Convertirse en armador es un sueño que se puede hacer realidad de forma mucho más accesible y ecológica mediante el concepto de la náutica remolcable.
Autor: Miguel Ángel Álvarez Alperi, embajador de Tourón para España y Portugal
¿Quién no se ha imaginado alguna vez teniendo su propio barco? ¿Y con poder navegar por costas diferentes? Prescindir de un amarre para ser armador puede ser una opción más democrática y sostenible. Una “caravana” que flota, una “camper del mar”, un crucero remolcable… ¿Existe ese concepto?
Vamos a demostrar que la tenencia y disfrute de una embarcación remolcable es una opción más democrática y sostenible económica y medioambientalmente que tener la misma embarcación a flote en un puerto deportivo. Y que llegar a ser armador puede ser una realidad accesible incluso en destinos tan solicitados como las Islas Baleares. Porque disfrutar navegando en Mallorca de un pequeño crucero remolcable como la Quicksilver Activ 705 Weekend en la que hemos basado los datos de este artículo puede costar desde tan solo 200 euros al año* (lo que vale el seguro y el “forfait” para usar las rampas que gestiona Ports IB durante todo el año) frente a los 7.700 euros** que valdría tener esa u otra embarcación similar amarrada a flote en un puerto deportivo. Ahí está la clave: en la forma en la que se “amarra” un barco mientras no se usa y en las características que deben tener estas embarcaciones para que puedan ser transportadas fácilmente en un remolque por su propietario.
*Gastos de adquisición del barco y de combustible no incluidos.
**Gastos de mantenimiento y amarre.
Las barreras que impiden a una persona convertirse en armador se pueden superar con relativa facilidad mediante este concepto de propiedad/forma de uso, ya que los costes de adquisición y mantenimiento son muy inferiores. Porque para la gran mayoría de usuarios no es necesario un gran yate para disfrutar navegando, se puede ser feliz con una lancha remolcable y además es algo mucho más ecológico y sostenible. Y se puede empezar adquiriendo una lancha más remolque de segunda mano desde unos 6.000 euros. Y ni qué decir tiene que la propiedad de una embarcación remolcable es mucho más fácil de compartir que la de un barco de mayor eslora a flote. ¡Bienvenida la multipropiedad!
Otra de las virtudes de este concepto de propiedad/forma de uso es que la náutica remolcable no genera ansiedad, esa que alimenta el dicho aquel de: “El momento más feliz del propietario de un barco es el día en que lo compra y el día en que lo vende”. A título personal, recuerdo el día que compré mi velero de segunda mano, que costaba casi lo mismo que una QS Activ Weekend. Parecía mucho mejor compra un barco de 38 pies que una lancha tan pequeña como esa… pero lo que no sabíamos es que ese tipo de propiedad nos iba a generar tantos quebraderos de cabeza. Y ya no solo por los altos costes de mantenimiento (económicos y de recursos/implicación), sino por todas esas preocupaciones derivadas de tener un barco a flote lejos de tu casa y sin supervisión. Tener un barco en tu finca, jardín o garaje no genera preocupaciones ni apenas gastos. Se tiene “en casa” y está siempre disponible para cuando llegue el momento de disfrutar. Y se puede navegar en casi cualquier lugar, pudiendo llevarlo contigo a todas partes. Otra de las ventajas es que si durante un año no se puede usar por cualquier motivo, los costes de almacenaje y mantenimiento habrán sido mínimos. Y ahí seguirá esperando a que llegue el momento, sin apenas envejecer ni desvalorizarse, bien protegido del sol y de la corrosión.
Hay otra virtud que no es baladí, y es el hecho de que este tipo de navegación se puede disfrutar mucho más al poder cambiar de destino. Ya no se puede decir aquello de “me aburre ir siempre a las mismas calas”. Tan solo hace falta conocer donde están las mejores rampas de botadura y los mejores destinos para gozar viajando con una de estas económicas embarcaciones a remolque.
¿Por qué la náutica remolcable es más sostenible medioambientalmente?
Porque no se emplean biocidas en el casco
En general, las embarcaciones cuyo casco está menos de 30 días seguidos sumergido en el agua no necesitan la aplicación de antifouling. Así que, si se tiene en cuenta que la mayoría de las veces la embarcación remolcable se saca y se mete del agua casi a diario, es un condicionante que para una embarcación remolcable no resulta necesario.
Porque no se consume tanto combustible
Las embarcaciones remolcables a motor son en general más ligeras y producen menos emisiones que las de mayor eslora. Teniendo en cuenta que suelen estar entre los cuatro y ocho metros de eslora (5,5 m es la más habitual), con motores fueraborda de entre 25 y 200 Hp es más que suficiente. Además, es más sostenible llegar hasta la zona de navegación escogida por carretera que hacerlo por mar, ya que estos traslados en remolque podrían ser incluso con vehículos eléctricos, con emisiones de carbono neutras.
Comparativa:
· Precio por año de mantenimiento*: 1.089 euros.
· Precio por año de limpieza exterior**: 2.541 euros.
· Precio por año de mantenimiento de obra viva***: 900 euros.
Suma total de los costes de almacenaje y mantenimiento de la embarcación:
· A flote: 7.563 euros.
· En seco: entre 0 y 600 euros.
*Precios por año (tarifa 2023): incluye revisión de sentinas, de amarras, arrancar motor, comprobación del funcionamiento de bombas de achique y nivel baterías.
** Precios por año (tarifa 2023): incluye 1 baldeo semanal con limpieza de cristales e inox.
*** Precios por año (tarifa 2023): incluye traslado, grúa, limpieza, pintura antifouling y ánodos.
Todos los precios referidos anteriormente corresponderían a una embarcación de menos de 7,5 metros de eslora, en este caso una QS Activ 705 Weekend y nos han sido facilitados por Marina Bonaire en Mallorca.
Porque no necesita nuevas plazas de amarre
Recientemente, El Plan General de Puertos de las Islas Baleares acordaba “democratizar el acceso al mar” y apostar por “la creación de una náutica más sostenible” mediante “la construcción de marinas secas para embarcaciones
de pequeña eslora y la ampliación de la red de rampas públicas para el lanzamiento de embarcaciones pequeñas”, prohibiendo la construcción de nuevos puertos deportivos
al menos durante los próximos 15 años. Es reseñable que una comunidad autónoma con tanta presión turística como Illes Balears y que se encuentra tan a la vanguardia de la sostenibilidad, haya llegado a esta conclusión.
Porque no se malgasta tanta agua
Una embarcación almacenada en un garaje solo requiere un baldeo el día en que se usa, mientras que una embarcación a flote requiere de baldeos cada semana para una correcta conservación. Se calcula que para mantener limpia una embarcación a flote como la QS Activ 705 Weekend se gastarían unos 5.200 l de agua al año, además de varios litros de productos químicos de limpieza. También es sabido que el consumo de agua por persona es mucho mayor en una embarcación de mayor eslora que en una remolcable.
Comparativa:
· Precio por año de amarre a flote: 3.033,47 euros.
· Precio marina seca + uso de rampa: 1.245 euros.
· Precio por ocupar un parking de pago: desde 600 euros al año.
· Precio por ocupar una parcela, jardín o párquing propio: desde 0 euros.
*Precios por año (tarifa 2023).
Porque solo consume recursos mientras se disfruta
Una embarcación a flote requiere más mantenimiento y se deteriora mucho más que la misma embarcación almacenada en un garaje. En este último caso, si un año no se puede disfrutar por cualquier motivo no se consumen recursos (agua en los baldeos, etc.) ni se generan tantos residuos (sustituir fundas de las defensas y lonas, aplicar barnices, etc.). La exposición a los elementos y el contacto con el ambiente salino provoca el deterioro de la embarcación a flote, que requiere de constantes mejoras y mantenimientos, mientras que esa misma embarcación almacenada a techo y en seco puede perdurar años sin consumir ningún recurso.
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