Con solo cinco años de vida desde que iniciase sus actividades, Monte Carlo Yachts ha sabido dar respuesta aquellos armadores cuyo deseo era pilotar un barco diseñado para superar la prueba del paso del tiempo, más allá de las modas que van y vienen, y que fuese al mismo tiempo innovador y una expresión de lujo, que no de ostentación. Germán de Soler
Ya son cinco las unidades lanzadas desde la creación del astillero de Monfalcone: los MYC 65, 70, 76, 86 y, recientemente presentada en Venecia, el MCY 105. Cinco unidades en cinco años y 53 millones de euros de facturación no son cifras fáciles de alcanzar sin que lo que el astillero ofrezca con un determinado modelo o serie encuentre una respuesta adecuada entre los usuarios a quienes va destinado. El nuevo MCY 105, anunciado hace un año y que ahora es ya una realidad, es el mejor indicador del éxito de sus predecesores. El que es ya el almirante de la gama lleva una vez más la firma del gabinete Nuvolari-Lenard, quienes le han conferido, como a sus predecesores, unas líneas tendidas y aerodinámicas, con una proa alta y lanzada.
Los costados del casco se ven aligerados gracias a la presencia de amplios y estilizados ventanales en el tercio de proa, que se complementan con un nuevo diseño de portillos de la cabina VIP en su parte central. Destaca además por la superestructura que realza al tiempo que reduce visualmente el perfil gracias a las ventanas que recorren las bandas sin interrupción, un enorme flybridge de grandes dimensiones cubierto parcialmente por una estructura completamente abrible y una plataforma de popa de grandes dimensiones.
Desde el punto de vista constructivo, como en cada uno de los MCY realizados hasta el momento, la estructura modular de los interiores se realiza completamente en el exterior —lo que permite un completo control de las tolerancias y una precisa situación de las conducciones de los sistemas y los circuitos— para ser montados después íntegramente una vez colocados y encolados los mamparos estructurales con cola de aviación.
El casco es sólido y ligero —un 10 % menos que sus referentes en el mercado— gracias a una estructura autoportante realizada en sándwich, junto a refuerzos longitudinales, un mamparo de colisión en proa y una profusa utilización de kevlar y carbono en las zonas de fuerte impacto. Y por supuesto el laminado en infusión y el uso de sándwich de núcleo ligero y estructuras de aluminio en vez del clásico laminado en fibra de vidrio monolítica. Por todo ello, el MCY 105 no es solo un logro desde el punto de vista estético, sino también por lo que respecta a la construcción y la ingeniería. En este terreno, el uso de los sistemas y métodos más punteros de diseño ha permitido que cada detalle quede perfectamente definido en la fase de proyecto, evitando posibles modificaciones durante el acabado y con tolerancias inferiores al milímetro.
Exteriores excepcionales
Que el MCY 105 privilegia los espacios exteriores se hace evidente en la cubierta superior. No se trata de un simple flybridge sino de una verdadera cubierta de sol, dividida funcionalmente en tres espacios. Los dos tercios de proa quedan cubiertos por una estructura rígida que soporta un techo corredizo que permite dejar totalmente al aire libre esta cubierta. Además del puesto de gobierno, encontramos en ella una amplia zona en popa que se ha hecho posible gracias a la prolongación del alero posterior prácticamente hasta la vertical del espejo de popa. No es fácil, desde el punto de vista de la ingeniería lograr esta estructura sobre una base que es prácticamente un enorme ventanal que recorre los costados. Pero era imprescindible proporcionar también protección a la cubierta de popa contra los elementos y esto es lo que el diseño logra. El mérito del diseño está en que logra cumplir con este objetivo sin alterar el equilibrio estético del conjunto y manteniendo un perfil relativamente bajo para una eslora de más de 30 metros y tres cubiertas.
En proa se ha habilitado otra cubierta de estar al aire libre, dotada con los elementos de mobiliario adecuados a la función que debe cumplir, que no es otra que permitir acompañar la navegación desde proa, cenar relajadamente lejos de miradas indiscretas una vez amarrados en puerto, o sencillamente disfrutar de un fondeo o aislarse cuando se desee. Otra solución innovadora es la ventana que se encuentra entre este espacio y la superestructura y que proporciona luz a la cabina del armador situada a proa de la cubierta principal. La cubierta de popa, comunicada a pie plano con el salón interior y con acceso directo a la plataforma de baño, es el tercer espacio que permitirá disfrutar de los exteriores de esta unidad, tanto en navegación como en el fondeo o el amarre.
Desde aquí, una escalera conduce a la sala de tripulación de la cubierta inferior. Esta zona, dotada de tres cabinas, la cocina general y una salita de descanso, separa la zona de noche destinada a los invitados de la sala de máquinas, contribuyendo así a aislar las cabinas del ruido y las vibraciones generados por el motor y los sistemas, toda vez que permite que la tripulación circule por todo el barco sin tener que cruzar por las zonas comunes si no es necesario.
Cubierta principal diáfana
Las grandes ventanas laterales que recorren las bandas de la superestructura proporcionan luz a raudales en el interior y vistas excepcionales sobre el entorno. El salón ocupa toda la manga y se destina exclusivamente a estar y entretenimiento, reservando la zona de más a proa para el comedor, definiendo un ambiente único, que queda separado del puesto de gobierno por un mamparo tras el que se ocultan las escalera que conducen a la cabina del armador y la zona de noche de invitados.
El gran volumen queda enmarcado por las grandes cristaleras cuadradas, invisibles desde el exterior, a la vez que una doble puerta corredera a cada banda da acceso a los pasillos laterales y a la terraza que se despliega sobre el agua desde el estos y que queda oculta en la borda una vez recogida. Los diseñadores han optado en este ambiente tan luminoso por los tonos suaves, sin estridencias, y por maximizar el espacio desproveyéndolo de elementos que pudiesen dificultar el paso u obstaculizar la visión hacia el exterior. Por ello todo el mobiliario es bajo, e incluso la separación entre el salón y el comedor se encarga a un armario exento que no limita la visual hacia popa ni hacia las bandas una vez sentados en la mesa que puede dar servicio hasta a diez comensales Este espacio interior se multiplica hacia fuera gracias a la gran cristalera corredera que lo comunica con la cubierta de popa, totalmente protegida por la estructura de la cubierta superior. El diseño ha concebido este espacio como un segundo salón al aire libre, con un gran sofá que ejerce como tumbona para relajarse tanto en navegación como después de un baño.
El lujo habitable
No menos característico, y uno de los puntos más destacables de esta unidad de 32 metros de eslora, es la posición de la cabina del armador a proa de la cubierta principal, de forma que se disfruta desde el interior de una excepcional vista lateral sobre el mar. También aquí hay que destacar el trabajo de diseño y arquitectura naval del astillero.
Con esta solución, más compleja que las más simples y habituales a que estamos acostumbrados, se logra que el armador disfrute de intimidad sin renunciar a una posición privilegiada a bordo que pone a su disposición prácticamente un tercio de la cubierta de uso privativo. Hay que destacar que desde el punto de vista del confort interior, en la primera prueba realizada en Venecia las cifras de rumorosidad interior no superaron los 57 decibelios en estas estancias.
El resto de la cubierta inferior puede ocuparse o bien por una gran cabina VIP a toda la manga y otras dos con camas individuales o bien por cuatro cabinas repartidas en torno a un distribuidor central. En todos los casos y sea cual sea la opción de distribución, el concepto del MCY 105 permanece: un gran yate de crucero, con una autonomía de 400 millas, en el que la calidad no descansa en la ostentación, sino en el diseño cuidado, una construcción y una ingeniería fuera de toda duda y certificada por el RINA y un cuidado trabajo en la elección de los materiales y de los elementos del mobiliario.
Prestaciones de crucero rápido
Dotado de un casco con carena de geometría variable en V profunda con un ángulo en popa de 16,3° y tres redanes a cada banda, el MCY 105 está motorizado con dos MTU 16V 200 M93 de 2.434 caballos y transmisión V-Drive ZF 3060 V y ejes Aquamed 22 con hélices de cuatro palas de Nibral.
Esta configuración le permite alcanzar una velocidad máxima de 25 nudos a 2.400 revoluciones y mantener una velocidad de crucero de 19 nudos a 2.000 vueltas con un consumo aproximado de 600 litros por hora, velocidad de planeo mínima, que se alcanza en 12 segundos. Desde este mínimo hasta la velocidad máxima, el MCY 105 emplea 23 segundos, unas cifras sorprendentes para un barco de 32 metros de eslora y un desplazamiento de entre 104 toneladas en rosca y 123 toneladas a plena carga, con una relación peso potencia de 25 Kg por caballo.
Características
Eslora total: 32,00 m.
Manga máxima: 7,15 m.
Desplazamiento en rosca: 104 t.
Velocidad máxima:27 nudos.
Velocidad de crucero: 23-24 nudos.
Motores: .2 x MTU 16V 2000 M84 2.186 hp (V-Drive)/ M93 2.400 hp (V-Drive).
Estabilizadores: 2 x Seakeeper NG 35.
Capacidad de combustible: 12.000 l.
Capacidad de agua: 2.000 l.
Diseño: Carlo Nuvolari/Dan Lenard
Construcción: Monte Carlo Yacht.
Categoría: RINA Pleasure o RINA Charter Class.