Viajar es mucho más que desplazarse de un lugar a otro; es una oportunidad para sumergirse en nuevas experiencias, descubrir culturas y apreciar la belleza del mundo que nos rodea. Al explorar destinos costeros se despliega un universo de posibilidades que a menudo asociamos únicamente con actividades acuáticas, pasando por alto la rica cultura y tradición marinera que se esconde en las costas.
Autora: Anna Bozzano
Descubrir el mundo de la pesca tradicional, en el que pescadores y rederos entrelazan sus conocimientos y habilidades para que podamos disfrutar del pescado local, es una actividad inusual y enriquecedora. Así el turista tiene la oportunidad de regresar a casa poniendo en la maleta una experiencia que está a años luz de los momentos prefabricados y obvios de quien olvida llevarse de viaje la voluntad de explorar. La pesca – turismo y el turismo pesquero o marinero, dos formas de turismo aún relativamente recientes y en proceso de consolidación, son actividades complementarias a la pesca profesional que nos permiten adentrarnos en la vida de las comunidades costeras, explorar sus tradiciones y honrar su cultura.
Pesca – turismo: un día a bordo
La pesca – turismo invita al viajero a embarcarse con pescadores profesionales, experimentando la pesca en acción mientras se aprenden las técnicas de captura que unen tradición e innovación. Desde la brisa marina del amanecer hasta la selección y degustación del pescado fresco, ésta es sin duda una experiencia extraordinaria y emocionante, aunque es importante estar preparado para la actividad en el mar, considerando posibles mareos o restricciones de movilidad.
Turismo pesquero: todo el año cerca de los pescadores
Por otro lado, el turismo pesquero o marinero se desarrolla en tierra, en las instalaciones de las cofradías de pescadores. Aquí, los visitantes aprenden de pesca tradicional y biología marina sin necesidad de subir a bordo. Esto hace que sea accesible para todo tipo de público y edades. A pesar del ajetreo en el puerto, pararse y hablar con un redero o redera que nos enseña la aguja con las que lleva décadas remendando redes nos hace sentir como si el tiempo se ralentizara.
Esta experiencia se propone como un puente entre dos mundos, el del pescador profesional y el del viajero curioso. La mediación de una persona experta que suele ser biólogo marino y que hace de guía, capaz de traducir los tecnicismos de la pesca, transmitir los conceptos de uso responsable del mar y resaltar la preservación de las tradiciones marineras, permite comprender la pesca de manera más completa.
Al finalizar la experiencia, el viajero que se transforma en consumidor, con el conocimiento adquirido, optará por una elección de compra de los productos del mar más responsable. Por lo tanto, el turismo pesquero no solo ofrece momentos memorables, sino que es una ventana hacia el desarrollo cultural, económico y social de las comunidades litorales y una vía para preservar un patrimonio invaluable para las generaciones futuras. Al valorar y apoyar las actividades tradicionales de pesca, los viajeros contribuyen directamente a la sostenibilidad económica de las comunidades de pescadores y al mantenimiento de un estilo de vida único. A través de estas experiencias, se comprende la pasión y el respeto que el pescador tiene hacia el mar, así como el trabajo duro y la dedicación que implica la pesca y su contribución a la identidad local y al tejido económico regional. Porque, en el fondo, no hay recuerdo más duradero y deseado por los turistas que el que persisten en el tiempo y la sensación de volver a casa habiendo aprendido algo.
Experiencias auténticas en España
En España, con sus 8.000 kilómetros de costa, se despliegan innumerables oportunidades para disfrutar del turismo pesquero. En Cataluña, Galicia, Baleares, Canarias, País Vasco, Comunidad Valenciana y Andalucía, se han implementado iniciativas que permiten vivir auténticas experiencias junto a los pescadores locales.
En Barcelona, por ejemplo, los turistas pueden sumergirse en una emocionante actividad. Guiados por biólogas marinas expertas, presencian la llegada de los barcos pesqueros y la descarga del pescado, aprenden sobre las técnicas de pesca y participan en la subasta. Esta vivencia, que se desarrolla bajo los ojos silenciosos de la centenaria Torre del Reloj, antiguo faro marítimo y, hoy en día, símbolo de los pescadores de la Barceloneta, deja recuerdos duraderos y significativos, tanto en visitantes locales como extranjeros.Y finalmente, al terminar la subasta, la experiencia resalta también la rica gastronomía marinera. Los productos del mar que se degustan al terminar el itinerario, sabiamente preparados por pescadores jubilados, sus sabores frescos, simples y genuinos cuentan la historia de una comunidad profundamente en armonía con el mar.
Aprendizaje y conexión
Pesca – turismo y turismo pesquero son experiencias auténticas y enriquecedoras, representan un viaje hacia el corazón de las tradiciones marítimas, en el que cada encuentro con un pescador es una lección de historia y tradición y que contribuyen a revalorizar la cultura marinera, diversificar la economía local y promover el consumo responsable del pescado, en un esfuerzo conjunto por proteger y compartir un legado marítimo que perdure en el tiempo.
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