Página 59 - N & Y Magazine - Número 2

Adquirir un barco
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3. ¿
DÓNDE IREMOS?
Tenemos que establecer
nuestro radio de acción
y puertos de destino. No
sólo teniendo en cuenta
las zonas de navegación
legalmente habilitadas para
nuestra futura embarcación,
sino también las posibles
restricciones de tamaño
(
calado, manga, altura, ...)
y espacio o los permisos
especiales para ir a deter-
minadas zonas. No tiene
sentido que nos compremos
el barco de nuestros sueños
y luego no podamos acceder
a un puerto por motivos de
calado o una altura excesiva
del mástil, o que pasemos
a pagar mucho más de
amarre por muy poco más
de eslora…
2. ¿
QUÉ HAREMOS?
Una vez definidos los requisitos habituales y esporádicos de capacidad
a bordo, tendremos que especificar el uso que vamos a dar a nuestro
barco.
¿
Haremos navegaciones de día aprovechando el buen tiempo y vol-
viendo siempre a puerto? ¿Serán salidas de fin de semana o querremos
pasar más tiempo a bordo?
Dependiendo de nuestros planes, una embarcación con una buena
bañera donde poder sentarnos todos cómodamente será suficiente.
Por el contrario, si deseamos hacer vida a bordo y pasar varias noches
navegando, nuestras necesidades serán otras muy distintas.
4.
PUERTO BASE Y
ATRAQUE
Este punto deberíamos tenerlo
bien resuelto incluso antes de
proceder a la búsqueda del bar-
co. Dependiendo de dónde que-
ramos tener nuestra base, puede
ser que no haya amarre disponi-
ble o que éste tenga un coste que
no podamos permitirnos. Habrá
que mirar bien las posibilidades
y alternativas existentes tanto de
los puntos de amarre, como de
las marinas secas para las tem-
poradas en las que no usaremos
la embarcación.
5. ¿
CUÁNTO PUEDO
DISFRUTAR DEL BARCO
AL AÑO?
Es importante analizar este dato de
manera muy objetiva y sin auto enga-
ñarnos. En muchas ocasiones, para el
uso real que podremos hacer de nuestro
barco al año (unas pocas semanas en la
gran mayoría de los casos), quizás nos
convenga más alquilar. Esta alternativa
tiene, además, una serie de ventajas
añadidas muy importantes. Nos olvida-
mos de los costes de mantenimiento, de
atraque mientras no lo estamos usando,
de las inspecciones periódicas y sus
gastos, de la pérdida de valor con el paso del tiempo, de las eventualidades... Además podremos al-
quilar el barco en el lugar que más nos interese, sin problemas de transportes y sin invertir un tiempo
extra para desplazar la embarcación; y ¿por qué no? cada vez podremos probar un modelo distinto o
el más adecuado a nuestras necesidades puntuales.
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