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CRUCERO PRÁCTICO]
Al timón
y del panel eléctrico. Al tripulante
más joven, chico o chica, se le encar-
gará la atlética tarea de saltar al mue-
lle en las maniobras y encargarse de
la proa. Y así sucesivamente con el
equipo de pesca, el de baño, la em-
barcación auxiliar, el estado de la co-
cina y los aseos…
EL PROFESOR
Y aquí viene cuando uno decide si
quiere ser un buen patrón. El capitán
de un barco ha de ser el que prepare
y enseñe a su tripulación, explicando
lo que haga falta para que el resto de
personas se sienta útil y además esté
dispuesto a ayudar.
Estamos muy deformados por la
forma de llevar el coche, donde el
que tiene el carnet puede y debe lle-
var el volante. El título de patrón nos
hace responsables del barco, pero el
timón lo puede llevar cualquiera. El
patón enseñará a varias personas a lle-
var la caña, tanto durante la travesía
como en las maniobras de atraque y
fondeo. Muchas veces la fuerza física
se necesita en el ancla o las amarras
de proa, mientras que el gobierno lo
puede llevar un tripulante no precisa-
mente fortachón.
En todas las salidas a navegar el
patrón enseñará a varios tripulantes
cómo se pone en marcha el motor,
como se conecta y –sobretodo- des-
conecta el piloto automático. Buscará
a la persona más responsable para en-
cargarle el mantenimiento y control
del equipo de seguridad, ocasión que
le permitirá enseñar al resto de la tri-
pulación dónde están los cohetes y las
bengalas, los chalecos salvavidas. Se
revisará el aro salvavidas, con su luz y
rabiza. Se comprobará que las linter-
nas funcionan, así como las luces de
navegación y las de interior. Se com-
probarán periódicamente las bombas
de achique, manuales y eléctricas. Se
enseñará a un tripulante cómo fun-
ciona la radio, la llamada selectiva
digital y al uso del portátil si se dis-
pone de él.
EL INCONVENIENTE
Por mi experiencia sé que a veces re-
sulta pesado ponerse a enseñar a toda
la tripulación tamaña lista de obliga-
ciones. Pero si se hace con gracia no
es tan complicado. El día que hace
mal tiempo, en lugar de volver a casa
aprovecharemos para enseñar nudos
e instalaciones a la tripulación. Con-
vertiremos la obligación en un pasa-
tiempo.
Se citará un domingo a todos para
repasar la electrónica, o el equipo de
seguridad. O para realizar la manio-
bra de hombre al agua. Nos sorpren-
deremos del éxito de estas iniciativas.
A los niños y adolescentes es más
fácil incentivarlos de lo que parece,
hay que hacerlos entrar en el juego, y
sólo hay que ver sus caras cuando les
pasamos el timón y les decimos “¿Te
importaría llevarlo tú mientras guar-
do las amarras?”.
CONCLUSIÓN
A pesar de lo que pudiera parecer
en el inicio de este artículo, no les
estamos diciendo que naveguen en
solitario. El secreto consiste en estar
preparado y saber navegar sin necesi-
tar demasiadas ayudas, mientras se va
formando un equipo de aliados y tri-
pulantes que, a la vez que nos hacen
la vida más fácil, van aprendiendo el
arte de la navegación de una forma
sencilla y dinámica. Otro secreto es
hacer que las tareas pesadas de lim-
pieza sean rotativas y no generen tra-
tos injustos.
Este sistema permite y obliga al
patrón a repasar conceptos, a conocer
mejor su barco, y a iniciarse en la do-
cencia en un campo que le reportará
muchas satisfacciones y buenos ratos.
Enseñar a navegar puede ser diverti-
do. Aprender a hacerlo es un placer
que no tiene precio.
2
1
1.
El asimétrico
gana adeptos día
a día, sobre todo
por su facilidad
de manejo
cuando somos
pocos a bordo.
2.
Los avances
en acastillaje
y electrónica
permiten que hoy
en día navegar
solo o con poca
tripulación no sea
un problema.