El francés Delamare se impone en A Coruña pese a numerosas averías y algunas lesiones
Más de la mitad de los 16 participantes han tenido que retirarse
Autor: Kiku Cusí
147 días necesitó Philippe Delamare para imponerse en la Global Solo Challenge, la vuelta al mundo en solitario con salida y llegada en A Coruña. 147 días y una inmensa dosis de sufrimiento y superación, además de una estudiada selección de sus rumbos y una gran capacidad de arreglar averías, al alcance de muy pocos.
Considerada como la Vendée Globe de los pobres o de los navegantes de a pie y con una clasificación por tiempo compensado, la organización dio la salida en orden inverso al potencial de cada barco (aplicando el rating de cada uno en la salida y no en la llegada), para que el vencedor absoluto fuera el primero en cruzar la línea de meta.
La llegada de Delamare a A Coruña, con olas de cinco a seis metros que rompían con furia en la escollera, fue todo un compendio de lo que había sido la circunnavegación de este navegante francés de 60 años, desconocido por el gran público pero que ha escrito su nombre con letras de oro en la historia de la navegación a vela en solitario.
Y no solo porque su inmediata perseguidora, la norteamericana Cole Brauer se encontrara a más de 2.000 millas. Sus explicaciones a la llegada fueron un compendio de las dificultades que debe superar cualquiera que se proponga una circunnavegación por los tres grandes cabos.
Muchos contratiempos
Una acumulación de contratiempos le hizo pensar en una parada en Hobart (Tasmania): un motor que no arrancaba, un piloto automático que dejó de funcionar, un soporte del hidrogenerador arrancado tras chocar con un OFNI, una rodilla que se inflamó, el perfil del enrollador del génova que se soltó en la parte superior…
Sin embargo, unas chapucillas le permitieron seguir hacia el Pacífico, aplazando la posible escala hasta Ushuaia. Pero tras doblar Hornos quiso seguir sin parar: la rodilla se había curado y el piloto de repuesto aguantaba, aunque un lumbago lo obligaba a desplazarse a cuatro patas por cubierta para realizar cualquier maniobra.
A la altura de Uruguay el motor volvió a funcionar (seguramente la subida de la temperatura ayudó), aunque aparecían nuevos problemas: en plena ceñida hacia el norte arrancó el enganche del enrollador del génova. Y cuando ya se acercaba a la meta, una serie de borrascas parecían cerrarle el camino. Mientras el maxitrimarán Gitana 17 se refugiaba en las Azores ante los mismos temporales, Delamare decidió seguir adelante. Rompió la botavara en el intento, pero acabó cruzando la línea de llegada, sin mayor y con un génova parcialmente enrollado.
Inicialmente, había previsto participar en un Class 40, como otros ocho participantes. Sin embargo, consideró que quería disfrutar de su travesía, sin vivir al límite todo el rato, y buscó “un barco que fuera fiable, sólido y que yo, personalmente, pudiera llevarlo cerca del 100% de su potencial todo el tiempo”. Finalmente optó por un Actual 46, un sloop de aluminio, que le ha llevado a la victoria gracias a una navegación en la que primó rutas más directas en lugar de buscar condiciones más adecuadas para grandes velocidades, como hubiera tenido que hacer para sacar el máximo rendimiento de un barco más regatero.
Primera estadounidense
“¡No puedo creerlo, he dado la vuelta al mundo!” Cole Brauer, la única mujer y la más joven (29 años) de los 16 participantes de esta Global Solo Challenge, estaba exultante tras ser la segunda en cruzar la línea de llegada en A Coruña, casi 12 días después de Delamare. Había navegado 27.916 millas en 130 días, frente a las 26.522 millas en 147 días del vencedor, que había zarpado 29 días antes.
De esta forma, Brauer se convirtió en la primera estadounidense en dar la vuelta al mundo en solitario, algo que entusiasmó a sus más de 460.000 seguidores en Instagram, con los que ha estado interactuando a lo largo de toda su circunnavegación.
Nueve abandonos
Cabe destacar que, en el momento de cerrar esta edición, ya han abandonado más de la mitad de los 16 barcos que tomaron la salida en A Coruña. De los nueve retirados —entre ellos, el español Juan Merediz—, dos han tenido que ser rescatados en alta mar, uno cerca de las Malvinas y otro cuando se aproximaba al cabo de Hornos. Un tercero consiguió llegar al puerto de Durban (Sudáfrica) con un aparejo de fortuna y tras ser aprovisionado de gasoil en dos ocasiones después haber roto el palo en las proximidades de las islas Crochet, en 46º Sur, en plenas rugientes 40.
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