Hace poco hablábamos de la forma correcta de izar y arriar el espinaquer, por lo que ahora aprenderemos a traslucharlo. Antes de iniciar la maniobra, detengámonos en unos mínimos conocimientos sobre el trimado de esta vela. TEXTO E ILUSTRACIONES DE ISIDRO MARTÍ
Los tres factores principales que afectan a la forma del espi son la tensión de la escota, la altura del tangón y su ángulo con respecto a la línea de crujía. Los puños de la vela —escota y braza, porque el de driza está izado a tope— tienen que estar aproximadamente a la misma altura para conservar la simetría de la vela respecto al viento. La posición del puño de braza —el del tangón— se modificará moviendo dicho tangón, que se maniobra mediante el amantillo y la contra. Recordemos que el amantillo lo sube mientras que la contra lo baja. Además se abrirá o cerrará el tangón cazando o amollando braza.
En los barcos pequeños la fijación del tangón en el palo suele ser un punto fijo, pero en los grandes existe un carril que regula la altura del tangón en su sujeción al palo. Este carril se puede subir o bajar en función de las medidas de la vela, según queramos embolsar o aplanar el espi, o también se utilizará para subirlo en la maniobra de trasluchada y ayudar así a que la punta del tangón pase bien por proa.
La norma básica es que el tangón tiene que estar siempre horizontal. Si el viento escasea, la vela cae, por lo que el tangón se baja, y además se mirará siempre la referencia del puño de escota, que es el que está flotando, para equilibrar ambos puños como ya se ha explicado anteriormente.
Es importante tener continuamente la contra bien templada para que el tangón esté sujeto. El amantillo y la contra en los veleros pequeños van normalmente unidos a la mitad del tangón, pero en barcos más grandes suelen estar arraigados en la punta de proa del tangón.
El ángulo de apertura del tangón se regula mediante la braza. El tangón debe mantenerse perpendicular al viento aparente, o continuando la prolongación de la botavara hacia proa, dando por supuesto que ésta está en su posición correcta respecto al viento.
Una vez ya tenemos claros los conceptos de escota, braza, contra y amantillo, nos queda hablar de los barbers de la escota y de la braza. Los barbers son unos aparejillos situados en la máxima manga, que tiran de unas pequeñas poleas que bajan el tiro de la escota y de la braza. La braza puede quedar fija en un punto con su barber, porque se utiliza sobre todo para que trabaje bien y no doble o moleste un candelero. Pero la escota debe ser regulada mediante este barber dependiendo del ángulo que se forme con el viento. Como norma general, con traveses no se usa el barber de escota, es decir, ésta trabaja desde un tiro muy hacia popa, y con largos y popas se baja el barber al máximo, obligando así a trabajar la escota desde un tiro muy hacia proa.
Trasluchada bajando el tangón
Es el sistema utilizado en los veleros de tamaño medio y cruceros de regatas. Por el contario, en embarcaciones de vela ligera o pequeños cruceros se libera el tangón del palo y se utiliza indistintamente una punta para la braza o para fijarlo al palo.
Vamos a estudiar el sistema clásico, que consiste en bajar la punta del tangón sin liberarlo del palo. Se entiende, lógicamente, que no se lleva estay de trinqueta ni babyestay, o en caso de llevarlos han de ser desmontables. También se han de llevar aparejadas dos brazas y dos escotas. O mejor dicho, una braza y una escota en estribor y otra braza y escota en babor. Una de ellas hará su trabajo, según sea de braza o escota, mientras que a la otra se le denominará “tonta”, porque no trabaja.
La maniobra se inicia colocándose el timonel en popa redonda, o lo más abierto al viento que pueda. Se trima el espi para ese viento, abriendo el tangón al máximo y amollando la escota hasta el límite, siempre que la vela no flamee.
El proel va a proa llevándose el seno de la escota que no trabaja, la “tonta” del lado de barlovento y que pasará a ser la nueva braza. El proel abre el mecanismo de la punta del tangón, mediante el cabo disparador, dejando que el espi flote, al liberar la braza de su paso por la punta del tangón. Aquí el timonel ha de tener sangre fría y mantener el barco empopado, con el espi portando sin flamear, sin tangón que sujete el puño de braza.
El piano amolla el amantillo mientras el proel cobra de la contra para traer la punta del tangón hasta la proa, bajo sus pies y por debajo del estay de proa. El piano puede ayudar cazando la contra.
Si el tangón no está a la suficiente altura en el palo o no se ha amollado suficiente amantillo es posible que golpee el estay y no pueda pasar a la otra banda. Esto se evita probando la maniobra previamente en puerto y marcando la posición del tangón en el palo, y del amantillo.
El proel pasa el tangón librando el estay a la otra banda, mientras enverga la antigua escota “tonta” y que será la nueva braza en la punta del mismo. El piano caza el amantillo para izar el tangón y se cobra de la nueva braza para abrirlo en la posición correcta. Durante el tiempo en el que leemos el párrafo anterior, el timonel estará trasluchando el barco, mientras la mayor pasa de una banda a la otra. El resumen es que la escota ”tonta” servirá para llevársela a proa y envergarla en el tangón por el nuevo lado de barlovento. La antigua braza, que quedará liberada, dejará de trabajar, porque esa función la hará la nueva escota.