“Un velero de 70 pies en el que puedas navegar solo”. Este es el concepto que inspiró al navegante, emprendedor y fundador del astillero Y/Yachts, Michael Schmidt, al iniciar la construcción del Y70 Bella. Pero para hacerlo realidad se requería algo más que la idea: hacía falta pasión por innovar y la tecnología para hacerla realidad. De la unión de estas tres premisas ha surgido Bella, un crucero-regata totalmente en carbono, sin baquestays, sin burdas, con foque autovirante, con todos los winches y la maniobra concentrados al alcance del timonel. Un velero majestuoso que, pese a su complejidad técnica y sus casi 22 metros de eslora, resume una filosofía muy franca: cuanto más simple es el barco, mayor es el placer de navegar. German de Soler / Fotos: Nico Krauss/exterior. Thomas W. Sichtvorteil (interior)
Michael Schmidt buscaba un barco para uso privado y, como sucede tantas veces y con tantos armadores en el mundo de la vela, lo primero que se planteó fue definir claramente las condiciones que debía requerir el velero que buscaba. Además de ser manejable por una sola persona, debía ser rápido y ligero, y con unas líneas que lo distinguiesen claramente de los barcos al uso, con una estética que aguantase el paso de los años y las modas y, también porque no, que mantuviese el valor de la inversión necesaria para hacerlo realidad.
Esto pasaba en 2014. Michael Schmitdt no encontró lo que buscaba en el mercado de los superyates y decidió hacerlo él mismo. Así nació Y/Yachts. Hoy, además del primero de los Y7, el Bella, diseño de Bill Tripp en que pudimos navegar en Mallorca el pasado julio, hay cuatro en diferentes fases de construcción y plazos de entrega —la segunda unidad será presentada en el salón de Cannes— además dos 80 pies diseño de Luca Brenta y Lorenzo Argento y un 74 Explorer híbrido, toda vez que ya está en construcción el casco de un 90 pies diseño también de Bill Tripp.
La sencillez como norma
El Y7 responde absolutamente a las premisas mencionadas más arriba. El arquitecto escogido para su barco fue Bill Tripp. La idea era diseñar un barco ligero, con líneas de casco creadas para navegar con ventolinas a partir de ocho nudos, no constreñido al rango de los 12 a 18 como la mayoría, y que fuese un barco que no requiriese una tripulación permanente sino que pudiese ser llevado en familia y con un capitán. Debería ser también un barco simple, de manera que todos los sistemas bordo y toda la tecnología empleada en su construcción debería estar al servicio de esta sencillez de manejo.
Y de hecho lo logró ya que estos criterios son claramente perceptibles desde el momento en que uno sube a bordo. El casco es ultraligero, realizado en sándwich de carbono —salvo en la parte alta en que es monolítico con resinas epoxy— al igual que la cubierta, y los mamparos también son en sándwich no estructurales. El capitán, y un tripulante si se desea, disponen de una cabina con dos camas y baño propio en popa, algo justa pero suficiente, con acceso desde cubierta y desde el interior.
Y finalmente, algo especialmente destacable: los motores y todos los sistemas —generador, potabilizadora, etc…— están situados en un compartimento bajo el plan al que se accede levantando las panas. Aquí encontramos dos cajas contenedoras, una para motores y otra para sistemas, que se construyen y montan fuera del barco y después se traslada al interior. Un reflejo más de esta voluntad de hacerlo todo cuanto más simple y accesible mejor. También ilustra esta simplicidad el que los motores son dos Nanni diesel no electrónicos de 80 caballos con eje y hélices de dos palas plegables Hay que decir sin embargo, que en las próximas unidades los motores son Saildrive. En aras a la simplicidad, tampoco hay un sistema de bus que controle los sistemas eléctricos sino que todo funciona mediante los fusibles clásicos.
Otro ejemplo de esta simplicidad es que el espejo de popa es cerrado, no se abre, de manera que toda la popa es un inmenso cofre de gran capacidad, que permite no solo la estiba de un auxiliar o de un jet Williams sino la colocación de grandes electrodomésticos. Hay, obviamente, una gran plataforma, que al levantarse queda perfectamente integrada en el espejo.
Otro detalle que refuerza la idea de simplicidad que impregna todo el barco: tampoco hay ninguna grúa para la botadura del auxiliar. Un botalón en el interior de la botavara tipo Park Avenue que sale por su extremo hace las funciones de percha de izado de manera que moviendo la botavara a la banda que se desee botar el auxiliar es un juego.
“El principio general del barco es ‘hazlo sencillo’ y esto significa que hemos diseñado un barco que puede ser manejado por una pareja. Con foque autovirante, dos motores, hélice de proa y control por joystick, este es un barco fácil de maniobrar tanto en navegación como en los atraques”—afirma su diseñador Bill Tripp.
Ligero y veloz
Construido con una imponente cubierta totalmente plana forrada con teca sintética tanto por razones ecológicas como de durabilidad, 29 toneladas de peso y casi 300 metros cuadrados de vela, este barco es divertido y rápido incluso con vientos ligeros. Pudimos comprobarlo durante nuestra navegación en Port Adriano, Mallorca, puerto base del Bella donde había llegado tras atravesar la bahía de Vizcaya en su primera singladura de 2.600 millas desde el astillero en Greifswald, Alemania, hasta Mallorca.
Navegamos a todos los rumbos, con la enorme mayor trapezoidal, el foque y el gennaquer, con un viento real de entre 10 y 13 nudos, unas condiciones ideales para el barco, manteniendo promedios de 12-13 nudos y con una alegre punta de 13,6. El barco no se notaba pesado, dejaba sentir bien la presión sobre las palas —al tener dos, una siempre trabaja en profundidad—, mantenía estabilidad direccional en cualquier ángulo de escora sin obligar al timonel a trabajar continuamente la rueda y respondía al trimado de las escotas con precisión de centímetros.
La posición al timón era sumamente cómoda y las grandes consolas permiten un control absoluto sobre todos los componentes de la maniobra. Los grandes winches primarios eléctricos están situados de manera que el piloto puede manejarlos desde la posición de sentado a la banda, toda vez que otros dos secundarios se sitúan tras él y pueden ser accionados por él mismo o por una segunda persona.
Por tanto, nada que objetar desde el punto de vista de la maniobra y tampoco por lo que respecta a la distribución de la cubierta y la atmósfera de calidad de vida al aire libre y el confort que procura: el espacio de estar, bien protegido por un toldo sobre puntales móviles, es espacioso, con dos mesas de alas desplegables y sofás de base amplia y respaldos cómodos, al igual que los dos grandes asientos acolchados mirando a popa, sobre las dos cabinas. A este espacio hay que añadir el solárium sobre el tejadillo de la caseta, totalmente plano, que proporciona otra área de relax en navegación o fondeo.
Máxima flexibilidad
“Muchos barcos en el rango de los 70-100 pies están construidos como proyectos one-off” —comenta Bill Tripp. “Nosotros hemos trabajado con Michael Schmidt Yachtbau para diseñar e ingenierizar series de barcos con los mejores materiales en un proceso de producción que no obligue tener que reinventar la rueda cada vez que se construye uno, pero al tiempo manteniendo la máxima flexibilidad en la distribución de los espacios. Con cinco configuraciones diferentes de cabina, el Y7 responde a las necesidades de los armadores más diversos”, concluye.
En efecto, el Y7 es totalmente customizable y el interior responde también al criterio de sencillez que preside el concepto. La estética del conjunto es minimalista, y en ella las maderas oscuras, los materiales naturales y las texturas mate utilizados en el Bella configuran una atmósfera cálida y exclusiva, enfatizada por la iluminación led controlada por zonas. Abundan los bonitos detalles, como las lámparas del techo, las sutiles luces en los armarios o las estanterías o las asas de cuero deslizantes sobre guía que sustituyen a los pasamanos convencionales del techo, toda vez que el mobiliario parece no ser fijo para dar más sensación de hogar.
La visión al exterior y la luz natural queda garantizada por las ventanas del casco y la cristalera vertical que se extiende a lo largo del perímetro de la caseta. Una forma que, a la vez que define estética y formalmente el barco desde el exterior, impide la entrada de la luz directa del sol y, en consecuencia, reduce los requerimientos de climatización.
La versión en que navegamos equipaba una cabina aproa y dos en popa, la de babor como hemos dicho para tripulación. El salón ocupaba toda la manga con un gran sofá con chaise longue en babor mientras que, a proa, esta banda quedaba ocupada dos escalones más abajo, por un despacho con una gran librería. La banda de estribor se destina en el Bella íntegramente a cocina. Una distribución que varía en la próxima unidad en la que la cocina es mayor y no hay despacho.
En suma, un barco que, aunque creado por y para las necesidades de un propietario concreto, ofrece una combinación de velocidad y confort, ideales para un propietario que busque un crucero rápido oceánico que también se comporte bien en regata, sencillo en concepto aunque con la tecnología aplicada más actual, a un precio de salida sumamente competitivo en el mercado actual. Y por encima de todo, creado para disfrutar de la vela en estado puro.
Y7 Bella
Características
Eslora total: 21,68 m
Eslora de flotación: 20,35 m
Manga: 5,75 m
Calado con quilla fija: 3,30 m
Calado con quilla telescópica: 2,50-3,90 m
Desplazamiento en rosca: 28,9 t
Lastre: 9,6 t
Superficie vélica:
-Mayor: 174 m2
Foque autovirante: 123 m2
Código 0: 350 m2
Genaquer: 550 m2
Motor: 2 x Nanni 79 Hp-57,4 kW
Capacidad de combustible: 900 l
Capacidad de agua: 900 l
Capacidad de aguas negres: 240 l
Arquitecto naval: Tripp Design Naval Architecture
Diseño interior/estilismo: MSY Design Team
Ingeniería estructural: AMS Italia/Francesco Pelizza
Constructor: Michael Schmidt Yachtbau
Clasificación: A
Precio: a partir de 1.890.000 euros, sin impuestos.