La corredera es un instrumento para medir la distancia recorrida por el barco, y, por consiguiente, la velocidad. En sus orígenes constaba de una pieza de madera denominada barquilla, que iba atada al final de una larga piola. Este cabo fino estaba enrollado en un carretel, y contaba con marcas sobre el cabo consistentes en un nudo cada braza de longitud. El sistema para medir la velocidad era sencillo. Se lanzaba por la borda la barquilla y se medía cuanto cabo salía del carretel en una unidad de tiempo. Esta medida se daba en nudos, es decir, en número de nudos que pasaban por la mano del marinero en una unidad de tiempo. De ahí proviene el nombre de nudo en velocidad, y también de ahí proviene el nombre de corredera.
Posteriormente se evolucionó a las denominadas correderas Walker. Se trata de un instrumento mecánico muy preciso que funciona de una manera muy simple. Un torpedo pequeño con unas aletas de forma especial que le hacen girar cuelga de un cable de unos 20 metros de longitud. Este cable se cuelga de un pequeño gancho que va unido a un cuentavueltas. Con el avance de la embarcación, el torpedo gira, movimiento que se transmite al rotor mediante el giro del cable. Un contador interior del instrumento traduce el giro del rotor a distancia navegada y, en los mejores modelos, la velocidad.
Actualmente las correderas son electrónicas, ya sea por el giro de unas paletas o de un pequeño torpedo, en el que en una de sus aletas existe un pequeño imán que excita un cuentarrevoluciones. La electrónica será la encargada de traducir las revoluciones a distancia y/o velocidad. También existen las correderas sónicas, que funcionan en base a la diferente propagación de las ondas debido a las depresiones formadas por la velocidad del agua.