Las primeras navegaciones confirman que los actuales AC75 son más potentes que los de la anterior edición de la Copa América.
Autor: Kiku Cusí
Los nuevos AC75 que este verano disputarán la Copa América ya están aquí. A falta de verlos competir entre sí y, por tanto, comparar sus prestaciones, debemos contentarnos con analizar sus formas y, sobre todo, sus diferencias; conscientes, eso sí, de que estos barcos sufrirán evoluciones en las próximas semanas; evoluciones que en algunos casos estarán a la vista y en otros muchos no serán visibles para el común de los mortales, aunque sí afectarán al rendimiento.
Entre estas evoluciones cabe destacar los brazos de las hidroalas y los mismos foils, pues son varios los equipos que han optado por botar sus nuevos barcos con las hidroalas del 2021, para no dar pistas a sus rivales que aún podrían estar a tiempo de copiar sus ideas.
Las primeras navegaciones han confirmado la mejoría de estos barcos sobre los de la anterior generación. Es probable que a los avances en el diseño y los métodos constructivos se añada el alargamiento de los brazos de las hidroalas y la reducción de peso. En cualquier caso, se ha visto ya a Alinghi volar con menos de siete nudos de viento, algo impensable en 2021.
Pozos para los tripulantes
Si en algo coinciden todos los equipos es en no mover a los tripulantes de los pozos individuales en que se sitúan: ya no veremos cambios de lado en las viradas o en las trasluchadas. Excepto los cuatro ciclistas, que en principio siguen haciendo lo mismo, timoneles y trimmers de babor y estribor intercambian sus funciones según estén a barlovento o a sotavento.
A primera vista, es evidente que todos los equipos han trabajado a fondo la aerodinámica, especialmente la de la cubierta. El efecto túnel, acentuado por la subida de nivel en las bordas para albergar los pozos en que están instalados los tripulantes, debería no solo disminuir la resistencia al viento, sino también mejorar el rendimiento de las velas.
Hay también ligeras diferencias en la altura de estos pozos; por lo que se ha visto hasta ahora, los del Luna Rossa son los que destacan más.
Proas y quillas
A nivel de las formas de la proa y de la quilla se aprecian algunas diferencias. La quilla del Alinghi parece ser la más recta de todos los barcos y la del American Magic la más larga, pues llega prácticamente a la misma popa; la del Ineos, en cambio, se corta en seco mucho antes que las demás, diferencia que se acentúa con la situación del timón, más adelantado que en los otros diseños.
Timones e hidroalas
Seguramente el Ineos es el barco que más se diferencia de los demás. De momento, llaman la atención tanto lo ya comentado como por su abultada proa, la posición de los tripulantes (timoneles a proa, ciclistas en medio y trimmers a popa) y la forma del timón, que tiene tres secciones claramente diferenciadas (ver foto).
Y navegando se ha visto que, al menos en algunas ocasiones, estaba claramente inclinado hacia adelante. Neozelandeses, italianos y suizos, en cambio, colocan a los ciclistas más a popa.
Muy original parece la primera nueva hidroala de los italianos, tanto por el foil en sí mismo como su conexión con el brazo, mediante una especie de bulbo que se prolonga hacia proa. En la parte inferior, destaca por su aspecto muy plano.
También la proa del Alinghi llama poderosamente su atención, tanto por su inclinación hacia arriba en la cubierta como por la presencia de dos pequeñas colinas a ambos lados del puño de amura del foque. ¿Se trata de una forma de canalizar y acelerar el viento aparente hacia las velas?
Sistemas, sistemas
Pero independientemente de la forma de los cascos, que es lo que empezamos a ver ahora, lo que puede marcar el desarrollo y el desenlace de esta 37a Copa América son los sistemas que hacen funcionar estos bólidos. Lo decía claramente Arnaud Psarofaghis, el patrón del Alinghi Red Bull Racing: “Nuestro principal objetivo está en los sistemas. Dónde y cómo podemos modificar la forma de las velas y los foils va a ser clave entre el aligeramiento y la transición. Creo que los sistemas marcarán la diferencia en el agua, y es ahí donde el equipo está trabajando con los diseñadores, la mecatrónica y los regatistas para que todo funcione bien”.
Entre lo que se ha visto de los sistemas, todos los equipos han conectado la rotación del mástil al sistema de escota de la mayor, lo que simplifica enormemente la rapidez en conseguir su forma ideal de la vela en cada momento (la rotación del mástil permite regular la diferenciación entre las dos pieles de la mayor).
Los neozelandeses han ido un paso más allá y han retirado todos los componentes de control de la cubierta para crear un sistema de control dual que varía automáticamente de lado a lado y les proporciona el control total sobre las dos pieles de la mayor.
Y ya que hablamos de los neozelandeses, tras tres semanas de navegar con su flamante AC75, lo han empaquetado y no volverán a tenerlo en el agua hasta principios de julio, ya en Barcelona: su traslado en barco dura 45 días.
Antes, sin embargo, se los ha visto probando nuevas técnicas. Por ejemplo, parecen decantarse por navegar ligeramente escorados a sotavento. Y a la hora de virar acentúan esta escora, para cambiarla súbitamente al otro lado, antes de enderezar un poco el barco. El resultado, según indican quienes han podido observarlo en directo, es que la aceleración en el nuevo bordo es más rápida. Y eso que aún llevaban las hidroalas de 2021.
Sigue leyendo para conocer en detalle todo lo relacionado con los AC75: