El jurado del European Yacht of the Year coincidió prácticamente por unanimidad en otorgar el trofeo en la categoría de Crucero Rápido al Solaris 50. Alguien lo definió como el más contemporáneo de los veleros de altas prestaciones mediterráneos del momento. Veamos por qué. German de Soler/ Fotos Bertel Kolthoff
En un momento en que el segmento de los cruceros de altas prestaciones tira hacia arriba abandonando las esloras medias, este nuevo Solaris encuentra un hueco en el segmento de los 50 pies. Y lo ocupa con brillantez.
Es un diseño moderno, con una cubierta tan desnuda como sofisticada y una atmósfera interior lujosa sin barroquismo, limpia y esencial. A esto se suma un diseño de casco que muestra una proa ligeramente invertida, secciones de popa amplias y bañera abierta, arista viva que se acentúa suavemente desde la mitad de la eslora y una maniobra que logra hacer realidad lo que muchos diseñadores intentan sin conseguirlo realmente: poner a punto de forma efectiva un sistema que permite realmente gobernar el barco en solitario.
Limpieza de líneas
De pie o sentado frente a uno de los dos pedestales de gobierno es cuando uno se percata realmente de la pureza del diseño de la cubierta del Solaris 50. Nada obstaculiza la visión hacia proa y el control de las velas desde barlovento es absoluto. Ni siquiera la capota antirrociones interrumpe las líneas de la caseta al integrarse hasta quedar completamente enrasada con el perfil de la caseta.
La bañera es amplia, mucho, y la circulación por cubierta es fácil así como el paso desde la bañera hacia las bandas, con amplios pasillos que se prolongan hasta finalizar a ambas bandas del espejo. La cubierta de proa es sorprendentemente plana, con las escotillas enrasadas y nada que estorbe el paso, ni siquiera el carril del foque autovirante, que queda igualmente enrasado. Es una bañera diseñada para moverse por ella sin encontrar obstáculos, ni en el plan ni en medio, y para que se pueda pasar con absoluta facilidad de sotavento a barlovento.
Desde la rueda, uno puede controlar absolutamente toda la maniobra desde los dos winches que se encuentran frente a cada uno de los pedestales. Hasta ellos llegan, ordenadamente y escamoteados bajo las brazolas, todas líneas. También la de escota de mayor, que se llevaba a estos winches reenviándola desde una polea doble anclada a un robusto cáncamo en el centro del plan por el interior de la botavara hacia proa y después de vuelta hasta ellos. Es decisión de cada patrón y de cada momento decidir qué cabo se lleva a qué winche, ya que ambos pueden usarse para todo. De hecho, el astillero no ofrece opción para un carro de escota de mayor, lo que deja bien clara la voluntad del diseñador de preservar la estética limpia de la cubierta y también el acierto del astillero al dirigir esta unidad hacia un destinatario muy concreto: el propietario que navegará generalmente con poca tripulación.
Quizá por eso las bancadas de la bañera, a diferencia de otros cruceros que ponen el acento en el confort hasta el punto de subordinar a él otros aspectos, no destaquen especialmente por su comodidad. Es ciertamente la de un crucero, con una excelente y estilizada mesa de doble ala sobre soporte de inox, pero no es menos cierto que cuando uno coge la rueda de esta unidad en lo último que piensa es en dejarla para estirarse en un banco. Y es que las sensaciones que proporciona el gobierno del Solaris 50 son altamente adictivas.
En crucero se agradece disponer de espacio para el auxiliar, por lo que otro punto a destacar es el gran garaje de popa, cerrado por el espejo, que permite albergar en él una embarcación de 2,40 metros, pero, más que eso, lo interesante es que puede botarse sin necesidad de girarlo. Un argumento más a su favor.
Lujo sin alarde
El estilo y la calidad que se observa en cubierta se repite en el interior. Es lujoso sin ostentación, racional, nada recargado y acogedor, de forma que produce una sensación de placidez natural. Al ojo habituado del buen observador no se le escapa que tras las líneas limpias y en apariencia simples del mobiliario, se esconde una carpintería elaborada hasta el último detalle.
Todos los elementos están inteligentemente dispuestos, los volúmenes son proporcionado y las zonas de circulación espaciosas. Hay pasamanos central en el techo pero uno siempre tiene un guardamar a mano para moverse con seguridad en escoras pronunciadas. La carpintería puede escogerse, desde la madera blanqueada hasta la más cálida en función de los deseos del propietario.
Sentados en el salón, las ventanas del casco —relativamente pequeñas en comparación con otros cruceros de su rango— permiten visión al exterior, pero el perfil bajo de la caseta que obliga a bajar el plan para mantener la altura bajo baos impone servidumbres en el tamaño y por tanto en la visión exterior que ofrecen las ventanas superiores. Pese a ello, el diseño logra un interior luminoso que, complementado por la limpieza de líneas que se observa por doquier, produce volumen y sensación de amplitud.
El hecho de que los bancos de proa y popa de la mesa central no tengan respaldos amplifica esta sensación sin restar comodidad.
La mesa de cartas se reduce a la mínima expresión y puede situarse mirando a proa o a estribor, como era el caso, siempre integrada con la banqueta-sofá del salón. Tampoco se necesita mucho más, atendiendo a las posibilidades de instalación de electrónica que ofrecen las grandes consolas de la bañera y a que estamos en un velero radicalmente moderno que ofrece todas las posibilidades de comunicación sin hilos desde estas a la mesa de cartas. Aun así, hay en ella espacio más que suficiente para electrónica, controles y repetidores.
La cocina es en L y generosa, práctica, con excelentes guardamares que permiten sujetarse bien. La amplitud del espacio los exige, pero aun así echamos en falta una cincha de sujeción para cuando estemos trabajando frente a los fuegos de la cocina. Los cajones y armarios son de madera laminada con frontales de teca maciza y con amortiguadores de apertura. La unidad en que navegamos disponía de dos neveras, de apertura vertical y de cajones, pero estos últimos son una opción. Hoy en día, en una unidad de crucero de lujo, estos opcionales deberían ser ya un estándar.
Dado el espacio que el diseño reserva para el garaje de popa y el cofre de velas de proa la configuración de tres cabinas y dos baños es la única que ofrece el astillero. Como opción puede substituirse el gran pañol de velas por una cabina para marinería.
La cabina de proa destaca por su altura, la suave iluminación indirecta que multiplica la sensación de confort, y la capacidad de estiba, que incluye grandes cajones bajo la cama. Esta puede colocarse central, con pasos a los lados o a una banda, en cuyo caso el baño se sitúa a proa de la cabina aislándola del camarote de marinería.
Las cabinas de popa permiten opcionalmente dos canas individuales en dos niveles con objeto de que pueda ser compartida por una pareja de amigos o los niños, una solución que cada día se impone más, en substitución de las camas dobles únicas. Los baños, con encimeras de carbono, poseen ducha separada por puertas de doble hoja, y disponen de espacio para ropa mojada con drenaje a la sentina del baño, algo que se agradece enormemente cuando la meteo no acompaña.
Navegación
Antes de subir a bordo nos hacemos dos preguntas. ¿Se corresponde el atractivo aspecto exterior creado por el argentino Soto Acebal con la calidad de construcción? ¿Navegará como sugieren las formas del casco? A ambas cuestiones, tras la visita y la prueba debemos responder afirmativamente. Casco y cubierta están construidos en molde hembra en sándwich con núcleo de Airex, laminados por infusión al vacío. Donde se necesitan, como en la quilla, en cubierta alrededor del palo y los cadenotes, los refuerzos son de carbono. Los longitudinales y transversales son de composite, laminados y encolados al casco, y también el mamparo principal y el de proa están construidos en composite. El resto son de contraplacado de teca encolados a casco y cubierta. El resultado es un barco ligero por la eslora que ofrece.
Ya hemos destacado la forma del casco: proa ligeramente invertida, secciones de popa amplias y arista que evoluciona desde media eslora. Añadamos unas palas de timón compensadas que se mostraron sumamente efectivas y la maniobra basada en mayor con escota reenviada por el interior de la botavara a las timonerías, foque autovirante y botalón de inox integrado que permite montar las velas de portantes y ya tenemos la explicación de lo que observamos durante la prueba de navegación: navegamos continuamente por encima de la velocidad del viento con un perfecto equilibrio al timón y un controla muy afinado y fácil de las velas.
Con 5,7 nudos de viento real y mar entre plana y rizada, navegábamos a 6,9 nudos con código 0; con 6,5 de real alcanzamos 7,3 nudos.Con este viento ligero el Solaris 50 arrancaba con presteza y aunque escoraba con facilidad, se estabilizaba enseguida sobre su ancha popa con firmeza gracias a la arista que se inicia a mitad de la eslora y se hace más pronunciada hacia popa. Llevar la rueda es una delicia: se percibe la más mínima presión sobre la pala y se corrige cada intento de orzada con extrema suavidad. Basta con no ser brusco.
Es un crucero que se deja gobernar con finura y uno debe tratar siempre la rueda, para sacarle el máximo partido como si se estuviese afinando en una ceñida en regata. Sin embargo, perdona los errores y arranca de nuevo con suavidad y presteza tras un involuntario despiste.
La capacidad de ceñida también es alta con la configuración estándar con foque autovirante, ya que permite remontar al viento hasta un ángulo de aparente de 30°. No pincha en las olas ni se deja dominar por ellas, se apoya bien sobre el costado y las aletas con velas portantes: puro goce.
A motor, con un volvo D2 de 75 caballos y hélice fija, el Solaris 50 alcanza los nueve nudos al régimen máximo de 2.900 vueltas, mientras que a un régimen suave de crucero de 2.400 rpm se mantiene en 8,2 nudos. Son velocidades ideales para las condiciones del Mediterráneo, especialmente en verano cuando el viento escasea y uno desea ir o volver rápido al final del día.
La opinión de [N&Y]
Diseño
+ Líneas esenciales y modernas.
+ Capota totalmente integrada.
+ Garaje de popa.
+ Amplitud de la bañera.Maniobra
+ Control total de la maniobra desde las ruedas.
+ Sistema de reenvío de escota de mayor.
+ Foque autovirante con carro enrasado.
+ Sensibilidad de los timones.Habitabilidad
+ Volumen logrado en el interior.
+ Atmósfera elegante y excelentes acabados.
+ Distribución racional.
+ Cabina de popa con dos camas a diferente nivel.
– Poca visión exterior de pie desde el salón.
– Poca capacidad de frío de serie.
FOCO EN
Características
Eslora total: 15,40 m
Eslora de flotación: 14,25 m
Manga máxima: 4,55m
Calado: 2,80 m (2,6 – 2,35 m opcional)
Desplazamiento: 14.200 kg
Lastre: 4.900 kg
Superficie vélica: 160 m2
-Mayor: 85 m2
– Génova: 75 m2
Motor: Volvo Penta 55 Hp sail drive (75 Hp opcional)
Capacidad de agua: 500 l
Capacidad de combustible: 350 l
Diseño: Javier Soto Acebal
Diseño interior: Lucio Micheletti
Diseño estructural: Solaris Yacht Team
Construcción: Solaris Yachts
Importador: Solaris Yachts Ibérica.
Certificado CE: RINA
Precio: 480.000 Euros, más impuestos
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