El supermaxi australiano WILD OATS XI ha vuelto a imponerse en tiempo real en la 74th Rolex Sydney-Hobart. Todo un récord para este diseño de Reichel/Pugh al que los años no parecen hacer mella.K. C. Fotos: Carlo Borlenghi/RSH
Al revés, como los mejores vinos, el Wild Oats XI parece mejorar con el paso del tiempo. Eso sí, sus propietarios, la familia Oatley, no escatiman esfuerzos para remodelarlo cada temporada, con nuevos apéndices y profundos cambios tanto en el casco como en el aparejo.
Botado en diciembre de 2005, aquel mismo año se adjudicó la clásica australiana tanto en tiempo real como compensado, doble victoria que repitió en 2012.
Desde entonces, las modificaciones se han sucedido casi constantemente: primero se alargó su eslora desde los 98 pies hasta los 100 pies, cuando este fue el nuevo límite para participar en la regata. Se le añadieron orzas, tanto laterales como una central, e incluso se llegó a acortar dos metros la popa y simultáneamente sustituir los 12 metros de proa por otra nueva sección de 14 metros de longitud. Todos estos cambios le han permitido seguir plantando cara a diseños mucho más modernos, incluido el Comanche diseñado por los franceses VPLP y Guillaume Verdier.
En la 74th Rolex Sydney-Hobart no ha habido récord, pero sí una lucha despiadada por ser el primero en cruzar la línea de llegada tras remontar el río Derwent hasta la capital de Tasmania. Por primera vez, nada menos que cinco maxis de 100 pies se han disputado la victoria sobre las 630 millas de recorrido, con constantes cambios de líder. Pese a que uno de ellos tuvo que retirarse al inicio de la prueba, los otros cuatro han acabado con tan solo 42 minutos de diferencia.
Según reconoció Joan Vila (navegante del Wild Oats XI) a la llegada, la clave de su triunfo fue decantarse hacia el este en el estrecho de Bass, lo que les permitió colocarse claramente en cabeza al aproximarse a Tasmania.
Ha destacado la presencia de diversos regatistas españoles, varios de ellos participantes de la última vuelta al mundo: desde el veterano Joan Vila al joven Willy Altadill, pasando por Pablo Arrarte (caña del Comanche), Ñeti Cuevas Mon, Rafa Trujillo y Enrique Vicente López.
Pese a que no sopló un viento extraordinario, los barcos grandes se impusieron claramente en tiempo compensado: la victoria total fue para el Alive, otro diseño de Reichel/Pugh, de 66 pies, seguido del Wild Oats X, también de Reichel/Pugh de idéntica eslora. El tercer puesto del podio fue para un barco de 63 pies, el Voodoo.
Parece claro que el profesionalismo de las tripulaciones (o al menos de buena parte de los equipos, como en el Alive) y el tamaño de los barcos son dos factores decisivos para ganar en las grandes regatas oceánicas.
PRIMERA PATRONA QUE ACABA LA REGATA
Esta Sydney-Hobart nos ha dejado otros dos hechos dignos de mención. Por una parte, el éxito del holandés Wouter Verbraak, navegante del barco triunfador,
Alive. Verbraak se hizo tristemente famoso cuando era el navegante del Vestas Team que embarrancó en un arrecife del océano Índico durante la Volvo 2014-2015.
En lugar de hundirse, Verbraak reconoció su error y logró reivindicarse hasta conseguir la hasta ahora victoria más importante de su larga carrera, que incluye participaciones en la Barcelona World Race, la Copa América, la Middle Sea Race, diversas pruebas de TP 52 además de la ya extinguida Admiral’s Cup.
El otro nombre propio destacado es el de Stacey Jackson, la primera patrona que termina la Sydney-Hobart en sus 74 ediciones. No solo esto, sino que su Wild
Oats X acabó segundo con una tripulación íntegramente femenina, en la que figuraba la también australiana Sophie Ciszek, que corrió la última Volvo Ocean Race a bordo del Mapfre.