El uruguayo Federico Waksman, formado en la Base Mini Barcelona, gana la transatlántica en solitario y Carlos Manera acaba segundo de la general, tras imponerse en la primera etapa
Autor: Kiku Cusí
Federico Waksman y Carlos Manera se han impuesto con rotundidad en la Mini-Transat 2023, en la categoría de prototipos, con más de 17 y 13 horas de ventaja respectivamente sobre el tercer clasificado. De esta forma, el uruguayo se convierte en el séptimo no francés ganador de esta transatlántica en solitario (entre prototipos y barcos de serie) y el primer sudamericano que lo consigue; por su parte, Manera iguala la gesta de Àlex Pella, segundo en 2005 tras ganar la segunda etapa, y es el primer español que se impone en la primera etapa de esta regata.
Completamente exhausto pero inmensamente feliz, Waksman culmina así varios años de intenso trabajo. Las lágrimas de hace dos años por su mal resultado en aquella Mini-Transat se convirtieron esta vez en lágrimas de felicidad. “Esta no es una regata como las otras, esta es una prueba contra uno mismo; hay que buscar muy a fondo en tus reservas para conseguir llegar al final”, reconoció el uruguayo.
Waksman basó su victoria en una estrategia sin errores, además de navegar a fondo todo el rato y reparar las averías que sufrió, entre ellas la rotura de un botalón y la pérdida del spi medio, lo que le obligó a navegar con el spi grande en los últimos días. “Quizás esto me ayudó a ir tan rápido”, bromeó a su llegada.
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335 millas en 24 horas
De las tres alternativas a la salida de La Palma, el uruguayo optó por la vía del medio, yendo al oeste, con pequeños punteos hacia el suroeste. Al cuarto día, sin embargo, apostó decididamente por dirigirse hacia el sur, donde los alisios soplaban más fuertes, y allí ganó la etapa y la general: durante varios días el Repremar Shipping Agency Uruguay navegó con más viento y, por tanto, más rápido que sus rivales. En una singladura llegó a cubrir la friolera de 335 millas, a una media de 13,95 nudos, que no pueden registrarse como récord porque no fueron en línea recta (trasluchó entre medio).
Carlos Manera, que había ganado la primera etapa y tenía una renta de cuatro horas sobre el uruguayo, inició la travesía con la misma estrategia que Waksman; pero una avería le impidió trasluchar hacia el suroeste como el uruguayo cuando iba a hacerlo: “Arranqué el balcón de popa, no fui al agua de milagro, y tuve que repararlo antes de trasluchar, porque se había roto la soldadura inox del espárrago que aguanta la escota del spi”. Durante aquellas cinco horas tuvo que seguir amurado a estribor, hacia el bordo malo. Fueron las cinco horas que decantaron la regata entre dos grandes amigos.A su llegada los dos coincidieron tanto en su alegría por el resultado como en la dureza de la trasatlántica. Waksman navegó en el barco que había ganado la anterior edición de la Mini-Transat, diseño Raison con la proa scow, y con el que terminó en el podio en todas las regatas de esta temporada.
“Un sueño”
Manera, por su parte, apostó por construir su propio prototipo, con hidroalas y también con la proa redonda, diseñado por Sam Manuard. Es el primer mini con foils que ha mostrado un muy buen rendimiento no solo en las regatas de esta temporada sino también en la travesía del Atlántico.
“El barco es muy exigente físicamente y ha sido una regata muy dura. Es la regata en la que me he divertido más en mi vida, sobre todo por la velocidad y el comportamiento del barco; ha sido un sueño”. Pese a asegurar que ha podido descansar, ha reconocido que cuando dormía lo hacía con la escota del spi en la mano y que amollaba cuando el barco escoraba demasiado y se iba de orzada.
Manera da por finalizada su etapa en la clase Mini para buscar nuevos proyectos de navegación oceánica. Duda entre incorporarse a algún equipo o intentar montar uno propio. Sus perspectivas de encabezar un proyecto, sin embargo, son un tanto problemáticas, si recordamos que un proyecto ganador como el que acaba de protagonizar, no ha encontrado patrocinador. De hecho, su Xucla se ha sufragado exclusivamente con el apoyo de los suyos.
Algo parecido puede sucederle a Marc Claramunt, que terminó noveno también en categoría de prototipos, “y tercer clasificado con un barco puntiagudo”, como recalcó a su llegada a Guadalupe. Quiere montar un nuevo proyecto de vela oceánica, “pero con medios de verdad”, no sin patrocinadores como en esta ocasión, en que solo ha tenido el apoyo económico de algunos allegados y amigos.
Si en la categoría de prototipos el dominio de los barcos de proa redonda es evidente (la primera proa puntiaguda acabó quinta), entre los barcos de serie, el dominio de scows es aún más evidente: lo son los 21 primeros clasificados. Y entre ellos destacan los Maxis: lo eran los cuatro primeros en llegar a Guadalupe.
En esta categoría destaca el decimoprimer puesto de la canaria Djemila Tassin (cuarta entre los Pogo 3) y el también canario Miguel Rondón, que a sus 62 años completó su tercera Mini-Transat consecutiva.
Promoción entre escolares
El éxito de la Base Mini Barcelona, de la que también ha formado parte Claramunt, se ha completado con el hecho de que todos sus alumnos han completado la travesía del Atlántico en solitario, además de protagonizar en la campaña “22 días en 22 pies, aventura en solitario en el Atlántico 2023”, de la Fundació Barcelona Capital Nàutica, para promover la vela entre escuelas primarias e institutos. En la campaña han participado unos 5.000 alumnos de 65 centros escolares de Catalunya, Madrid y Canarias.