El Boat One del Alinghi ya ha llegado empaquetado a Barcelona. Neozelandeses, británicos e italianos también estrenarán barco este mes de abril
Autor: Kiku Cusí
Este mes de abril empezará a subirse el telón y veremos los cuatro primeros AC75 que este verano competirán en la 37ª America’s Cup en aguas de Barcelona. Hace unas semanas, neozelandeses, italianos, suizos y británicos dieron el preaviso obligatorio de dos meses antes de la botadura de sus nuevos barcos. ¿Cómo serán?
Según han asegurado el equipo Alinghi Red Bull Racing, el suyo es “radical”, y en esto coinciden con el pronóstico de Grant Dalton. ¿Pero qué significa radical? ¿Han apostado sus diseñadores por un modelo muy tipificado para unas condiciones determinadas? ¿Y en este caso, por cuáles? ¿O no son más que palabras para levantar más expectación?
Lo que sí sabemos es que, según el nuevo reglamento, los AC75 de la próxima Copa América han de ser más rápidos, más ágiles, más espectaculares y más difíciles de controlar que los monocascos voladores que compitieron en Auckland hace tres años: el nuevo Protocolo de la competición rebaja su peso, alarga las hidroalas y reduce a ocho en lugar de 11 el número de tripulantes, lo que sin duda complicará el control del barco, porque cuatro de los ocho son ciclistas.
Entrenamientos distintos
Mientras esperamos a descubrir el aspecto de los nuevos AC75, todos los equipos apuran sus pruebas y entrenamientos, los unos en Nueva Zelanda, los italianos en Cagliari, los suizos en Arabia Saudí durante casi un mes, mientras norteamericanos, británicos y franceses usaban sus bases en Barcelona. Tras unos meses dedicados a validar los diseños surgidos de los ordenadores, los navegantes han puesto el acento tanto en practicar situaciones de match race con dos barcos (especialmente situaciones de presalida) como en buscar nuevas formas de maniobrar y de trimar las velas, especialmente en condiciones marginales de muy poco y mucho viento. Se trata de mejorar las posibilidades de reemprender el vuelo en un caso, y de evitar clavar la proa (con el probable vuelco consiguiente) al arribar en la boya de barlovento en el otro.
Con poco viento, la ausencia de botavara y los nuevos sistemas de control del puño de escota de la mayor y de la rotación del mástil facilitan embolsar mucho la parte inferior de la vela y llevarla de un tirón a barlovento para generar la potencia que permita levantarse sobre las hidroalas, antes de ir aplanando el trapo a medida que se acelera y se genera más viento aparente. Recordemos que la mayor es de doble capa y su forma se controla de cuatro formas: rotación del palo, escota, barra de escota y cunningham, sin que haya ni un solo cabo trabajando (todo funciona con hidráulicos).
Con mucho viento, uno de los grandes peligros es clavar la proa al arribar, como les sucedió a los italianos Luna Rossa en la final contra Team New Zealand en Arabia Saudí. Parece ser que una solución, al parecer compartida por varios equipos, es levantar la proa (hundiendo un poco la popa), al tiempo que se exagera la escora a barlovento en un primer momento, antes de iniciar la arribada, que no debe ser demasiado agresiva.
En cambio, a la hora de virar los italianos están probando escorar a sotavento antes de la maniobra para acelerar el cambio de bordo, como se ha hecho tradicionalmente.
Un LiDAR para diseñar las velas
Simultáneamente, los avances tecnológicos facilitan el análisis de las nuevas velas. Prácticamente todos los equipos usan LiDAR, un sistema de rayos de luz para digitalizar en 3D la forma de cualquier objeto. Con los cientos de miles de medidas que toma por segundo, los analistas de datos pueden relacionar directamente la forma de las velas en cada momento con el rendimiento del barco en ese mismo instante.
Con la información conseguida con el rendimiento en los AC40, los veleros están fabricando ya las primeras velas de los nuevos AC75. Después, tendrán varias semanas antes de la competición para ir confirmando que sus conclusiones sirven también para los barcos grandes.
Incendio a bordo
El Ineos británico parece no ganar para desgracias. Si en Palma que sufrió un grave percance al volcar su prototipo de 40 pies, en Barcelona sufrió un grave incidente cuando se incendió una batería de litio en uno de sus AC40.
Sigue leyendo para conocer en detalle todo lo relacionado con la America’s Cup de la mano de Kiku Cusí: