La industria naval está experimentando un cambio radical. Cada vez somos más conscientes de la alarmante situación que padecen mares y océanos. En la niñez, nos deslumbrábamos ante esa gota que al tocar la superficie del agua se convertía en un arcoíris en infinita expansión. Hoy nos horroriza, somos conscientes de sus consecuencias. Pero también vemos los esfuerzos de la ciencia y el ingenio humano que se manifiestan en ferias como el Metstrade, en la que se presentaron medio centenar de motores eléctricos. En los veleros es hoy una realidad, barcos hasta 60 pies de eslora pueden perfectamente funcionar con motores eléctricos y hasta recargar sus baterías mientras navegan a vela. Los barcos de pequeña eslora también han asumido cuotas de realidad, aunque parece que necesitáramos una autonomía superior a lo que normalmente utilizaríamos. No es así en los barcos de mayor eslora en los que, por encima de todo, parece que lo importante pasa por ser más potente, más rápido, incluso cada vez más grandes, cargando combustibles fósiles a toneladas. Sin embargo, esta gran industria también avanza en términos de sostenibilidad, evolucionando hacia los biocombustibles y las soluciones híbridas que comienzan a implementarse en los grandes astilleros.
En varios países europeos llevan años organizado ferias exclusivas de barcos eléctricos. Este año le ha tocado a España que, gracias al gran esfuerzo de la Asociación Nacional de Barcos Eléctricos (ANBE) ha podido organizar un evento en Valencia, con más éxito profesional que de público general. Ha sido un gran paso al que se ha sumado otra muestra realizada en el Port Olímpic de Barcelona, a finales de mayo, y otra que se realizará en Puerto Banús en el mes de junio. De no tener ninguna, a tener tres. Puede considerarse una gran explosión. Si a esto le sumamos los sectores dedicados a los barcos eléctricos en salones como el de Düsseldorf o Cannes, no cabe duda alguna que la navegación sostenible ha llegado para quedarse.
Pero todo luce muy bonito, limpio y silencioso hasta que llega el momento de enchufarse a algún cargador que, en muchas ocasiones ni los coches encuentran. Existe un desfase entre la evolución que proponen las tecnologías y las marcas, y la realidad de los puertos que impide que el desarrollo vaya al unísono. Desde la Administración esperan que la demanda lo requiera y, quienes quieren comprar un barco eléctrico, esperan que haya un cargador en su puerto.
Por el momento, la demanda es baja y en los puertos no “saltan los plomos”, pero queda camino por recorrer… que no es necesario hacerlo a la velocidad de la luz. Seguro que se agradece un poco menos de palabras y más de ritmo.
Un ritmo sostenido como el crecimiento que ha tenido el Palma International Boat Show durante los últimos años y este en particular en el que ha llegado a su máxima ocupación y se ha consagrado como punto de partida de la temporada europea. Lamentablemente, no corre con la misma suerte el Salón Náutico de Barcelona que, ante la avasalladora presencia de la Copa América –con la que coincide en tiempo y espacio– ha tenido que claudicar la edición de este año.
Nosotros seguimos avanzando para ofreceros información y opinión, ampliando secciones y nuestro equipo de colaboradores con sueños hechos realidad, como “La vuelta al mundo del Forquilla”, y realidades que son hechos, como nuestra sección “Náutica remolcable”, casi invisible en los puertos, pero que representa un gran volumen de matriculaciones del mercado náutico de nuestro país.
El verano ya casi está aquí, protegeos del sol y disfrutad del mar.
Diego Yriarte, Redactor Jefe de Náutica y Yates Magazine
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