La propulsión eléctrica es cada vez más común en los vehículos terrestres, desde coches a vehículos de dos ruedas. ¿Y en las embarcaciones? En este primer dosier, echamos un vistazo a la propulsión fueraborda.
Autor y fotos: Albert Brel
La propulsión eléctrica no es precisamente una novedad. En el siglo XIX aparecieron los primeros motores eléctricos capaces de propulsar un coche, pero ya entonces el freno a su desarrollo era su fuente de alimentación: la batería. A finales del siglo XIX, la llegada de la batería recargable relanzó el mercado del coche eléctrico. Aunque los coches eléctricos representaban casi el 40% del parque en Estados Unidos, fue el motor de combustión interna, más sencillo de instalar, el que se impuso rápidamente. En aquella época, había poca preocupación por la contaminación.
El motor eléctrico: un sistema bien establecido
El motor eléctrico es un sistema bien conocido que se utiliza desde hace muchos años en numerosas aplicaciones.
Las baterías estándar, por capacidad y tiempo de recarga, son inadecuadas para motores eléctricos.
En un sistema de propulsión, el motor es sólo un elemento del conjunto. Mientras que es esencial en un motor de combustión (de gasolina o diésel), pasa a ser casi secundario en un vehículo eléctrico. El punto principal sigue siendo la alimentación eléctrica y su gestión. Hasta la fecha, ésta la proporcionan las baterías. Si para un motor de combustión es fácil repostar, para un motor eléctrico no lo es tanto. Las baterías estándar que utilizamos actualmente en nuestras embarcaciones para arrancar el motor de combustión interna y proporcionar el suministro de energía a bordo son de electrolito líquido o sólido (gel, AGM). Aunque técnicamente pueden alimentar un motor eléctrico, son inadecuadas por dos razones principales: la capacidad disponible y el tiempo de recarga. Así que tenemos que recurrir a las nuevas tecnologías de baterías de litio. Volveremos sobre estos modelos, que acabarán sustituyendo a nuestras baterías de a bordo, en un próximo artículo.
Algunos de los fuerabordas eléctricos del mercado
Muchas empresas ofrecen modelos. Torqeedo es una de ellas, con más de 20 modelos de 1 a 20 CV. El modelo Torqeedo Travel tiene una potencia térmica equivalente de 1,8 CV a 3 CV y es muy adecuado para embarcaciones auxiliares. Dispone de una batería de litio integrada, GPS para calcular la autonomía restante y una pantalla con todos los datos (velocidad, estado de la batería, etc.).
Los motores fueraborda eléctricos de pequeña y mediana potencia están en pleno desarrollo.
El Cruise 3.0 T (equivalente a un motor de gasolina de 6 CV) está diseñado para propulsar embarcaciones de hasta 3 toneladas de desplazamiento. Funciona con una batería de 24 voltios, preferiblemente de litio. Opcionalmente, hay disponible una batería de litio con cargador. El fabricante también ofrece accesorios como un cargador solar y bolsas de transporte. Una aplicación gratuita para smartphone (IOS y Android) permite consultar todos los datos (velocidad, autonomía, etc.). En cuanto al POD, el Cruise FP de nueva generación ofrece entre 3 y 6 kW de potencia, lo que equivale a entre 6 y 9,9 CV de propulsión térmica.
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Temo de remo a motor eléctrico
El remo eléctrico Temo 45, con una potencia de 200 vatios, puede propulsar veleros de hasta 1.000 kg o botes de 2 a 3 m con tres personas a bordo. Tiene una autonomía de una hora. Se suministra con un cargador de 230 voltios (12 voltios opcional), un kit de interfaz y una aleta de montaje en popa. El Temo 1000 (15 kg de peso) es un modelo fueraborda equivalente a un motor de combustión interna de 3 CV. Puede propulsar pequeños veleros (de hasta 8 m), así como embarcaciones auxiliares. Se instala sin esfuerzo en el espejo de popa, y un sistema permite adaptarlo al calado. Con su batería interna extraíble, tiene una autonomía mínima de 60 minutos. La batería puede recargarse con 12, 24 o 220 voltios. Para una recarga completa a 220 voltios, prevea 5 horas y 30 minutos y 12 horas a 12 voltios.
Mercury Avator 7.5e
Desde hace varios años, Mercury viene anunciando el lanzamiento de un motor eléctrico, y ahora llega con el Avator 7.5e. Para esta marca, que aspira a ser líder en motores eléctricos, se trata del primer modelo de una serie. Este modelo de 750 vatios equivale a un motor Mercury FourStroke de 3,5 CV. Está diseñado para lanchas neumáticas, embarcaciones de fondo plano y botes inflables. Para facilitar su transporte, consta de tres componentes: el motor, la batería y el soporte del motor. Puede utilizarse tanto con caña de timón como con mando a distancia. La batería de iones de litio extraíble incorporada (48 voltios, 1 kW), desarrollada por Mastervolt, está diseñada para su uso en entornos salinos (impermeable y resistente a los golpes). El cargador estándar recarga la batería en 10 horas, mientras que un cargador rápido opcional puede reducir este tiempo tres veces. La pantalla digital suministrada con el motor proporciona información completa sobre el estado de la batería y el tiempo de funcionamiento restante. La autonomía depende de la potencia requerida. A plena potencia, en un casco rígido de menos de 180 kg, es de aproximadamente una hora (distancia recorrida 4 millas), y de unas 6 horas (distancia 14 millas) al 50% de potencia. Mercury ha desarrollado una aplicación gratuita (IOS y Android) que puede utilizarse para conectar con un distribuidor y obtener asistencia. También se puede añadir el módulo SmartCraft, que da acceso a funciones avanzadas (velocidad, nivel de batería, notificación del sistema, etc.), así como a una carta electrónica para planificar rutas.
Combustión interna o eléctrico: ventajas e inconvenientes
El motor de combustión interna que todos conocemos es asequible y tiene una gran autonomía. Esta autonomía depende únicamente de la reserva de combustible. El inconveniente es la contaminación, aunque está limitada en los nuevos modelos. A esto se añade el ruido. Los motores eléctricos son silenciosos, no producen gases de escape ni humos y son ligeros. Con un motor eléctrico, el mantenimiento es prácticamente inexistente. El punto negativo es que funciona con baterías que son pesadas y caras. Su autonomía está directamente relacionada con la capacidad de las baterías. Hay que recargarlas, y esto puede llevar mucho tiempo con un cargador estándar (varias horas). Las baterías extraíbles de los motores fueraborda pueden recargarse con un cargador rápido (generador o red de 220 voltios) o, en algunos modelos, con la toma de puerto de 12 o 24 voltios.
El punto negativo de los motores eléctricos son las baterías, que son pesadas y caras.
Nuestro veredicto
Los motores fueraborda eléctricos de pequeña y mediana potencia están en pleno desarrollo, y prácticamente todos los fabricantes de motores de combustión interna trabajan en ellos. Lo mismo ocurrirá a medio plazo con los modelos intraborda. Queda el problema de las baterías (capacidad, reciclado, uso de materiales caros y raros, etc.), aunque también en este caso la tecnología evoluciona muy deprisa.