La iluminación por led está llamada a una gran expansión en los próximos años. Muchos especialistas aseguran que su uso será mayoritario en muy poco tiempo. Su aplicación en la náutica de recreo puede aportar importantes beneficios. Veamos cómo. Miquel Mallafré
La implantación de los ledes* en la náutica de recreo puede resultar tan importante como la de los joystick de maniobra o la utilización de las pantallas planas de televisión. Hasta la llegada de las pantallas planas tener un televisor a bordo era una cuestión que estaba reservada a los yates realmente grandes, pues el espacio que ocupaba un aparato de tubo catódico era sencillamente enorme. En cambio, en la actualidad, con las pantallas planas de plasma, de LCD y de led es posible instalar un televisor pegado o aún integrado en cualquier mamparo, así como contar con sofisticados equipos de navegación que proporcionan toda clase de información en un espacio muy reducido.
La palabra led tiene su origen en las siglas inglesas LED (Light-Emitting Diode), que significa ‘diodo emisor de luz’; es un diodo semiconductor que emite luz. Sus primeras aplicaciones se remontan a 1962, cuando empezaron a usarse como componentes electrónicos, sin embargo, el primer led fue desarrollado en 1927 por Oleg Vladimirovich Losev.
Al principio solo se podían construir de color rojo, verde y amarillo con poca intensidad de luz, lo cual limitaba su utilización a los mandos a distancia de televisores y otros electrodomésticos para indicar, por ejemplo, el encendido y el apagado. Pero a finales del siglo pasado se inventaron los ledes ultravioletas y azules, lo que dio paso al desarrollo del led blanco, que es un led de luz azul con recubrimiento de fósforo que produce una luz amarilla; la mezcla del azul y el amarillo produce una luz blanquecina denominada «luz de luna» consiguiendo alta luminosidad con lo cual se ha ampliado su utilización en sistemas de iluminación.
Dentro de la caperuza de plástico de un diodo LED hay un material semiconductor. Cuando se aplica una pequeña corriente eléctrica, emite luz, sin producir calor y con un color definido. El color puede ser incluso invisible para el ojo humano, como los LED infrarrojos que hay en el mando a distancia del televisor.
Fíjense que hemos comentado “pequeña corriente eléctrica” y “sin calor”. El led precisa de mucha menos energía eléctrica que otros sistemas de iluminación para generar la misma cantidad de luz. Su rendimiento es unas 1,7 veces superior a la de una lámpara fluorescente de la misma potencia y unas 11,5 veces superior al de una lámpara incandescente normal. Todo ello sin desprender calor. Efectivamente, una lámpara convencional utiliza en desprender luz solo una parte de la energía que recibe, mientras que el resto se “pierde” en forma de calor. Basta acercarse a una bombilla o a una lámpara halógena para darse cuenta de inmediato. Al no desprender calor tampoco se produce el calentamiento de los materiales contiguos a la lámpara led ni se caldea el ambiente de la habitación donde se instala. Además, su duración es muy superior y su calidad es permanente durante toda su vida útil, con lo cual los sistemas de iluminación por leds tienen no ya el futuro, sino el presente asegurado.
Claro que tampoco hay que hacerse muchas ilusiones, pues las primeras lámparas incandescentes también tenían una vida útil ilimitada, tanto era así, que determinados fabricantes se pusieron de acuerdo muy pronto en limitar su vida útil a 1.000 horas, de otro modo no podrían seguir vendiendo bombillas. Es lo que se denomina obsolescencia programada, es decir, fabricar bienes de consumo con una vida útil expresamente limitada.
Los ledes también resultan más eficaces que las lámparas de bajo consumo y son además más respetuosas con el medio ambiente, pues las lámparas de bajo consumo suelen precisar del mercurio para su fabricación, metal que es muy contaminante, lo cual afecta el proceso de fabricación y, sobre todo, cuando se desechan finalizada su vida útil.
Los diodos rojos y verdes eran muy fáciles y baratos de producir, pero los azules no, hasta que en 1993 el investigador Shuji Nakamura (Premio Nobel de Física 2014) consiguió un proceso más barato de fabricación. Eso abrió la puerta, progresivamente, a toda clase de pantallas de equipos electrónicos y a la utilización del color de la fuente de luz en la decoración de interiores. Otra de las ventajas de los ledes es que se encienden y apagan de forma inmediata, tantas veces como sea necesario, esfuerzo al que no pueden ser sometidos otros sistemas de iluminación.
Ventajas e inconvenientes
Cuando se habla de ledes, casi todo son ventajas. Veamos.
• Menor tamaño: a igual luminosidad, un diodo led ocupa menos espacio que una bombilla incandescente.
• Más luminosidad: los diodos led son más brillantes que una bombilla, y además, la luz no se concentra en un punto (como el filamento de la bombilla) sino que el todo el diodo brilla por igual.
• Más duración: pueden durar hasta 80.000 horas, es decir, nueve años encendidos constantemente. Eso es 80 veces más que una bombilla incandescente, la cual cosa compensa sobradamente su mayor precio de compra.
• Menor consumo: el consumo de los leds es muy inferior al de otros sistemas de iluminación. Menos consumo significa menos coste y más respecto al medio ambiente.
• Rendimiento permanente: los leds tienen el mismo rendimiento a lo largo de toda su vida útil. No se deterioran progresivamente.
• Menor temperatura: al no desprender calor no hay riesgo para los materiales contiguos, aumenta la libertad en cuanto a la decoración y disminuye la temperatura ambiente, con lo cual también disminuye el consumo en refrigeración o aire acondicionado.
La única desventaja actual es el precio de compra, superior al de otros sistemas, pero este es un problema que se soluciona a cada día que pasa, pues aumenta la producción y baja el precio.
Elegir ledes
A la hora de elegir los ledes para su aplicación en el barco o en el hogar, es posible diferenciar tres situaciones: la sustitución progresiva, la sustitución total y los nuevos proyectos.
La sustitución progresiva significa comprar una lámpara de ledes cada vez que se funda una de las instaladas. Esta solución no es siempre estéticamente acertada. En primer lugar porque cada tipo de lámpara emite luz blanca con pequeñas diferencias de tono; es lo que se llama “temperatura de color”; las lámparas incandescentes tienden a la luz roja, los fluorescentes a la luz verde, etc. Esto no se aprecia a simple vista, pero sí cuando se instalan distintos tipos de luz.
Si en un mismo ambiente solo se sustituye una parte de las lámparas existentes es fácil que se note la diferencia entre ellas. Esta solución solo es adecuada cuando se sustituyen todas las bombillas de un ambiente o serie de lámparas. Además, los leds funcionan a baja tensión y en los hogares siempre tiene que haber un transformador incorporado a cada luminaria o grupo de luminarias, del mismo modo que sucede con las lámparas halógenas, eso significa que, al principio, solo se podían montar directamente donde antes había una halógena, pero en la actualidad también se pueden montar en portalámparas de rosca convencionales, sustituir fluorescentes, etc…
Puesto que la iluminación de los barcos suele ser a 12 voltios no hay problema para montarlos directamente y, además, se pueden colocar en ambientes húmedos cuando no directamente bajo el agua, incluso para iluminar el chorro que desprende un grifo: rojo para el agua caliente y azul para el agua fría. No lo haga usted mismo, consulte a un profesional…
En la iluminación de las embarcaciones el interés del led se multiplica, pues su menor consumo implica un menor desgaste de las baterías o un menor tiempo de funcionamiento del generador para conseguir el mismo nivel de iluminación. Además, en determinados puntos el calor que desprenden los halógenos es directamente insoportable, como puede suceder en las lámparas de lectura, en lugares estrechos, de difícil acceso o debajo de muebles para proporcionar iluminación indirecta, iluminación de cortesía que ha de estar siempre encendida, en las contrahuellas de los peldaños de las escaleras, etc…, de modo que el led es una elección ideal.
*La palabra led se escribe en minúscula no cursiva ya que la extensión de uso del acrónimo LED se emplea como sustantivo común; así lo recogerá la RAE en la próxima edición de su diccionario. El plural de led se forma atendiendo a las normas del español; por tanto, al ser una palabra que termina en –d debe añadirse –es y escribirse ledes en lugar de leds o LEDs.