Pablo Arrarte, también conocido como “Patán” se ha sabido ganar la simpatía y la colaboración de una tripulación joven que lo dio todo y logró una merecida victoria. También se ganó el reconocimiento de la prensa internacional que en la sala de prensa de The Ocean Race en Génova comentaba el valor de la victoria del WindWhisper y el mérito del santanderino.
Autor: Diego Yriarte
Nos encontramos con Pablo Arrarte en Génova, en el final de The Ocean Race, donde acudimos por invitación de Helly Hansen. Pablo nos atendió en el barco a una distancia prudente del bullicioso village donde poco después se sumergió en una entrevista en directo ante el público presente.
Con la sencillez que lo caracteriza me comentó que ya suma cuatro vueltas al mundo, dos con Telefónica, una con el equipo holandés Brunel y la última con el Mafre, que considera como la mejor “porque nos lo pasmos muy bien y cuando más aprendes más tienes para aportar”. También, ha navegado en diversos barcos en regatas oceánicas como la Sidney Hobart, cruces del Atlántico y ha hecho “algún récord” —como él lo define— y remata: “Tengo suerte que hayan salido cosillas por ahí”.
La incorporación al WindWhisper
“Salió un poco de carambola”, afirma. Este año The Ocean Race ha cambiado de estructura, ha cambiado de clase, se incorporaron los IMOCA 60, y los VOR65 estuvieron a punto de no navegar, cuando decidieron hacer la Sprint Cup, de solo tres etapas. “El equipo Polaco me llamó porque se habían quedado sin patrón, encajaba en mi calendario y para mí fue una oportunidad para seguir evolucionando y aprendiendo y hemos llegado a Génova de una pieza y muy bien”.
Los más jóvenes
El objetivo del patrocinador siempre ha sido dar visibilidad a chicos jóvenes, sobre todo polacos. Cuatro de ellos llevan navegando en el barco tres años. “Yo me incorporé al equipo tarde, un mes y medio antes de la salida, y la única condición que puse fue que pudiese tener una parte de gente con experiencia, sobre todo por seguridad, no por rendimiento. Por suerte en la primera etapa estuvieron Antonio Cuevas Mons Ñeti, y Willy Altadill, y tener a dos amigos, dos compañeros en los que confiamos mutuamente fue muy valioso”. De hecho, la primera etapa fue de condiciones muy duras, con vientos de 50 nudos que no les permitía salir del Mediterráneo, pero finalmente ganaron la etapa.
Y después de dar la vuelta al mundo, ¿qué?
Se ha acabado la vuelta al mundo y Pablo Arrarte seguirá navegando en diferentes equipos, en diferentes partes: “Ahora, con este mismo barco vamos a hacer la Fasnet, luego haré la Copa del Rey en un Swan 50. Después iré a Australia a navegar en Comanche, y volveré a Europa, para la Middlesea Race, en el Rambler. Muchos viajes, muchos proyectos y mucha suerte de estar ahí”.
Suena muy bonito, pero no deja de ser un trabajo, que es más leve porque se basa en una pasión: “Sobre todo, disfruto y cada día disfruto más y esa es la suerte que tengo.
Yo me dedico a esto, afortunadamente esa es mi pasión. No sé si algún día llegaré a cansarme. Seguro que de navegar no, pero de hacer regatas, estar tanto tiempo fuera de casa, igual llega un día en que diga que ya está bien. Pero seguiré haciendo bordos por la bahía, en Santander…”