Trucos por Albert Puerto
Vela
Probar la vela de capa
Muchos navegantes han oído hablar de la vela de capa, pero son muy pocos los que alguna vez han navegado con ella. La vela de capa está diseñada para sustituir a la mayor cuando ésta ya no se puede reducir más y el viento continúa subiendo, o en caso de rotura. Para izarla primero será necesario arriar la mayor, extrayendo los patines de la guía del palo, intentándola doblar lo más correctamente posible sobre la botavara y aferrándola con tomadores. Algunos veleros preparados para largas navegaciones montan un segundo carril adicional en el palo para izar una vela de capa sin tener que extraer los patines de la mayor. Las velas de capa presentan dos o tres patines de gran resistencia que se introducen en la guía mientras se iza la vela. Se montará un cabo desde la amura de la vela hasta el pinzote de la botavara para dar tensión al grátil. Para montar la escota se puede optar por engrilletar el puño de escota al penol de la botavara, como si fuera una mayor, o montar dos escotas volantes que se pasarán por los reenvíos del espí. Personalmente les recomiendo montar escotas volantes, pues con muy mal tiempo la botavara es molesta y puede originar accidentes. Es mejor dejarla en el centro y algo elevada por el amantillo, bien fijada por la escota y la contra.
Por su propia seguridad, les ruego que saquen un día la vela de capa de su funda y que la icen aunque sea en puerto y sin viento, para conocer a priori que tipo de maniobra tendrá que realizar el día que necesite utilizarla. El corte especial y la gran resistencia de esta vela de temporal permiten navegar en condiciones duras con una relativa tranquilidad. Es importante que el color sea chillón, aconsejable naranja, para que desde el exterior se vea que la embarcación está navegando bajo condiciones fuertes, y que la capacidad de maniobra se encuentra algo o bastante reducida.
Acastillaje
Especificar las roldanas
Para alargar la vida de los cabos y cables se deben utilizar poleas adecuadas para cada tipo de material. Cada fibra y cada diámetro necesitan un paso distinto. Los cabos de poliéster exigen roldanas de sólo cinco veces el diámetro del cabo mientras que el cable exige llegar a diez veces su diámetro. Los cabos de kévlar necesitan más diámetro que las fibras convencionales, alrededor de ocho veces su diámetro.
Al adquirir una polea no solo se especificará el uso y el diámetro de roldana sino también el tipo de garganta que mejor trate al cabo que por ella laboree. Las poleas para cabo normal tendrán una sección circular. Las de cable presentarán una garganta más profunda, expresamente pensada para que ningún alambre se escape ni se pille entre la roldana y las paredes (cachas) de la polea. Cuando tenga una driza mixta habrá que utilizar una sección de doble curvatura, como la de la tercera ilustración y de diámetro respectivo al cable. Las poleas pensadas para kévlar tienen una superficie muy plana, con un radio de sección muy grande. Un exceso de curvatura en la sección de la garganta puede romper el cabo trabajando con una fuerte tensión. Para evitar sustos es conveniente revisar todas sus roldanas y lubrificarlas correctamente.
Navegación
Medición de la profundidad
Las sondas trabajan por eco. Un transductor lanza una onda y calcula el tiempo que tarda dicha onda en retornar una vez choca contra el fondo y rebota. O sea, un sistema emparentado con el radar. Una cuestión a tener en cuenta el cálculo de la profundidad es definir desde donde empieza a contar la distancia el aparato. Habrá que leer en el manual de instrucciones y descubrir hasta tres posibilidades de marcar el cero de la sonda, que son el nivel del transductor, el nivel del agua y el máximo calado. Si se fija la referencia del nivel del agua, la distancia marcada por la sonda será verdaderamente la profundidad en ese punto. Si la referencia es el transductor, la medida será la distancia entre el transductor y el fondo. Si la referencia es el calado máximo de la embarcación, la medida será el agua que existe bajo de la quilla.
Llegados a este punto hay que diferenciar las embarcaciones de motor y las de vela. Por esta razón es recomendable tarar la sonda para que empiece a contar desde la cota del calado máximo, informando continuamente del agua libre que existe por debajo de la quilla. Si no es así tendrá que estar restando de la medida de la sonda la distancia desde el transductor al punto más profundo de la quilla, que en el caso de un velero será superior al metro. En resumen, es muy importante saber cuando la sonda marca tres metros si están medidos desde el nivel de agua, desde el transductor o desde la zapata de la quilla.