La Imoca, la clase open de barcos de 60 pies de eslora creada por y para navegantes oceánicos solitarios, vive en plena euforia. KIKU CUSÍ
No es extraño. La aparición de nuevos equipos, su internacionalización, la renovación de la flota (un mínimo de ocho barcos nuevos para la próxima Vendée Globe) y la llegada de nuevos patrones demuestran claramente que ha superado la crisis de hace unos años, de 2012 a 2015. Otro factor de optimismo es la llegada de arquitectos interesados en diseñar imocas: se ha pasado del monopolio VPLP-Verdier de los seis años anteriores a cuatro equipos de diseño distintos con planos para los barcos nuevos.
Por si fuera poco, su acuerdo con The Ocean Race (antigua Volvo Ocean Race) para que esta vuelta al mundo se dispute en este tipo de veleros está convirtiendo estos barcos en la referencia de las regatas oceánicas profesionales; sobre todo después de la crisis abierta en la clase Ultime (maxitrimaranes) tras la reciente Ruta del Ron (incluida la pérdida íntegra del Banque Populaire) y el aplazamiento sine die de su calendario.
Solo en el campo de los solitarios, en estos momentos hay más de 30 patrones con proyectos consolidados o en búsqueda de financiación de cara a la Vendée Globe de 2020 (en la que el número de plazas está limitado a 30). Y se prevé que en la Transat Jacques Vabre del próximo otoño haya más de 25 imocas en la línea de salida. A esto hay que añadir la atracción de la próxima The Ocean Race, que acabará de potenciar la clase. Descartado, al menos por ahora, pasarse a multicascos, The Ocean Race buscaba un monocasco espectacular para su próxima edición y lo ha encontrado en esos 60 pies. La presencia de los foils ha aumentado el atractivo de los imocas, la clase oceánica que más evoluciona.
Era un hecho que el mundo oceánico francés y el anglosajón viajaban en vagones muy distintos. Todo esto está cambiando, sin que se pueda vislumbrar aún cuáles serán las últimas consecuencias de esta confluencia.
BULBO MÁS LIGERO
Para empezar, la Imoca y The Ocean Race han pactado el nuevo reglamento Imoca teniendo en cuenta la vuelta al mundo con tripulación. Se trataba de buscar un equilibrio que permitiera que la mayoría de esos barcos pudieran participar tanto en regatas de solitarios como con tripulación con los mínimos cambios. En The Ocean Race habrá cinco tripulantes (entre ellos, al menos una mujer), además del OBR (el reportero), lo que implica una nueva filosofía: los tripulantes deberán ser más polivalentes, porque no habrá sitio para meros especialistas.
El principal cambio en el reglamento está en la reducción del peso del bulbo, que será de 2.450 kg (antes 3.000 kg) en la configuración solitario o a dos. Además, se tendrá en cuenta el peso de la tripulación para superar las pruebas de adrizamiento e insumergibilidad.
La clase ha mejorado la fiabilidad de los diseños con la estandarización de mástiles y quillas. Sin embargo,las averías sufridas por el Charal —el único imoca construido después de la última Vendée Globe y diseñado en torno a los foils— han encendido las alarmas. Por más que los diseñadores aseguren que estos barcos son tan fuertes como el que más, las cosas no están tan claras.
Sobre el papel, los ingenieros lo tienen claro: los foils permiten ahorrar mucho peso porque incrementan sensiblemente el par de adrizamiento. Con menos peso (ya hemos visto que para The Ocean Race se reduce el tamaño del bulbo), debería ser posible reforzar la estructura, que sufre más que en los barcos no voladores (al aumentar sensiblemente la velocidad, los esfuerzos lo hacen en proporción geométrica y los choques son mucho más duros). Esta necesidad de reforzar la estructura es más evidente teniendo en cuenta que en regatas con tripulación los barcos serán llevados mucho más al límite que en navegación en solitario o a dos.
Xabi Fernandez, el patrón del Mapfre en la última Volvo, sabe que este es uno de los puntos débiles de los imocas: “Uno de los problemas es su fiabilidad, hay que asegurarse de que no romperán”, declaró a Tip & Shaft. Si la clase suspira con incorporar patrones de equipos con tripulación al circuito solitario, The Ocean Race sueña con que equipos clásicos imoca participen en la vuelta al mundo por etapas. Las previsiones oficiales hablan, por ahora, de 10 a 15 barcos en octubre de 2021; la mitad serían equipos Imoca y la otra antiguos equipos de la Volvo, según declaraciones del presidente de la clase, Antoine Mermod. Xabi Fernández es menos optimista: “Si tenemos de tres a cinco nuevos barcos construidos para esta regata y tres o cuatro de la nueva generación
actual de los imoca, podemos estar contentos”.
PRESUPUESTOS DISPARES
Algunos equipos Imoca han confirmado ya su interés en la vuelta al mundo por etapas y tripulación. Fabrice Amedeo (Newrest Art & Fenêtres) prevé incluso un presupuesto de siete a ocho millones de euros. Alex Thomson también está interesado y ya ha anunciado que la próxima Vendée será su última vuelta al mundo en solitario.
Por su parte, Fernández ha confirmado el interés de la escudería Pedro Campos. “Si todo va bien, deberíamos estar en la línea de salida de la próxima edición”, ha comentado el patrón vasco antes de mostrarse convencido de que a lo largo de este año navegará en algún imoca con foils y estimar en unos 25 millones de euros el presupuesto, costes de diseño y construcción incluidos, el triple de la realizada por Fabrice Amedeo. Estas estimaciones no tienen por qué ser tan contradictorias como parece: todo depende de los objetivos. Por mucho que los imocas destinados a la navegación en solitario y los destinados a The Ocean Race sean teóricamente iguales, algunos diseñadores tienen claro que eso no será posible.
Lo dijo Juan Kouyoumdjian (que está diseñando al menos un barco para la Vendée y está en conversaciones con varios equipos de la Volvo): “Un barco construido para la Vendée no podrá ganar The Ocean Race, pues un barco construido para la Volvo tendrá ventaja; pero sí podrá hacer podios e incluso ganar
etapas”.
MENOS PRESENCIA ESPAÑOLA
La única sombra que pesa sobre la Imoca es la desaparición de una regata de referencia en España. El “aplazamiento” de la BWR (al menos hasta 2022-23) y el
naufragio de la propuesta Valencia Globe Series dejan a España sin ninguna regata ni tripulación en esta clase.
Esta tendencia podría cambiar si se confirma la presencia de un imoca español en la línea de salida de Alicante, concretamente de la escudería de Pedro Campos. Juan K. ha aireado ya su deseo de diseñar el barco español para esta vuelta al mundo.
En esta línea de salida habrá, además de los imocas, VOR65: The Ocean Race ha confirmado la existencia de dos clases, pues los VOR65 tendrán una clasificación de jóvenes promesas, con 10 tripulantes por barco de los que un número aún no determinado deberán ser menores de 30 años. La organización confía en reunir al menos seis de estos barcos en la línea de salida.