Recorrer la costa del oriente asturiano con nuestra embarcación remolcable ha sido una magnífica idea, ya que a la abundancia de rampas de botadura hay que sumar la belleza de este tramo de costa y la de sus pueblos marineros, además de varias rías navegables como la de Villaviciosa, Barro y la de Tina Mayor, donde también se puede fondear y pasar incluso la noche. No es necesario buscar refugio en puerto, aunque los haya, ya que estas pequeñas rías asturianas son auténticos remansos de paz, hermosura y armonía.
Autor: Miguel Ángel Álvarez Alperi, embajador Tourón para España y Portugal
No puedo negar que la experiencia en Asturias con la Quicksilver Active 705 Weekend –nuestro pequeño crucero remolcable, la “camper del mar” que te puedes llevar a todas partes– no ha podido ser mejor. ¡Le doy un 10 a este concepto de navegación! Recuerdo las veces que recorrí esta costa con anteriores barcos, veleros la mayoría, y me vienen a la mente las preocupaciones derivadas de ese tipo de navegación. Fondear dentro de las rías con este tipo de embarcaciones de gran calado (en comparación con nuestra cabinada con motor fueraborda) es complicado, más bien imposible si lo que quieres es pasar la noche despreocupado, ya que hay muchas probabilidades de quedarte en seco, y de no contar con una quilla retráctil te resultará imposible.
Con la maniobrabilidad y rapidez de nuestra Quicksilver 705 Weekend y su fueraborda Mercury de 200 Hp puedes hacer frente a cualquier apuro y acercarte a puerto seguro en menos de media hora. Y luego está el hecho comprobado de que puedes amanecer dentro de una ría con el barco totalmente en seco, varado sobre la arena, sin mayor preocupación ni daño alguno para la embarcación. Puedes estar seguro de que así duermes tranquilo y que no garreas…
En cuanto al paisaje… ¡qué más puedo decir de este paraíso natural! Pues que visto desde el mar la perspectiva cambia mucho. La belleza se engrandece. El asombro es casi continuo. No dejarás de hacer fotografías y de acumular estampas tras la retina.
Como principales protagonistas tendremos hermosos arenales de arena fina y color dorado como los de Rodiles, La Griega, La Isla, La Espasa, La Vega y el arenal de Morís, junto con los acantilados verticales de roca caliza golpeados una y mil veces por el mar Cantábrico. Algunos acaban por ceder ante tal esfuerzo y se abren en aterradores bufones, terribles por sus resuellos de colosos marinos, o permitiendo –en otras ocasiones- que varias decenas de calitas vayan bordando de encaje esta porción litoral. Otras veces la costa se rompe en pedazos y emergen lo que por estas latitudes llaman castros, que son pequeños islotes desgajados que emergen a escasa distancia de la orilla para el disfrute del navegante. Y la cordillera cantábrica, los sempiternos Picos de Europa, siempre como telón de fondo. ¡Tremendo espectáculo!
Ría de Villaviciosa, Reserva Natural Parcial.
Junto al pintoresco puerto pesquero de Tazones se puede observar la entrada a la ría de Villaviciosa y la hermosa playa de Rodiles. Si las condiciones son propicias y la embarcación no cala más de medio metro se podría entrar ría arriba y superar la tranquila dársena de El Puntal, o quedarse ahí y amarrar en el muelle de tránsito (si hay sitio, pues solo cabe uno o dos barcos).
Este fue nuestro punto de partida aprovechando su estupenda rampa de botadura. Saliendo de la ría, vamos dejando por el costado de estribor la concurrida playa de Rodiles, con sus dunas y su bosque de pinos; de aquí al puerto de Lastres apenas distan 7 millas de navegación placentera, aunque de costa bravía y acantilada sin posibilidad de resguardo.
Lastres, guardián de la Sierra de El Fito.
Siempre lo he dicho: llegar a Lastres desde la mar no deja a nadie impasible. Son sus gentes las que cada mañana se asoman a las balconadas y corredores de las casas con la esperanza de recibir en sus caras la bendición de un sol casi siempre escaso: aquí la meteorología es una ciencia puesta en práctica casi cada día. Y es que mientras los más jóvenes faenan varias millas mar adentro, los mayores otean el horizonte y sorben la brisa del mar como intentando predecir qué tiempo hará mañana.
La mar y sus vientos traen consigo constantes cambios de luces: no es de extrañar que el Astro Rey visite el resto de la parroquia mientras que en Llastres la niebla haya decidido tragárselo todo con su aliento frío, húmedo y salado. Si decide amarrar y bajar a tierra, le recomiendo subir hasta el restaurante del mirador de Lastres, donde, además de buenas viandas, se degustan las mejores vistas. En el propio puerto también hay más opciones para comer bien. El Casa Eutimio es otra buena alternativa para degustar la gastronomía local.
Seguimos navegando con la playa de la Griega por el costado de estribor y sus famosas icnitas de dinosaurio (en Tazones también hay otro famoso yacimiento) hasta llegar frente a las más hermosas playas de Colunga: la playa de La Isla y la de La Espasa. Desde la costa ya destaca la curiosa forma tridáctila del Muja, el museo del jurásico de Asturias, una visita imprescindible tanto para niños como para adultos. Frente a la primera de las playas se encuentra el islote que le da nombre y que forma un curioso tómbolo en la bajamar, y en el que fueron encontrados varios vestigios castreños y romanos.
Poco más allá vemos el arenal de Morís, la diminuta cala de Berbes y el imponente arenal de Vega que, con sus 1600 m de longitud, se proclama como uno de los mayores de Asturias. Poco después de la playa hay unos bajos peligrosos sobre los que suele romper la mar (bajos Los Carreros) frente a la punta y la playa, antes de que la costa comience a ganar altura hasta llegar a la playa de Santa Marina y el puerto de Ribadesella.
Ribadesella, deporte y tradición.
Ribadesella, aquel pueblecito marinero que nadaba entre dos aguas –las del mar y las del río- a orillas de una bahía vigilada por los montes de Somos y el Corbero, fue famoso en su día por convertirse en la sede de la Comisaría de la Marina de Guerra, y también por sus astilleros, donde se construyeron algunos de los mejores bergantines con las maderas arrastradas por el Sella desde los montes de Cangas de Onís y Ponga. Hoy en día, como suele ocurrir, los tiempos han cambiado y, para mal o para bien, Ribadesella se ha convertido en una villa turística consagrada al veraneo.
Ribadesella despide aires turísticos y también pesqueros, pero sobre todo deportivos: El Descenso Internacional del Sella, una competición de renombre que se viene celebrando cada primer sábado del mes de agosto desde los años treinta del pasado siglo y a la que acuden piragüistas de todo el mundo, se ha convertido en cita obligada para los amantes de este deporte. Los piragüistas se cuentan por cientos y comienzan el descenso en Arriondas hasta llegar a Ribadesella. Un par de días antes de la prueba, la villa se llena de tiendas de campaña y jóvenes deseosos de diversión hasta que llega el fin de fiesta con una romería multitudinaria que cada año se aleja más de lo tradicional.
El río Sella, puente que une y brecha que separa, intenta poner orden y concierto en esta villa marinera: por un lado, la playa de Santa Marina y todas sus casitas de veraneo; por el otro, el casco antiguo, la villa vieja y también la nueva, el puerto, la ermita de la Virgen de la Guía y la estación del tren. Imprescindible bajar a tierra y pasear hasta la ermita.
La pesca, después del turismo, sigue formando parte de la vida de muchas familias de la villa. Parece mentira, pero aquí, sin necesidad de moverse del pueblo, uno pesca salmón y trucha en el río y xargo, dorada y lubina en la mar. Cuando es temporada, suben las angulas río arriba, al igual que los salmones, y los chigres (así es como llama a las tascas en Asturias) anuncian en la entrada que hoy hay salmón del Sella.
Bajo el puente que cruza el Sella pasan cada fin de semana varias decenas -quizás centenas- de piraguas y canoas que bajan remando desde Arriondas cargadas de turistas de fin de semana, grupos de amigos y matrimonios con sus niños. Las llamadas empresas de turismo activo hacen el agosto con los turistas madrileños, vascos y catalanes y han ido proliferando tanto que ya no se concibe otro tipo de negocio que no sea el del alquiler de canoas, rutas en quad, excursiones a caballo o senderismo. La proximidad de Cangas de Onís y el famoso Santuario de Covadonga, erigido en pleno centro del Parque Nacional de los Picos de Europa, ha contribuido a que el turismo rural ofrezca en esta comarca una oferta inigualable, con precios y calidades sorprendentemente agradables.
En Ribadesella, el hombre prehistórico dejó su huella de manera muy especial: En abril de 1968, un grupo de espeleólogos se adentró en una de las muchas cuevas que existen en la comarca con la sola intención de explorarla a fondo, y cuál fue su sorpresa cuando uno de los miembros del grupo, Celestino Fernández Bustillo, descubrió una serie de excelentes pinturas rupestres. El destino le jugó una mala pasada y, tres semanas después del descubrimiento, murió sin saber que su descubrimiento, esta cueva plagada de pinturas rupestres de artistas del final del periodo solutrense y principios del magdaleniense, sería objeto de culto internacional, y que la calidad de las figuras de los animales (caballos, ciervos, bisontes, renos, vacas, etc.) son excepcionales, comparables a las de Altamira y Lascaux. Hoy en día, como homenaje póstumo, las cuevas llevan su nombre: las Cuevas de Tito Bustillo.
APUNTES DE NAVEGACIÓN
- Distancia navegada: De la ría de El Puntal a la ría de Tina Mayor: 18 millas.
- Vientos dominantes: Los vientos que provocan fuertes oleajes son los de primer y cuarto cuadrantes. Los del E y NE predominan en verano y son los precursores del buen tiempo (situación anticiclónica). Estos últimos generan olas de cierta altura y escasa longitud que son muy incómodas para la navegación con embarcaciones de poca eslora. Los del W y NW son propios del invierno, indican bajas presiones y generan olas de gran altura, longitud e intensidad. Este tipo de oleaje es muy peligroso si se navega cerca de la costa por hacer romper todos los bajos. Los vientos de tierra calman la mar y son muy cómodos para la navegación con embarcaciones de pequeña eslora.
- Condiciones de navegación: Esta porción litoral se caracteriza por la ausencia casi total de resguardo para pasar la noche y no es recomendable el fondeo nocturno si no es en puerto o dentro de alguna de las rías. Sobra recordar que nos encontramos en costas mareales y que la amplitud mareal según la época puede ser de más de 4 m, así que, junto a las cartas detalladas de la zona, hay que estar pendiente de la tabla de mareas en todo momento.
Avisos al navegante:
- Al muelle del puerto de Tazones no es recomendable amarrarse de costado por existir algunos hierros punzantes que sobresalen del mismo. Durante los veranos se instalan unos muelles flotantes con amarres para transeúntes donde sí es seguro y fácil amarrar. Este pantalán y puerto no son muy recomendables para dormir, pues por poca mar que haya se nota el vaivén y es muy incómodo. Solo es recomendable para bajar a comer a sus muchos restaurantes. Hay un par de tiendas donde comprar pan y poco más.
- Hay que tener en cuenta también la gran cantidad de cabos y amarras que hay tendidos de unos muertos a otros y que pueden enredarse con cierta facilidad. No es un lugar seguro.
- En las inmediaciones de la desembocadura de la Ría de Villaviciosa las corrientes son importantes en las subidas y bajadas de marea y se las debe tener en cuenta al costear. La entrada hacia la ría y el pequeño puerto de El Puntal es complicada y solo recomendable para embarcaciones menores. Entraremos, en todo caso, bien arrimados a estribor (evitando la barra que rompe desde el centro de la boca hasta la playa de Rodiles), a ser posible coincidiendo con la pleamar y evitando los días con marejada y mar de fondo. En los muelles de El Puntal hay una excelente rampa de botadura de uso libre y gratuito.
- Cerca del cabo Lastres existen unas lastras a las que debemos dar un resguardo de, al menos, unos 200 m.
Dónde amarrar:
En esta porción de costa se puede buscar refugio en el puerto de El Puntal, el de Lastres y el de Ribadesella.
En el de El Puntal hay un pantalán para embarcaciones en tránsito con servicio de agua y luz, sin combustible. Hay que tener en cuenta que el acceso desde tierra está cerrado y que solo abre durante los horarios habituales de oficina, así que para salir tendrás que saltar la valla. Cobran unos 20 a 30 euros por día en temporada alta.
El puerto de Lastres es eminentemente pesquero, aunque cuenta con una dársena deportiva que no dispone de amarres para transeúntes, pero se puede encontrar algún amarre de libre disposición en la zona situada justo frente donde desembarcan el pescado los barcos de lista 3ª. Puede pasar el día buscando un marinero o alguien que le diga dónde amarrar y no lo encontrará… así que sírvase usted mismo.
En Ribadesella hay una dársena deportiva bastante amplia, pero que no ofrece amarres para transeúntes, aunque puede ser que tengas suerte y te dejen algún sitio… A las malas, puede intentar amarrar de costado en el muelle de pesca, protegiendo bien el costado del barco con abundantes defensas y amarrando con los cabos bien tendidos. No olvide las mareas y la corriente de marea, de un nudo aproximadamente en esta zona. Al entrar a puerto hay que tener cuidado con las corrientes del río Sella, que a veces se suman con la bajamar y complican mucho la maniobra.
Dónde repostar:
Solo se puede repostar gasolina y diésel en el puerto de Llanes. Nosotros, con una embarcación remolcable, aprovechamos para repostar en cualquier gasolinera en carretera, y cuanto más barata, mejor. ¡El precio en gasolineras “para coches” suele ser de hasta 0.50 € menos el litro que en algunos puertos!
Dónde hacer noche fondeados:
Para pasar la noche fondeado, la mejor ría es la de El Puntal. Esta ría se puede abordar con la mar en mal estado pero no con fuerte temporal, pues la barra de entrada se cierra. Es recomendable abordarla en pleamar o al menos a media marea, y siempre observar desde relativa distancia cómo entra la mar en ella y dónde rompe, si es que lo hiciera.
La ría de Villaviciosa (El Puntal) hay que abordarla entrando muy arrimados a estribor, pasando siempre a unos 4 m de la escollera para evitar la barra que rompe por babor. En cuanto se supera esa zona, a unos 500 m de la boca, ya se puede navegar por el medio de la canal. En la boca de la ría se sondan mínimas de 2,5 m. Al ir entrando hacia tierra por la canal, no se puede navegar a más de 3 nudos (ojo con los sedales de los pescadores). La corriente puede ser de unos 1,5 nudos como máximo. Al entrar a puerto, situado a unos 1.500 m de la boca de entrada de la ría, hay que seguir el canal balizado evitando acercarse mucho a la base del espigón. El muelle de espera para tránsitos está justo al fondo, a estribor de los pantalanes flotantes.
Si se prefiere fondear en la ría, el mejor sitio está poco más allá del puerto, tierra adentro, a unos 400 m al S-SW de la entrada del puerto. Para acercarse hay que ir por la parte situada más a babor del canal encauzado para evitar unos bajos que hay cerca de la entrada del puerto, sobre los que en bajamar hay menos de 40 cm. Una vez superada esta zona, la de la boca de entrada al pequeño puerto, ya se podría navegar tierra adentro hasta encontrar el sitio escogido para fondear. Buscando con la sonda hay zonas donde nunca baja de los 2,5 m de calado en bajamar escorada. Es un lugar precioso y con muy buen tenedero donde no suele haber más de un nudo de corriente entre mareas.
RAMPAS DE BOTADURA
En este tramo de costa las hay en Tazones, El Puntal, Lastres y Ribadesella. La mejor, sin ninguna duda, es la de El Puntal, seguida de la de Lastres. El resto o tienen limitaciones o solo son recomendables para pequeñas embarcaciones. La de El Puntal además de ser gratuita y relativamente espaciosa, tiene sitio para dejar el remolque aparcado muy cerca. Aquí es donde botamos nuestra Quicksilver Active Weekend 705 con el remolque Brenderup de Remolques Cortés.
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