Tanto si el suyo es un barco a motor como a vela, la puesta a punto es importante. De ella dependerá que sus salidas al mar transcurran satisfactoriamente ya que se minimizarán los incidentes. Albert Brel
No saltarse las etapas
Poner a punto no consiste solamente en poner cada cosa en su lugar, hay que aprovechar para comprobar cada elemento del barco, tanto en lo referente a la limpieza como en el buen estado de los elementos técnicos. Hay que tener en cuenta varios aspectos: el examen del barco (interior y exterior), la electricidad, la refrigeración, la mecánica, la seguridad, la electrónica y el acastillaje.
El examen exterior
Si el barco ha pasado el invierno a flote amarrado al pantalán o a una boya, lo primero que hay que comprobar es el estado del exterior. Tras algunos meses de inactividad, el polvo y el agua habrán ensuciado la cubierta. Lo mismo podemos decir del casco y la carena donde las algas y el caracolillo habrán encontrado un excelente soporte al que adherirse. También puede suceder que haga sufrido golpes o desperfectos a causa del mal tiempo o por un amarre defectuoso. En este caso, hay que tomar nota de ello, si hace falta tomar fotos de los daños, notificarlo a la capitanía de puerto y efectuar el correspondiente informe para la compañía de seguros. Si el barco ha estado invernado en seco o en una nave, los riesgos no son tantos pero tampoco inexistentes.
El examen interior
El primer punto a examinar es el estado de los fondos del barco y del compartimento del motor. Si hemos tomado la precaución de limpiarlos antes del invernaje, deberemos encontrarlo en el mismo estado. Si se detecta una presencia anormal de agua, habrá que encontrar la causa. Si el agua es dulce puede tratarse de una escotilla, de un portillo o de un anclaje que no sea totalmente estanco. Si este fuese el caso, es fácil comprobarlo lavando la cubierta con una manguera. Si es agua salada, lo más probable es que provenga de un pasacascos que ha perdido estanqueidad. Para detectarlo, un buen recurso es colocar en cada uno de ellos un papel absorbente y observar si se humedece.
En cuanto al compartimento del motor, si vemos restos de aceite, de carburante o de agua, hay que comprobar de donde procede antes de arrancar el motor. Un poco de agua bajo la bocina de la hélice es normal, ya que proviene del prensaestopas.
En los cofres y las taquillas no debe haber ni agua ni moho. Si lo hay, hay que lavarlos con agua tibia y un producto de limpieza. Los asientos, los cojines, los colchones y las colchonetas también pueden haberse humedecido, por lo hay que airearlos, preferentemente al sol.
La electricidad
Si durante el invernaje no hemos tenido la precaución de recargar las baterías al 100 %, se puede estimar que habrán perdido más o menos un 20% de su capacidad (2 a 3 % al mes). Habrá que recargarlas antes de poner en marcha la electrónica o arrancar el motor. Para ello, basta con un cargador enchufado a la toma del pantalán. Un ciclo completo de recarga dura unas ocho horas, por lo que puede efectuarse mientras revisamos el barco o ponemos las cosas su sitio.
Una vez recargadas las baterías, hay que comprobar punto por punto cada componente eléctrico: de entrada, los puntos de luz del interior y exterior, así como las luces de navegación. Si un elemento no funciona habrá que comprobar la bombilla, el fusible (o disyuntor) y el estado de los contactos, ya que con frecuencia la avería se debe a unos contactos oxidados. Hay productos especiales en aerosol en el mercado para limpiar los contactos que con frecuencia bastan para resolver el problema. Las tomas de 12 o 24 V pueden presentar los mismos problemas que la iluminación y la solución es la misma: un producto especial para limpieza de contactos.
La refrigeración y el confort
Un refrigerador no suele presentar problemas debido al hecho de estar unos meses sin funcionar. Nos podemos encontrar en cuatro situaciones:
1. Arranca y funciona normalmente.
2. No arranca.
3. Arranca y no se para.
4. No refrigera.
En el primer caso, ningún problema. No hay que preocuparse.
Si no se pone en marcha, hay que comprobar que reciba corriente. Si es así, accionaremos el termostato (mínimo-máximo) varias veces para limpiarlo (contactos oxidados). Como anteriormente, también podemos usar un aerosol para contactos. Si tampoco se pone en marcha, entonces el problema proviene con toda seguridad del grupo de frío y habrá que dejar el tema en manos de un especialista.
En el tercer caso, que arranque y no se detenga, el termostato es el problema. La solución es la limpieza o el cambio.
Finalmente, si funciona pero no refrigera, significa que durante en invernaje se ha producido una pequeña fuga de líquido refrigerante. Hay que encontrarla y recargar el circuito, trabajo que hay que encargar a un técnico.
El agua a presión forma parte ya del equipamiento de la mayoría de barcos. Una vez llenados los depósitos, hay que asegurarse de que todos los grifos funcionen normalmente y no tengan fugas. Si el agua a presión no funciona, el problema estará en la bomba eléctrica, en concreto su sensor de temperatura. Debe ponerse en funcionamiento inmediatamente al abrirse el grifo. Si no es así, lo que es una avería habitual, no hay otra que cambiarlo.
La causa de que un grifo gotee es generalmente una junta de goma que se ha resecado durante el invierno. Lo mejor es desmontarlo y cambiarla.
La mecánica
Antes de arrancar el motor, hay que:
• Comprobar los niveles de aceite del motor y del inversor así como el líquido de refrigeración y el circuito.
• Asegurarse que las baterías estén bien cargadas.
• Abrir la válvula de agua de refrigeración.
• Que el acelerador y el inversor (marcha avante/atrás) funcionan normalmente. Si no es el caso, hay que revisar los cables y, si es necesario, engrasarlos con un lubrificante
Una vez efectuadas estas comprobaciones, ya podemos darle a la llave de contacto. Los chivatos (agua, temperatura, presión, etc…) deben encenderse enseguida que el motor arranca. Después hay que comprobar que el agua de refrigeración circula normalmente. Si no es así, hay que parar inmediatamente el motor. La causa suele ser que la turbina de la bomba de agua no funciona. Esta es una avería frecuente si el motor no se ha lavado con agua dulce antes del invernaje. Las turbinas son de caucho y se bloquean a causa de la sal, rompiéndose el eje de giro al arrancar. Hay que cambiarlas. Es uno de los elementos que siempre deberemos tener a bordo en la caja de recambios.
Si el motor gira normalmente, el agua sale bien pero el testigo de carga permanece encendido, el problema es que el alternador no carga. En la mayoría de casos, basta con acelerar para excitar el alternador y que el chivato se apague. Una posibilidad es que la correa del alternador se haya aflojado y haya que tensarla. Es importante al menos saber cómo hacerlo en caso de no haber efectuado esta operación en alguna ocasión como práctica.
Si se ha cambiado el aceite antes del invernaje, no hay que volver a hacerlo. Si no, es imprescindible. En principio, dependiendo de cada marca, los fabricantes aconsejan un cambio de aceite cada 100 o 200 horas. En un barco de recreo es recomendable hacerlo aunque no se haya alcanzado este límite al menos una vez al año. El aceite del inversor es menos crítico y hay que atenerse a las recomendaciones del fabricante (en principio 200 horas).
La seguridad
SE entiende por seguridad todos los elementos individuales (salvavidas, arneses…), colectivos (balsa de salvamento), bengalas de señalización y extintores. Respecto a los chalecos y los arneses (ver número anterior de N&Y), hay que comprobar el buen estado de la boquilla exterior, de la cámara de hinchado, las cinchas y las hebillas de ajuste, el silbato y las bandas reflectantes. El sistema de hinchado está formado por una botella de gas y el dispositivo de disparo (pastilla de sal o hidrostática). Hay que asegurarse que la botella de gas esté llena, que no haya restos de óxido y que esté bien sujeta. En los modelos con pastilla de sal, hay que comprobar está debe estar limpia y entera. Si falta sal o está disuelta, hay que cambiarla. Los sistemas hidrostáticos tienen en principio fecha de caducidad. Los fabricantes recomiendan una revisión en fábrica o en una estación de servicio autorizada cada dos años. Esta revisión debe incluir el estado general del chaleco, su hinchado manual (sin usar la botella de gas), la cámara, asegurarse de la estanqueidad y comprobar el sistema de hinchado (botella, percutor, pastilla de sal o hidrostática). Estas son comprobaciones que todo navegante debe saber hacer por sí mismo.
El único punto delicado es la botella de gas. Si algún punto exterior de deterioro, por ejemplo de óxido, hay que pesarla con precisión: el peso de una 100N es de 24 gramos, el de una 150 N es de 33 gramos y el de una 275 N es de 60 gramos.
La balsa de salvamento posee una ficha de revisiones periódicas. Deben respetarse, no solo para estar en regla, sino por seguridad…
También hay que comprobar las luces de señalización de los chalecos y las linternas individuales. Es conveniente cambiar las pilas (usar siempre pilas alcalinas). Un mal funcionamiento se debe casi siempre a un mal contacto.
En los extintores, la fecha de caducidad figura en la botella. Hay que respetarla y comprobar siempre que la cabeza de disparo esté en buen estado y no se observen restos de óxido.
La electrónica
Todos los equipos electrónicos deben estar fabricados para trabajar en medio salino. En principio, cuando volvemos a ponerlos en funcionamiento después del invernaje, deberían funcionar normalmente. No obstante, en todos los equipos que funcionan a pilas estas deben cambiarse tras limpiar los contactos. Los equipos con baterías recargables (GPS portátil, VHF…) deben recargarse. Hay que limpiar también las pantallas (radar, plotter, sonda—) con un producto específico para pantallas con una toallita suave como las usadas para limpiar las gafas humedecidas con agua.
Los incidentes más frecuentes se deben a la conectividad (alimentación, antena). Si un equipo no se enciende, lo primero que deberemos comprobar es su alimentación (fusible o disyuntor) y limpiar la conexión con un producto especial. Si el equipo se enciende pero no hay señal (radar, GPS, VHF, etc…), el siguiente paso es comprobar las conexiones a nivel del propio equipo y de las antenas.
Uno de los equipos más sensibles es el de la veleta. Durante el invierno efectúa millones de giros y está sometida a la intemperie. Lo ideal es desmontarla, pero pocos navegantes lo hacen. El riesgo es que se bloquee o que no proporcione la información correcta. Generalmente basta un poco de líquido desatascador a nivel del sensor para que recupere el funcionamiento preciso. Si no es el caso, entonces hay que comprobar los rodamientos y, si observamos cualquier signo de deterioro, cambiarlos.
Los equipos como los televisores, ordenadores, lectores de CD o DVD no están pensados para su uso en el medio marino. Lo mejor es llevárselos a casa antes del invernaje. Si los deja a bordo, lo más probable es que al final del invierno los contactos presenten signos de corrosión.
El acastillaje de cubierta
Hay que comprobarlo todo: winches, molinete, poleas, cabos…y lavarlo todo con agua dulce. Es aconsejable desmontar los winches una vez al año, limpiarlos internamente y engrasarlos. Cada marca dispone de grasas y productos específicos para el mantenimiento. El molinete eléctrico puede resistirse a girar. Generalmente la causa la encontraremos en el mando. Los de pie o colocados en el mismo molinete son más sensibles a la intemperie. No dude en desmontarlos, limpiar los contactos y, si es necesario, cambiar las cubiertas estancas si se observan en mal estado.
Conclusión
Si quiere minimizar el riesgo de averías durante las vacaciones, siga nuestros consejos. Son sencillos y ponerlos en práctica no requiere de conocimientos especiales. Con todo, hay que recordar que una buena puesta a punto será tanto más sencilla cuanto mejor se haya realizado el invernaje.
El último punto a revisar, antes de hacerse a la mar, es la carena. Pero este ya es otro tema que, por su extensión, trataremos más adelante.