sumarle un buen pico, el Oceanis es imbatible.
CUBIERTA EFICIENTE
Consideraciones de contexto aparte, el Oceanis 46.1, como en 2012 lo hizo el Oceanis 45, ha sido proclamado ganador en su categoría, lo que le abre la puerta a ser un superventas.
Ya lo ha sido su predecesor el 51.1, también salido del gabinete Finot-Conq, con el que el 46.1 ganador este año comparte el casco con arista y unas formas que permiten por una parte ensanchar la proa para permitir una gran cabina doble —o dos si se desean— y por otra disponer de un increíble volumen interior sin que se pierda su capacidad de ofrecer prestaciones a vela, como veremos cuando hablemos de navegación.
En cubierta, el diseño ofrece una zona de proa plana, con delfinera para ancla y herraje de código 0 o asimétrico, y una escotilla que da acceso al pozo de velas. La caseta es alta, pero de líneas contenidas y puede incorporar o no un arco targa sobre el que anclar la escota de mayor. Desde el punto de vista de la maniobra se puede optar por un carril de foque autovirante o por el escotero de génova en el interior de los pasavantes.
La bañera merece un capítulo aparte: amplia, bien organizada y distribuida en dos zonas, la de estar y la de maniobra y gobierno. La primera ofrece sendas zonas de descanso con colchonetas reclinables a ambos lados del tambucho, libres de winches y cabos —ya que estos están reenviados a popa— donde uno puede tumbarse a echar una siesta perfectamente protegido del sol o la lluvia por la capota antirrociones. Otro aspecto a destacar es la forma de los bancos, que se amplían hacia proa formando una L, lo que los hace mucho más confortables cuando uno quiere echarse en ellos.
También se contempla, aunque como opción, una gran mesa central para ocho personas con las alas desplegables abiertas, robusta, con heladera y con capacidad para estibar en su interior la balsa de salvamento.
Otro aspecto a destacar es la agrupación de los winches en las timonerías al alcance del timonel —dos a cada banda—, lo que como hemos dicho deja libres las bandas del tambucho. Los pedestales inclinados disponen de consola elevada integrada para instrumentos, que quedan perfectamente a la vista de quien está a la rueda y que dejan un excelente paso hacia la plataforma de baño de popa que se forma al desplegar el espejo.
Como en anteriores modelos, algo que ya es propio de todos los nuevos Oceanis: los pescantes escamoteables para el auxiliar. Opcionales, pero imprescindibles. Al igual que la plancha que puede montarse a popa de la timonería y que permite cocinar al aire libre tanto desde la plataforma como desde la bañera.
ELEGANCIA INTERIOR
Ya hemos destacado el volumen que logra el diseño. Ahora añadimos la luz y las vistas al exterior que proporcionan las ventanas rectangulares del casco. ¿Se acuerdan del concepto Pilot Saloon? Pues este Oceanis consigue el mismo efecto sin que prácticamente nos percatemos.
Uno tiene el mar a la altura de los ojos tanto sentado en la mesa de cartas como en el sofá del salón, de pie, o en la cocina. Difícil lograr más luz ambiente, ya sea en los acabados en roble claro cepillado o caoba.
La cocina, por su parte es de sobresaliente: grande, con buenas superficies de trabajo y armarios altos y bajos, buena capacidad de frío y bien delimitada por el mobiliario. Es más que un rincón meramente funcional, como suele ser en la mayoría de cruceros, un espacio propio creado para estar a gusto.
El salón se diferencia por su distribución, con la mesa de cartas a proa, enfrentada al mamparo de la cabina. Una opción que puede no ser del agrado de todos ya que da la espalda al salón, pero que, en todo caso, no resta espacio a la mesa, que es grande, ni limita las posibilidades de instalar electrónica o repetidores. En contrapartida, el sofá de esta banda —convertible en tumbona para reposar las piernas— queda reducido en longitud.
La cabina de proa —que pueden ser dos cada una con su baño— es un confortable espacio, alto y luminosos con cama de 160×205 cm accesible por las dos bandas.
En la versión tres cabinas, las dos de invitados a popa son también muy luminosas gracias a las ventanas del casco y las dos escotillas que dan a cubierta.
El astillero no se olvida del chárter y ofrece opciones de hasta cinco cabinas, dos distribuciones de cocina (en L o longitudinal) y múltiples opcionales, de forma que desde la versión estándar básica hasta la First Line completa que es en la que nosotros lo probamos hay todo un mundo que puede recorrerse parcial o totalmente en función del presupuesto de que dispongamos.
Navegación
Navegamos en el último de los Oceanis, el 46.1 en dos ocasiones, y en ambas las sensaciones a bordo fueron inmejorables.
De serie se entrega con enrollador de mayor en el palo y foque autovirante, aunque admite génova, genaquer, trinqueta y código 0 opcionalmente. Nosotros lo probamos en la versión First Line, con un metro más de palo —en esta versión el palo puede ser de carbono—, y las velas LiteSkin que son opcionales puesto que de serie son de Dacron, con mayor de dos sables forzados.
El Oceanis 46.1 se ofrece en tres versiones de quilla: corta de 1,75 metros, larga de 2,90 metros y media de 2,35 metros, que fue con la que lo probamos.
La sensación tras amarrar de vuelta al pantalán es que nos encontrábamos ante un velero de gran crucero, rápido y sensible, al que pocas cosas, por no decir ninguna se le puede reprochar desde el punto de vista de la navegación.
Salimos a navegar con un viento de cinco nudos, izamos el genaquer y en nada estábamos a 5,6 nudos con el viento del través. Con el génova, con 4,7 de real lográbamos 4,3 de velocidad. En un crucero de, con sus 46 pies de eslora, solo pesa 10,5 toneladas, de las que 2,7 están en la quilla. Ya con más viento, vuelta a izar el gennaquer y con 8,5 nudos situábamos el barco en siete nudos de GPS con el viento de aleta. En todos los rumbos el Oceanis respondió con precisión a la rueda, con un rumbo firme, a lo que no son ajenas las dos palas del timón. Cierto que estábamos a bordo de la versión más extrema—la básica inicia el precio en 225.000 euros, mientras que la probada se situaba aproximadamente en unos 400.000— pero aún así uno podía hacerse bien a la idea de que en una versión estándar el comportamiento sería el mismo y la pérdida en velocidad poco considerable en uso como crucero puro.
En suma, un velero sumamente completo en cuanto a opciones de aparejo, con una bañera sumamente bien organizada y una maniobra estudiada para que sea fácil de gobernar incluso para una tripulación poco experimentada, escalonable en complejidad, y con unos interiores totalmente configurable dentro de los límites de la restructura a los que poco se les puede reprochar.
No podemos menos que congratularnos por el éxito del astillero y desearles a los futuros armadores que puedan apreciarlo y disfrutarlo tanto como lo hicimos nosotros en las pocas horas que pudimos navegar en él.
Características
Eslora total: 14,60 m
Eslora de casco: 13,65 m
Eslora de flotación: 13,24 m
Manga: 4,50 m
Calado: 1,75/2,35/2,65 m
Lastre: 3.061 / 2.735 /2. 576 kg
Desplazamiento: 10.597 kg
Capacidad de combustible: 200 l
Capacidad de agua: 370 l
Motor: Yanmar 57 Hp
Superficie vélica:
-Mayor enrollable: 44,50 m2
-Foque autovirante: 44,1 m2
-Mayor clásica (opcional) 54 m2
-Génova 105% (opcional): 58 m2
-Código 0: 102 m2
-Genaker: 152 m2
Arquitecto: Pascal Conq
Interiores: Nauta Design
Constructor: Bénéteau,
Importador: red Bénéteau,
Precio: 225.000 euros, versión base sin impuestos.
Seguro METROmar-Fiatc
Prima del seguro básico a terceros: 206,44 euros.
Incluye, responsabilidad civil obligatoria y voluntaria; defensa y reclamación de daños; y asistencia marítima.
FOCO EN
LA OPINIÓN DE N&Y
Diseño
+ Bancos de la bañera en L.
+ Superficie a ambas bandas del tambucho.
+ Zona de maniobra de la bañera.
+ Banco del salón convertible en tumbona.
– El gran espejo en el exterior del mamparo del baño.
Habitabilidad
+ Volumen de la cabina de proa.
+ Excelente cocina de crucero.
– Mesa de cartas pegada al mamparo de proa.
Maniobra
+ Excelente posición de los winches.
+ Posibilidades de aparejo y velas.
– Los sacos de cabos, mejor sin tapa.