El American Magic se impone al Team New Zealand en la primera regata preliminar
Autor: Kiku Cusí
Fotos: Diego Yriarte
Había mucha expectación por ver a los mejores regatistas del mundo enfrentados en barcos idénticos. La oferta de la Primera Regata Preliminar de la 37ª America’s Cup, celebrada en Vilanova i la Geltrú, a 45 kilómetros de Barcelona, prometía mucho espectáculo. Era la primera oportunidad para saber el estado de forma de las seis tripulaciones que aspiran a ganar la Copa de las Cien Guineas dentro de 12 meses. La escasa fuerza del viento limitó el espectáculo, pero permitió sacar unas primeras conclusiones de esta Copa.
America’s Cup: Los equipos ya entrenan en Barcelona
La primera es que tanto el defensor, Team New Zealand, como el American Magic tienen las dos tripulaciones más en forma a bordo de un AC40. Son los equipos que más han entrenado con este monotipo en el que se enfrentarán hasta que el próximo verano puedan regatear con los nuevos AC75 que todos ellos están construyendo. Y esta experiencia ha valido su peso en oro en Vilanova i la Geltrú.
La segunda conclusión es la confirmación de que el AC40 es un barco espectacular cuando consigue volar, y permite una competición muy cerrada. Lo que no perdona, sin embargo, son errores, muy fáciles de cometer porque este hermano pequeño de los AC75 es un auténtico potro salvaje. Con un viento que nunca superó los 11 nudos, han navegado a una velocidad de 34; ¡y con poco más de 7, se vio a algunos volar a más de 28, casi cuatro veces la velocidad de Eolo!
Con poco viento, lo importante es conseguir volar. Todos lo conseguían antes de la salida, remolcados, eso sí, por sus propios equipos hasta la señal de preparación. Después era cuestión de navegar con su propio viento aparente; un solo despiste los dejaba prácticamente clavados sobre el agua, arrastrándose a no más de 5 o 6 nudos, en lugar de volar a 20 o 24.
El poco viento en Vilanova i la Geltrú lastró el espectáculo
ETNZ fue el único que consiguió arrancar por sus propios medios en una ocasión, a base de remar con la mayor, forzando el carro de escota de sotavento a barlovento: fue suficiente para sobrepasar al resto de la flota en una de las regatas y volar en solitario hasta la línea de llegada.
Este trabajo a destajo del carro de la mayor es, sin embargo, constante en casi toda la regata. Ver cómo el puño de escota cambia su posición sin cesar es una prueba de cuán importante es la labor de los trimmers.
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Grandes sorpresas
En Vilanova i la Geltrú ha habido dos grandes sorpresas. La positiva, la brillante actuación de los franceses, que no se subieron a un AC40 hasta tres semanas antes de esta primera regata preliminar. La negativa, la falta de puesta a punto de los británicos de sir Ben Ainslie, último destacado en cuatro de las seis pruebas disputadas. Xabi Fernández, entrenador del equipo, fue taxativo. “No hay excusa”, dijo, reconociendo implícitamente que ha sido un error centrar su preparación en las pruebas con su propio prototipo de 40 pies y no entrenar en el AC40.
La tercera sorpresa la protagonizó el gran favorito, el ETNZ: una sola maniobra fallida les apartó de un triunfo que parecían acariciar. Cuando iban en cabeza de la general y también de la última regata de flota, perdieron el vuelo en una trasluchada. Los segundos perdidos hasta que consiguieron despegarse del agua fueron suficientes para verse superados por el American Magic.
Los norteamericanos no fallaron; fueron de menos a más y se impusieron en esta Primera Regata Preliminar de la America’s Cup, después de que la falta total de viento impidiera celebrar la match race final.
En cuanto a los italianos del Luna Rossa y los suizos del Alinghi Red Bull Racing, tuvieron luces y sombras. No están lejos de los mejores, pero son demasiado irregulares para ponerlos en aprietos.
El gran protagonista de estos días fue, sin embargo, el viento, nulo el primer día y muy flojo el segundo; solo en la tercera jornada se pudieron celebrar tres regatas con todos los AC40 volando a velocidades superiores a los 30 nudos, triplicando la velocidad de Eolo.
De todas formas, este primer enfrentamiento de los equipos no tiene mucha trascendencia para la competición. Sabido es que lo más importante para ganar la America’s Cup es tener un barco más rápido que los demás. Quién lo consigue no lo sabremos hasta finales del próximo verano.
¿Dónde están los barcos?
Esta era una de las preguntas más oídas en el village de Vilanova i la Geltrú. Por mucho que la organización pregone que quiere acercar la competición al público en general, en la realidad parece que se empeñe en poner palos a la rueda. Esta Primera Regata Preliminar de la 37ª America’s Cup ha sido, en este aspecto, un compendio de lo que no debería haber sucedido: el público no pudo ver de cerca en ningún momento los seis AC40, que se mantenían en un muelle cerrado a casi todo el mundo.
Si esto sucede con un monotipo, en el que no hay secreto alguno, ¿qué sucederá durante la America’s Cup del próximo año, cuando los barcos sean prototipos cargados de secretos?
Teloneros de lujo
La mayor concentración de patines catalanes de la historia hizo de telonero de las dos últimas jornadas de esta Primera Regata Preliminar de la America’s Cup.
Nada menos que 210 catamaranes procedentes de siete países pusieron un contrapunto a la extraordinaria sofisticación de los AC40, con una navegación tradicional: un catamarán sin timones, una vela y un patrón que controla el rumbo del barco con su propio peso, desplazándose a proa y popa.
Qué es un AC40
Un AC40 es algo así como un hermano pequeño de un AC75, el barco con el que se corre la actual America’s Cup. Es un monocasco volador de 11,3 metros de eslora, un palo de 18 metros, pesa 2 toneladas y lleva una vela mayor de doble capa (como en un AC75) y un foque. Lo más destacado es un piloto automático que regula la posición de los foils. Los dos timoneles y los dos trimmers (que no se cambian de lado cuando se vira) llevan el rumbo, ajustan las velas y deciden en cada momento a qué altura, con qué escora (o contraescora) y con qué inclinación proa-popa quieren navegar.
No es sencillo, aunque viendo volar a los mejores del mundo pueda parecerlo. Cualquier error se paga caro, perdiendo el vuelo o, con vientos medios y fuertes, encabritando el barco, clavándolo de proa o incluso volcando.