Adquirir una embarcación neumática o semirrígida no es un tema baladí, por más que la necesidad, la proximidad de la temporada, el precio ofertado o, sencillamente, las ganas, sean acuciantes. Que la mayoría de estas embarcaciones, aunque sean de pequeña eslora no significa que no sean complejas y, por tanto, deberá prestarse la misma atención a su compra que si se tratase de un barco mayor. Hacerlo o no puede marcar la diferencia entre disfrutarla muchas temporadas o que quede arrinconada o sea malvendida tras unas cuantas navegaciones.
1. Establecer el presupuesto y la necesidad
Por muy claros que tengamos todos los conceptos de lo que deseamos y para qué la vayamos a utilizar, el presupuesto es el factor más determinante en la compra. Por lo tanto, a partir de ahí, podremos movernos en las esloras, motorizaciones y tipologías (semirrígida o neumática, neopreno o PVC, potencia…) que se ajusten a nuestras preferencias.
2. Definir el programa
La elección de una embarcación debe llevarse a cabo en función del programa de navegación. Por lo tanto, es conveniente definir previamente cual será el tipo de uso que le vayamos a dar: paseo, salidas de día, navegación con la familia, pesca, esquí náutico, pequeño crucero de día… Si las salidas van a ser en familia en aguas protegidas, el concepto del confort a bordo será un punto primordial. Hay que tener en cuenta que si la navegación va a ser en mar abierto, las exigencias en el diseño de carena van a ser más importantes. Y si va a guardar la embarcación en el garaje de casa y remolcarlo después de cada salida, considere también qué posibilidades y facilidades va a tener.
3. Considerar el mantenimiento
Está claro que el precio final del barco no considera los costes de mantenimiento que éste va a requerir. Hay que ser consecuente en la adquisición considerando lo que va a suponer luego un desembolso periódico en las tareas de revisión, mantenimiento, combustible, etc. No nos dejemos llevar por el atractivo de una potencia elevada sin valorar que, más adelante, ésta va a repercutir en las tareas de mantenimiento, en el consumo o en el mayor peso. Consulte este tema a fondo con el distribuidor.
4. Recurrir a un experto
En el caso de una compra de segunda mano, tanto a un particular como a un profesional, sobre todo si esta va a ser su primera embarcación, necesitará la ayuda de un experto. La intervención de éste supondrá un coste, evidentemente, pero ello le evitará posteriormente cualquier sorpresa desagradable.
5. Pensar en el amarre
Si vamos a dejar el barco en el puerto convendrá solicitar plaza, o apuntarse a la lista de espera con el tiempo suficiente. En algunos puertos es difícil obtener un amarre, y las tarifas de alquiler pueden variar ostensiblemente de uno a otro, aunque disten a muy pocos kilómetros. Otra opción puede ser la de tener la semirrígida en el remolque bajo pupilaje del puerto, siempre más barato que en el agua, si la bajamos y la subimos nosotros mismos por la rampa.
6. Escoger una buena financiación
Son muchas las opciones de financiación de un barco, ya sea nuevo o de ocasión. Entidades bancarias y financieras proponen las más diversas posibilidades, con o sin aval personal, entre ellas el leasing.
7. La importancia del seguro
El seguro es obligatorio y ello conlleva una responsabilidad importante. No dude en optar por una firma experta en seguros de embarcaciones, sin caer en la tentación de la guerra de precios. Aquí no hay “rastreator” que valga. Las mejores casas de seguros náuticos confeccionan pólizas a medida dependiendo del uso de la embarcación, de dónde se guarda, si en amarre, en tierra o en casa, etc. No es un tema tan estandarizado como en los automóviles, por lo que deberá hacerse a medida. Recordemos que la potencia del motor tiene una repercusión importante en el precio final de la póliza.
8. El eterno dilema: ¿neopreno o PCV?
Una de las grandes cuestiones que viene debatiéndose desde hace décadas es el tipo de tejido de un modelo hinchable, ya sea neumática o semirrígida. Cada tipo de tejido tiene sus ventajas e inconvenientes. El neopreno hypalón es más caro, pero ofrece una mayor resistencia a los hidrocarburos, a los rayos ultravioleta y a la abrasión. Es más confortable y fácil de reparar. El PCV es más barato, ofrece una buena resistencia, excelente estanquidad y es reciclable, pero es menos flexible y confortable.
9. La elección de la potencia
Si la elección del barco es ya en sí un rompecabezas, más lo es la elección del motor. La potencia deberá ser acorde al tipo de navegación que vayamos a realizar. Cada barco tiene una potencia máxima homologada, una potencia recomendada para un uso normal, y una mínima aceptable por el fabricante. Si vamos a realizar salidas deportivas, de esquí náutico, o siempre bastante cargados con la familia, la potencia media será justa. Si vamos a pescar solo, y la velocidad no es determinante pero vamos a realizar bastantes millas, la potencia recomendada nos evitará costes en el consumo de combustible. Por lo general la potencia mínima aceptada siempre es desaconsejable.
10. La red de servicio
Fundamental. Tanto para los recambios, como para el mantenimiento y asistencia técnica, las marcas más próxima y fiables deberán determinar nuestra elección. Una marca —de motor y de embarcación— poco conocida, sin una buena red de asistencia, y además muy barata… son tres motivos para desconfiar. No se la juegue. Las grandes marcas tienen buena cobertura y buenos profesionales, además de experiencia.
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