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CRUCERO PRÁCTICO]
Al timón
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Pocos son los afortunados que nunca han pasado por
esta experiencia. Marearse es uno de los efectos
adversos que produce el embarcarse, y a pesar de
que es por todos conocido, merece un análisis y
un estudio para intentar evitarlo y combatirlo.
El mal de mar, ún inconveniente
superable
Isidro Martí
E
l mareo por movimiento es
un trastorno del equilibrio
que padecen la mayoría de las
personas que navegan, y la sufren, la
han sufrido o la sufrirán todo tipo de
navegantes. Sólo se conocen conta-
dísimas excepciones de personas que
nunca se hayan mareado, a las que no
hay que confundir con las que ya no
se marean, después de haberse habi-
tuado al movimiento, pero que en sus
inicios sí que lo sufrieron. Afecta al
sentido del equilibrio y a la orienta-
ción espacial.
SÍNTOMAS
Los efectos iniciales pueden variar
de una persona a otra. Suele iniciarse
con una sensación de incomodidad,
seguida de un claro desinterés por
lo que ocurre, excesiva salivación y
eructos, y somnolencia con bostezos
continuados. Las cosas se complican
cuando ya aparecen las náuseas, la pa-
lidez, el sudor frío, desencadenándose
los vómitos definitivos más o menos
violentos, con un cuadro final de pos-
tración y aletargamiento.
TRATAMIENTO
Según las guías médicas, las personas
que se marean deben seguir un tra-
tamiento preventivo con antihista-
mínicos o parches de escopolamina,
bajo prescripción médica. En nuestro
país es sin duda la Biodramina, con
o sin cafeína, el medicamento estrella
que todo navegante ha utilizado en
alguna ocasión.
CUANDO YA NOS HEMOS
MAREADO
El mayor peligro del tripulante ma-
reado es la caída por la borda. El
patrón y el resto de la tripulación
se cuidarán de sujetar al afectado, o
sencillamente le prepararán un balde
para que pueda devolver con como-
didad. Todo el mundo en cubierta
debería llevar arnés cuando las con-
diciones son malas, pero les recuerdo
que un tripulante mareado suele salir
disparado del interior, sin arnés, con
unas ansias kamicazes de lanzarse a la
borda y vomitar.
Si el tripulante no está definitiva-
mente mareado es un buen conse-
jo darle tareas sencillas en cubierta.
Llevar el timón es una de ellas. Esta
casi nunca suela fallar si los síntomas
todavía no son muy graves. Ayuda a
distraerlo, y los que es mejor, a fijar la
1.
La escora
pronunciada
asociada a las
situaciones de
mal tiempo
incrementan el
riesgo de tener
a un tripulante
afectado por
el mareo en la
bañera o en
cubierta.
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