El invernaje del motor
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MANTENIMIENTO]
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del termostato o la revisión de la bom-
ba de agua.
El aceite hay que cambiarlo al final
de la temporada, antes del invernaje, y
no justo antes de volver a navegar. De
este modo se eliminan antes las im-
purezas o inconvenientes como conse-
cuencias de la entrada de agua u otras
averías.
Para cambiar el aceite de un motor
interior es recomendable poner en
marcha el motor y dejar que se ca-
liente para que el aceite fluya mejor y
arrastre las impurezas sólidas que pue-
dan existir. Parar el motor y vaciar el
aceite. Esta operación puede realizarse
con una bomba de achique manual o
eléctrica, pero recuerde tener prepara-
do un recipiente adecuado a la canti-
dad de aceite que va a sacar, fácilmen-
te más de 10 o 12 litros. Hace falta un
buen cubo o un bidón viejo si no quie-
re derramar aceite por el varadero.
A continuación cambiar el filtro de
aceite, pues con toda seguridad con-
tendrá aceite sucio. A veces hace
falta un extractor concreto,
pero puede bastar con golpear-
lo para desbloquearlo y hacerlo
girar con la mano. Como
que hay aceite en su in-
terior es necesario ro-
dearlo con una bolsa
de plástico antes de
desmontarlo, impi-
diendo así que el aceite
caiga sobre el motor o en la
sentina del barco. Limpiar el plano de
contacto entre filtro y motor. Apli-
car unas gotas de aceite a la junta de
goma del filtro nuevo, enroscar, pero
apretar sólo según las indicaciones del
fabricante.
A continuación poner el aceite nue-
vo según el tipo y cantidad indicado
por el fabricante; arrancar el motor y
controlar inmediatamente la presión
de aceite y que no haya fugas alrede-
dor del filtro. Parar el motor, contro-
lar de nuevo el nivel y añadir el que
pueda faltar, pues al poner el motor
en marcha se habrá llenado el filtro y
repartido por todos los rincones. Una
vez hecho esto ya se puede sacar la
embarcación del
agua. No es con-
veniente hacerlo antes pues al arran-
car el motor en tierra se dejaría seco
el sistema de refrigeración; hacerlo en
tierra es más complicado, pues se re-
quiere suministrar agua al motor con
bidones o mangueras. Fíjense que al
vaciar el aceite hay que volver a lle-
narlo; no es nada conveniente dejar
sin aceite las piezas que están bañadas
en él, pues el aire y la humedad las
oxidarán.
Al sacar el barco del agua recuerde
comprobar los ánodos autosacrifi-
cantes de zinc. Si se han consumi-
do en un 50% o más, sustitúyalos
y recuerde que no hay que pintar-
los ni protegerlos en modo alguno,
pues su misión es destruirse en defen-
sa de otras partes metálicas del barco,
mucho más importantes y valiosas.
EL SISTEMA DE
REFRIGERACIÓN
En los motores con refrigeración indi-
recta existen dos circuitos, uno cerra-
do, donde circula un líquido anticon-
gelante y refrigerante, y otro abierto
por donde circula el agua de mar. Si
el sistema de refrigeración utiliza una
mezcla de protección contra la corro-
sión y anticongelante, la mezcla debe
ser controlada y completada en caso de
que falte, sin embargo, el líquido debe
ser cambiado por completo cuando lo
indique el manual, generalmente cada
dos años. Si el líquido utilizado no
es anticongelante es necesario vaciar-
lo, sobre todo si en las latitudes en la
que nos encontramos pueden darse en
invierno temperaturas bajas. Es im-
portante que salga toda el agua para
dejar seco el sistema, cerrando bien los
orificios de vaciado. Para proteger el
sistema puede ser conveniente llenar-
lo de anticongelante, pero en este caso
deberá vaciarse por completo antes de
la botadura; este líquido puede guar-
darse para el invierno siguiente.
Si navegamos en el mar el sistema
de agua exterior merece más cuidados
por la presencia de la sal. En este caso
es necesario hacer funcionar el mo-
tor al ralentí, colocando un recipien-
te debajo de la salida para recoger el
refrigerante. Hay que conectar una
manguera en la entrada de la bomba
de agua marina, pues la bomba nunca
debe funcionar sin agua pues el rode-
Los distintos
fabricantes de
motores ofrecen
aceites para los
diferentes motores
y transmisiones.
Hay que revisar
y sustituir, si
es necesario,
todos los ánodos
autosacrificantes
de zinc.
En algunos casos
el ánodo es
también el timón
de compensación,
de modo que su
desgaste alterará
la dirección.