Texto y fotos: Anna Bozzano
Antes de Spielberg, y su famosa película “Tiburón”, estos escualos no eran asesinos. La biología marina lleva casi 50 años tratando de deshacer esa imagen profundamente arraigada en el imaginario colectivo y protegerlo de su extinción.
Es un gran depredador y potencialmente peligroso para el ser humano; pero si miramos las estadísticas, mosquitos, serpientes, perros, hipopótamos y leones entre otros (ser humano, aparte) son infinitamente más peligrosos que el tiburón cuyos incidentes mortales a nivel mundial oscilan entre 5 y 8 al año. ¡Y no todos los tiburones son el blanco!
Su esqueleto cartilaginoso les proporciona flexibilidad, y la forma hidrodinámica de las especies pelágicas la capacidad de alcanzar grandes velocidades (40 km/h el tiburón blanco). La piel, una verdadera “armadura”, también les ayuda a nadar reduciendo el dispendio energético, ya que está cubierta por pequeños dentículos dérmicos hidrodinámicos. Sin embargo, en los tiburones sedentarios y de aguas profundas los dentículos dérmicos crecen hasta transformar la piel-armadura en una gruesa coraza muy resistente a los ataques de los depredadores.
La dentadura de los tiburones también es asombrosa ya que se renueva a lo largo de toda la vida. Cada diente perdido o hilera completa, se remplaza. Un tiburón blanco puede llegar a perder 20 mil dientes a lo largo de su vida.
Si esto aún no te ha dejado asombrado, es en los órganos sensoriales donde los tiburones son realmente sorprendentes.
Si un tiburón nada a favor de la corriente con el olfato es capaz de identificar la dirección y calcular la distancia del olor en un rango de varios centenares de metros.
¡A oscuras ven mejor que nosotros!
Los tiburones tienen “ojos de gato” y, como los felinos, sus ojos tienen un “espejo biológico” detrás de la retina, el tapetum lúcidum, característica que incrementa la sensibilidad visual y así la posibilidad de ver mejor en condiciones de baja luminosidad. Las terminaciones nerviosas del tacto son tan sensibles que pueden percibir no solo cualquier contacto sino corrientes marinas y cambios de temperatura.
Con el oído son capaces de hallar animales heridos, ya que perciben sonidos de baja frecuencia como los emitidos por animales en dificultad. Y si el gusto no es especialmente desarrollado, es en la detección del movimiento y del campo eléctrico donde los tiburones lucen toda su magnificencia. La línea lateral, compuesta por unas células sensoriales, les permite detectar la variación de presión a su alrededor.
¡Pero, lo más sorprendente es su GPS! Los pequeños poros en la piel que recubren la zona de la boca y buena parte del hocico son las ampollas de Lorenzini, un órgano capaz de detectar el campo eléctrico y sus variaciones. Recientes estudios han demostrado que la detección del campo magnético terrestre les facilita la orientación de las especies migratorias para volver a criar al mismo lugar.
450 millones de años de evolución amenazados
Su evolución empezó hace 400-450 millones de años (200 millones de años antes que los dinosaurios). Nos encontramos frente a animales que evidentemente rozan la perfección evolutiva. La historia de los tiburones que hoy en día comparten nuestros mares no ha cambiado mucho durante los últimos 100 millones de años. En el mundo existen más de 500 especies y 45 de ellas habitan el Mediterráneo. La mayoría de los escualos están escondidos en las profundidades marinas alimentándose de organismos bentónicos y despreocupándose totalmente de nosotros. Mientras, nosotros pescamos 100 millones de ellos al año. Más de la mitad de las poblaciones de tiburones a nivel mundial están amenazadas.
Los tiburones se han pescado de forma sostenible durante mucho tiempo hasta que a mediados del siglo XX la pesca se hizo más intensiva debido al creciente interés económico por sus aletas, un manjar en el mercado asiático. Su valía, llevó a aplicar malas prácticas en la pesca como el finnig o aleteo, donde al tiburón se le cortan las aletas y parte de la cola y es devuelto al mar agonizante. El incremento de las capturas ha llevado a un estado de sobreexplotación: desde el 1970 se ha perdido el 70% de la población mundial.
España, en 2009, fue el primer país en de la UE en establecer la prohibición de la pesca del tiburón martillo y tiburón zorro. A nivel europeo se aprobó el Plan de Acción Comunitario para la Conservación y Gestión de los Tiburones y en el 2012 se prohibió el aleteo en aguas europeas. No obstante, la lista roja de especies amenazadas del IUCN informa de que el 42% de las especies del Mediterráneo están amenazadas.
Hemos de proteger a los tiburones porque son un buen indicador de la salud del océano y garantizan el equilibrio del ecosistema compuesto por redes muy frágiles donde cada actor-especie tiene un papel único. El del tiburón es el de mantener el equilibrio biológico del mar y si bien son muy eficientes en su labor, tienen un crecimiento muy lento y un bajo número de crías.
Un mar con tiburones es un mar sano.