Cuarenta participantes —entre ellos seis mujeres, como en 2020—, trece Imocas de última generación de cinco diseñadores distintos, veintisiete barcos dotados de hidroalas, navegantes de diez países. Las cifras de la décima Vendée Globe son todo un récord.
Autor: Kiklu Cusí
Cuarenta Imocas se dan cita en la vuelta al mundo en solitario sin escalas ni asistencia.
Parece imposible que la regata de vuelta al mundo de referencia en solitario, sin escalas ni asistencia, pueda superarse en cada edición. Pero la realidad es que la organización ha tenido que poner límites a la participación: de lo contrario, se habría superado la capacidad del puerto de salida, Les Sables d’Olonne.
Estos límites han comportado otra consecuencia: nunca hasta ahora los participantes habían navegado tantas millas antes de la salida: si se quería formar parte de los elegidos y no se disponía de un barco nuevo, había que hacer tantas millas en regatas Imoca como fuera posible. Al final, el que menos ha navegado, el suizo Oliver Heer, ha acumulado 12.723 millas en su estela, equivalente a más de media vuelta al mundo.
Sobre el papel, la lista de máximos favoritos debería basarse en quienes disponen de un barco nuevo: de entrada, porque los últimos diseños parecen ser claramente más rápidos que los anteriores; en segundo lugar, porque estos patrones son los que tienen equipos con presupuestos más elevados.
Muchos candidatos al triunfo
También sobre el papel, la lista de favoritos es muy larga. Si se quiere, tres nombres parecen destacar un poco más: Yoann Richomme, Charlie Dalin y Boris Herrmann, aunque solo sea por los resultados de las últimas transatlánticas: Richomme ha ganado dos; Dalin, una, y Herrmann ha hecho segundo en las dos últimas. Y un dato que no es ajeno a la incertidumbre del resultado final de esta vuelta al mundo: los tres navegan en barcos de tres diseñadores distintos (Koch-Finot-Conq, Verdier y VPLP, respectivamente).
¿Eso significa que los Jérémie Beyou, Thomas Ruyant, Sébastien Simon, Jannick Bestaven, Sam Davies y Nicolas Lunven están descartados? En absoluto. Ya hemos dicho que la lista de aspirantes a la victoria es muy larga. Sin olvidar a otros grandes navegantes agazapados, como el británico Goodchild o la suiza Justine Mettraux, que con barcos de la generación anterior se han codeado con los equipos más potentes y modernos.
Hidroalas frente a orzas
En la lista de máximos favoritos no figuran, sin embargo, dos navegantes que sí llevan un barco nuevo: Jean Le Cam y Éric Bellion discrepan de la deriva de la clase Imoca, consideran que los barcos con foils son una aberración en una vuelta al mundo y además frenan la incorporación de nuevos navegantes, normalmente jóvenes con unos presupuestos que no les permiten adquirir esos bólidos con hidroalas.
En el fondo subyace la polémica de qué quiere ser la Vendée Globe. O, si se quiere, de cuántas Vendées Globe caben en esta regata singular. Porque mientras los equipos punteros solo se dedican a buscar la victoria —y para ello parece indispensable un barco muy sofisticado y con hidroalas—, detrás hay muchos participantes que aspiran a completar el sueño de dar la vuelta al mundo —para quince de los cuarenta participantes esta es su primera participación en la Vendée— y a compartir su relato con miles de personas, aficionados a la navegación o no.
En cuanto a la clasificación, todos tienen en mente quiénes son sus rivales. Es por ello que, además de la clasificación oficial, hay otras muchas clasificaciones oficiosas: para empezar, la de los barcos con hidroalas y la de los barcos con orzas; pero también las clasificaciones según la edad de los diseños.
El telón se levanta el próximo 10 de noviembre. Si hace cuatro años todo el mundo esperaba que los mejores establecerían un nuevo récord de la prueba —algo que no sucedió— nadie se arriesga a dar un pronóstico que depende de la meteorología, por mucho que la realidad sea más que evidente: los barcos del 2024 son los más rápidos de la historia de la Vendée, las previsiones meteorológicas son cada vez más precisas y los participantes han entrenado más que nunca.
Pero no podemos olvidar que la Vendée Globe es mucho más que una regata. Es el esfuerzo, la épica, la navegación oceánica, el Gran Sur y, esta vez, cuarenta navegantes que persiguen su sueño. Y somos muchos, cada vez más, los que nos disponemos a soñar con ellos. El telón se levanta el 10 de noviembre, en una función que durará al menos dos meses y medio ininterrumpidos.
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