Presión y temperatura son las dos variables más importantes para intentar predecir la evolución de la situación meteorológica. Todo lo que se expone a continuación es aplicable al hemisferio Norte, y en concreto en latitudes desde 30º a 60º, que es la zona habitual de circulación de borrascas y depresiones. La toma de datos meteorológicos periódicamente en navegación (presión, temperatura, humedad, dirección e intensidad de viento, visibilidad…) son imprescindibles para analizar la evolución de las condiciones meteorológicas locales
Una bajada en la presión atmosférica es síntoma de acercamiento de una masa de aire cálida, menos densa y ligera, por lo que la temperatura tenderá a subir. Si baja la presión y sube la temperatura, posiblemente se esté acercando un frente cálido, por lo que los vientos rolarán hacia el sur. Primero SE, luego S y posteriormente SW. Estos vientos del S serán fuertes en relación a la velocidad de caída de la presión. Si la caída es rápida, el viento será fuerte. Es fácil que el cielo se cubra lentamente con cirros, cirroestratos, altoestratos y estratos, pudiendo llegar a llover de una manera más bien suave con el paso de las horas.
En el caso de que la presión suba, los vientos rolarán seguramente al Norte, en concreto NW, y bajará la temperatura, pues se trata de una invasión de aire frío más denso y pesado. El cielo se despejará, y quedarán nubes bien dibujadas del tipo cumuliforme con tormentas y chubascos aislados. La intensidad del viento dependerá de la velocidad de ascenso de la presión, y el aire será nítido y las estrellas tintinearán en la noche. Con la periódica atención a presión, temperatura, dirección de viento y nubosidad se puede llegar a predecir el tiempo.