Hace unos años cuatro yates ardieron en los amarres del Port Vell de Barcelona por causas desconocidas. El suceso demostró que la especial estructura y los materiales hacen que las labores de extinción de un incendio en un barco sean especialmente complicadas. EVA DALLO
Agua y fuego parecen elementos incompatibles. Sin embargo, a veces se encuentran a bordo de embarcaciones. Un barco es considerado un espacio confinado, una categoría de extinción especial y de riesgo. Quizás por ello, las labores para apagar el incendio declarado durante la madrugada del 2 de febrero de 2008 en las instalaciones del Port Vell de Barcelona resultaron tan complicadas. Pese a la espectacularidad del fuego y el humo tóxico, el suceso no causó ninguna víctima gracias a la rápida intervención de las fuerzas de seguridad, con trece dotaciones de bomberos, además de Guardia Urbana, ambulancias y Policía Portuaria. Las primeras medidas tomadas por los propios tripulantes para acabar para extinguir las llamas no tuvieron éxito, como tampoco las aplicadas por los bomberos, a pesar de contar éstos con la ayuda de dos remolcadores con sistema antiincendio desde el mar.
El susto acabó con los cuatro yates amarrados hundidos durante la extinción.
Las causas del fuego parece ser que fueron debidas por un defecto electrónico a bordo del Dominador 78, embarcación de la que procedía el humo. Según la firma Pantaenius, aseguradora de uno de los afectados, las investigaciones serían largas y probablemente desembocarían en acciones judiciales.
Globos de helio para el reflotamiento
Las labores de reflotamiento se llevaron a cabo. Además de los cuatro yates hundidos, un quinto sufrió la rotura de su mástil, primer elemento en haber sido recuperado del agua. Antes de la extracción de los barcos estaban previstas una serie de acciones para facilitarla, como cortar los timones de dos de ellos y retirar las barcas salvavidas. El Bertona, primer barco en el plan de reflotamiento, es un ejemplo de lo complicado de dichas labores. Hundido verticalmente con la popa hacia abajo, dos remolcadores tuvieron que moverlo de su posición para llevarlo a una zona segura donde hundirlo totalmente para, una vez bien colocado, elevarlo a la superficie mediante globos de helio y de manera controlada.
En total se utilizaron 21 de estos globos, que pueden elevar hasta 123 toneladas de peso. Los costes de la operación se situaron entre los 12 y los 15 millones de euros, según Pantaenius.
Apagar un incendio en un barco no es sencillo, y la prevención así como una rápida y adecuada reacción son fundamentales. No volveremos sobre el tema de las medidas preventivas, de las que hemos hablado con anterioridad. Sólo un pequeño apunte: la mayoría de incendios se originan por trapos u otros objetos colocados cerca de los fuegos de las cocinas.
Reaccionar ante un incendio
Todos somos conscientes de cómo prevenir un incendio. Más complicado es actuar correctamente si para nuestra desgracia acaba ocurriendo. Una reacción suficientemente rápida y eficaz puede minimizar los daños y evitar lo peor, que el barco se hunda, elevando, y mucho, los gastos de reparación.
Un barco es considerado un espacio confinado, perteneciente por tanto a una categoría especial a la que se atribuye un mayor riesgo de incendio. Cada eslora tiene, además, sus particularidades. En las más pequeñas son la estiba y el material los que pueden dificultar las labores de extinción, mientras que en otras más grandes lo hace la propia estructura del buque con sus numerosos compartimentos. Tomando como ejemplo una embarcación de unos 30 pies o 9 metros, la legislación exige que cuente con un extintor tipo 21B. En esta nomenclatura el número 21 hace referencia a la eficacia en las pruebas, es decir, la cantidad de combustible que es capaz de apagar durante las mismas, y la letra B al tipo de fuego para el que están fabricados. En los fuegos de tipo B, el 21B es el extintor de menor capacidad, siendo el de mayor el 233B.
Según la normativa europea, la letra A agrupa a los combustibles sólidos, la B a los líquidos, la C los gaseosos y la D fuegos de metales que emiten algún tipo especial de combustión. Esto quiere decir que el extintor 21B actuará con eficacia sobre fuegos de combustibles líquidos, generalmente procedentes de derrames, como aceites o gasóleos, pero no así sobre los materiales con los que está fabricado nuestro barco. Por ello existen extintores que, aunque menos efectivos, pueden actuar simultáneamente sobre fuegos de tipo A, B y C, apagando un abanico más amplio de incendios. También pueden resultar más difíciles de limpiar.
En cualquiera de los casos es imprescindible saber utilizarlo, más aún cuando la duración aproximada de un extintor es de entre ocho segundos y un minuto. Lo primero a tener en cuenta es su estiba: se debe evitar guardarlo en cofres, y colocarlo en su lugar cerca de las zonas “calientes” del barco, por ejemplo la escalera de acceso a la dinete que, generalmente, se encuentra cerca de la cocina y el motor. Además, se trata de la zona de evacuación, que ha de ser nuestra prioridad por encima de equipamiento o bienes materiales
A por el fuego
Parece imposible no detectar un fuego a bordo. Sin embargo, por diferentes razones, esto puede suceder. Existen en el mercado dos tipos de avisadores acústicos, uno de humo y otro de temperatura. Los más sencillos son muy económicos y eficaces, de uso tanto marino como doméstico. La mayoría se alimentan con pilas de nueve voltios, ya que de hacerlo eléctricamente, un fuego en nuestra instalación evitaría que se activaran los sistemas de alarma.
Nunca debemos acercarnos más de un metro a las llamas, y si nos encontramos en el exterior, habrá que hacerlo en la dirección del viento. Para destrincar el extintor, se ha de coger por la maneta o asa disponibles, y colocarlo verticalmente en el suelo. A continuación, procederemos a quitar el pasador de seguridad tirando de la anilla. Apretar la maneta y, si existe, apretar la palanca de accionamiento de la boquilla, realizando una primera descarga para comprobar la salida del agente extintor y su efecto. Si cuenta con manguera, asiremos la boquilla de la misma para evitar la salida descontrolada del contenido. Si se trata de un extintor de CO2 deberemos poner especial cuidado en no tocarlo ya que puede provocar quemaduras por frío.
Se ha de tener en cuenta que, bien sea solo o a través de los productos que genera en contacto con las llamas, el agente extintor puede resultar tóxico. En caso de que exista válvula o disco de seguridad, deberán estar colocados de manera que no impliquen peligro de fluido para el usuario. Si el incendio está causado por un líquido, se deberá proyectar superficialmente el agente extintor barriendo horizontalmente para evitar extender el líquido en llamas por la propia fuerza del chorro del extintor. De esta manera, avanzaremos poco a poco y en zigzag.
En la práctica, la extinción de un fuego se complica por los gases tóxicos emitidos por el mismo, cuya inhalación causa el 90% de fallecimientos en incendios, y más aún a bordo de un espacio tan reducido como un barco. El humo baja y la visibilidad es casi nula, y el agente extintor empeora el ambiente. Una manera de mejorar la visibilidad es ventilar, ya que ésta aumentará y el aire, aunque avivará el fuego, no lo hará hasta los valores anteriores, puesto que ya hemos aplicado el extintor.
La fibra de vidrio ardiendo es difícil de apagar, siendo necesario para ello equipos de generación de espuma de media y baja densidad. Además emite gases como el ácido clorhídrico, uno de los más temidos en combustiones y de difícil extinción. Conviene también tener a bordo mantas ignífugas o fire blankets, que no extinguen pero contienen el fuego, y que se pueden aplicar sobre cocinas y armarios.
Es necesario que comprobemos el estado de conservación, carga y presión del extintor cada tres meses, y que lo llevemos una vez al año al servicio oficial para que verifiquen la carga y el estado de la manguera, boquilla, etcétera. El retimbrado de la botella se realizará cada cinco años, fecha que se graba en una chapa que, a este fin, tienen los extintores en polvo o en la botella de los extintores de CO2. Un extintor puede timbrarse, como máximo, cuatro veces, ya que tienen 20 años de vida útil.
Prevención contra rayos
A pesar de no ser lo más habitual, un rayo puede caer en una embarcación. Por eso es necesario dotarla de la conveniente protección, que consiste en una serie de sencillas medidas. La llamada “Caja de Faraday” consiste en crear una envoltura metálica que aísla su interior de la influencia de campos electromagnéticos que vengan del exterior. Las embarcaciones de casco metálico ya son de por si una caja de Faraday, que resultan seguras siempre y cuando la tripulación se mantenga dentro del casco. En el caso de embarcaciones realizadas con madera, fibra de vidrio o plástico, tendremos que crear un “paso” para el rayo con el fin de que llegue al agua sin causar problemas al barco. El rayo entrará siempre por la parte más alta y recorrerá el camino más fácil hasta llegar al agua. Por ello habrá que conectar todos los elementos de la superestructura entre sí con una masa de la obra viva, con el motor y el depósito de combustible. Conviene además proteger la instalación eléctrica, equilibrando los potenciales y conectando entre sí y con la masa todas las armaduras metálicas de los instrumentos.
El pararrayos es una punta de metal conectada con un sendero al suelo, que se coloca en el punto más alto de la construcción que debe proteger. Se dice que la superficie protegida es la que abarca un cono de 60 grados. Es una buena solución para veleros. Sin embargo, los barcos a motor, en general, no ofrecen un punto lo suficientemente alto como para que el cono creado pueda cubrir toda su superficie.
Los disipadores estáticos son la alternativa más actual al pararrayos convencional. El disipador está formado por una serie de puntas dispuestas de manera radial alrededor de un punto, que emiten iones a baja intensidad, lo que evita la formación de cargas estáticas a bordo, evitando que el rayo descargue sobre el barco. Mientras que el pararrayos “conduce” el rayo, el disipador evita que éste descargue, sino totalmente, si en parte, disminuyendo de manera notable sus consecuencias.
Como actuar en un Incendio según Salvamento Marítimo
Después de ¡Hombre al agua!, sufrir un incendio en medio de la mar es una emergencia grave que puede conducir al abandono de la embarcación en corto plazo. Como las embarcaciones modernas se fabrican con abundantes plásticos, al arder generan humos tóxicos. Generalmente, el incendio es consecuencia de un mantenimiento defectuoso o de errores humanos.
Las principales fuentes de incendio son:
• El circuito eléctrico: cables recalentados por exceso de carga, enchufes oxidados, fusibles sobre dimensionados o inadecuados.
• El motor: recalentamiento, fugas de combustible, trapos manchados con hidrocarburos en el compartimento del motor
• La batería: fumar o encender un mechero mientras se verifica el nivel del electrolito: ¡riesgo de explosión!
• La cocina: fugas de gas, calentar aceites (nunca freír a bordo).
• El material inflamable: combustible, pinturas, disolventes, grasas,. almacenados cerca de fuentes de calor.
• Los fumadores: cigarrillos mal apagados, colillas arrojadas por una escotilla, fumar en la litera, fumar en la cocina.
Qué hacer
• Si ve que es incapaz de apagar el fuego, haga una llamada de socorro.
• Parar el motor o arriar las velas.
• Largar un ancla flotante para que el humo se aleje a sotavento.
• Identificar el foco del incendio.
• Cortar el gas y la energía eléctrica.
• Alejar del fuego todo material inflamable.
• Colocarse los chalecos salvavidas y subir todos a cubierta.
• Mantener alejados del fuego la balsa salvavidas y la radiobaliza.
• Localizar y recuperar todos los extintores.
• Cerrar todas las escotillas, puertas y tomas de aire para no alimentar el fuego con más oxígeno.
• No entrar en un compartimento lleno de humo y evitar respirarlo.
• Romper puertas o mamparos si necesita llegar hasta el posible foco.
• Luchar contra el fuego con extintores, mantas o baldes de agua (el agua solamente sobre fuegos secos papel, madera, tejidos).
Recuerde que la carga de los extintores dura poco y debe aprovecharla. Ataque la base del fuego, no las llamas. Para protegerse, lleve ropa ignífuga (lana), guantes, calzado fuerte y un pañuelo húmedo sobre el rostro.
Si el fuego escapa de control, abandone de inmediato la embarcación.