La primera vuelta al mundo de IMOCAs con tripulación acaba con victoria estadounidense y un sabor agridulce
Autor: Kiku Cusí
Terminó la Ocean Race, la vuelta al mundo de toda la vida con tripulación y escalas, la heredera de la Whitbread y la Volvo Ocean Race. Ha sido la primera edición corrida en imocas y la de menos participación en sus 50 años de historia (cinco equipos), con solo tres barcos en la línea de llegada de dos etapas. A primera vista, un balance realmente pobre. Pese a ello, tanto los participantes como los organizadores se muestran muy satisfechos. ¿Tienen motivos para ello, o se trata de un simple alarde de marketing?
Antes de la salida, había la incógnita de si los imocas, unos barcos diseñados para la navegación en solitario o a dos, podrían aguantar el ritmo impuesto por una tripulación completa durante toda una vuelta al mundo, especialmente en una etapa de 12.750 millas por el océano Austral, de Ciudad del Cabo a Itajaí sin parar.
En este punto, los imocas han dado la talla. Han dado espectáculo y han destrozado varias veces el récord de la distancia recorrida en 24 horas. Al final, en el Atlántico Norte y a favor de la corriente del Golfo, el Malizia ha dejado el registro en 641,13 millas, que añade más de 100 millas a la mejor singladura de un monocasco de 60 pies antes de la regata, y son 20 millas más que las navegadas por el Comanche, ¡un monocasco de 100 pies! Es evidente, por tanto, que los imocas navegan ahora más rápido, que las nuevas hidroalas son más eficaces y que los cascos aguantan los enormes esfuerzos a los que son sometidos, sobre todo al caer sobre el agua tras un vuelo.
En el lado negativo, al principio dos barcos tuvieron que cambiar sus hidroalas por problemas estructurales y se ha podido comprobar que, en la mayoría de los casos, son barcos muy incómodos. Gracias a los vídeos, hemos podido ver que los pantocazos y el ruido a bordo son prácticamente insufribles para unos navegantes encerrados en unas bañeras que los protegen de la intemperie. ¿Es esto navegar? Algunos empiezan a dudarlo.
En cuanto a los dos mástiles rotos, se ha sabido que el fallo procede de elementos ajenos al palo propiamente dicho (rotura del hook del foque al menos en un caso). En cualquier caso, es un tema serio que la clase debería solucionar.
La próxima Vendée Globe
Quienes querían usar la Ocean Race como preparación para su próxima Vendée Globe, han conseguido su objetivo: en esta vuelta al mundo no solo han descubierto los puntos fuertes y los defectos de sus nuevas monturas, sino que han aprendido cómo sacarles mucho más rendimiento del que pueden conseguir en una navegación en solitario.
En cuanto a la competición propiamente dicha, han destacado tres barcos por su rendimiento: el 11th Hour Racing, el Holcim PRB y el Malizia; en cambio, el Biotherm ha sorprendido negativamente.
“Open Ocean,” el documental sobre las dos Vendée Globes de Didac Costa
El barco americano era el gran favorito, pues llevaba más de dos años entrenando con el único objetivo de ganar la Ocean Race. Tras unas primeras etapas un tanto decepcionantes, los cambios en el sistema de guardias implantados en Brasil dieron sus frutos: la mayor dedicación de Sid Fisher a su tarea de navegante ha permitido al 11th Hour Racing aprovechar todo el rendimiento de que es capaz este veterano regatista, con mucha experiencia en anteriores Volvo, sin que la velocidad del barco se resintiera por su ausencia en algunas guardias.
El Holcim PRB sorprendió muy positivamente al principio, cuando demostró ser el barco más polivalente y haber conseguido una rápida puesta a punto. Sin embargo, pareció apagarse tras la rotura de su mástil en aguas de Brasil.
En cuanto al Malizia —el único de los cuatro barcos nuevos no diseñado por Guillaume Verdier, sino por VPLP— ha confirmado lo que su patrón buscaba: un barco menos incómodo y pensado para el Gran Sur, donde navegó mejor, más rápido y sin tanto estrés como sus rivales con vientos portantes fuertes.
El futuro de la Imoca
El final fue un tanto decepcionante, pues el ganador de la vuelta al mundo fue decidido en tierra: tras el abordaje del Guyot Environnement al 11th Hour Racing en la salida de la última etapa sin respetar un babor-estribor y la retirada forzada del estadounidense por los daños sufridos, el jurado concedió la reparación pedida por la víctima, que ya era el líder de la clasificación con dos puntos de ventaja sobre su inmediato perseguidor.
El barco estadounidense fue un vencedor merecido, pues es el que más mejoró a lo largo de la vuelta al mundo. Su victoria, la primera de un equipo americano en esta circunnavegación, puede ayudar a la Imoca en su afán de internacionalizar una clase que sigue siendo excesivamente francesa. La pobreza de su primera participación en la Ocean Race podrá darse por buena si tiene continuidad y consigue la creación de un circuito Imoca de regatas con tripulación completa, que haría la clase más atractiva en el mundo anglosajón, donde la navegación en solitario carece de tradición.