Al Sail Inn Pro le han bastado dos ediciones para consolidarse como una cita imprescindible entre muchos profesionales de la náutica. Lo que el año pasado fue solo una mañana de sesiones, este año se ha alargado a toda una jornada muy densa de exposiciones y mesas redondas, con protagonistas locales y extranjeros. Y todo parece apuntar que el certamen seguirá creciendo.
Su alma mater, Urtzi Sagarribay, ha anunciado la creación de una Asociación para el desarrollo tecnológico y la innovación en la náutica deportiva. Se trata de una iniciativa pensada a imagen y semejanza de Eurolarge, el clúster bretón que agrupa numerosas empresas y otras entidades del denominado Sailing Valley, seguramente la mayor concentración de actividad del sector náutico en una región, con su centro en Lorient.
Nicho de negocio desaprovechado
Sagarribay está convencido de que Euskadi reúne todas las condiciones para que la náutica se convierta en uno de los motores económicos de la zona: “La náutica deportiva es un nicho de negocio que no estamos sabiendo aprovechar cuando lo tenemos todo a nuestro favor”.
En este sentido, el organizador del Sail Inn Pro y también del Sail In Festival destaca la existencia no solo de empresas, grandes y pequeñas, sino también de centros tecnológicos y agencias gubernamentales.
De lo que se trata, considera, es de aprovechar las sinergias entre ellas, y también con otros sectores con los que la náutica tiene mucho en común, como el aerodinámico y el de la automoción.
Parece que las cosas pueden empezar a moverse en la buena dirección. Ya en el Sail Inn Pro pudo verse cómo algunos participantes en alguna mesa redonda intercambiaban tarjetas de visita, en una clara muestra de posibles intereses compartidos.
En esta edición del Sail Inn Pro se expusieron novedades (algunas exitosas, como el caso de Windy.com; otras aún en fase de experimentación, como el uso de velas en la marina mercante), se habló de nuevas tecnologías (desde la fabricación de foils con robots a la de componentes con alto valor añadido, como es el caso de fabricación con impresoras en 3D), la aparición de astilleros de barcos con hidroalas, el uso de la energía a bordo y el control de los barcos a distancia; sin olvidar que los simuladores ya son una realidad que permite muchos ahorros.