OCÉANOS
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el radar, suelen tener “ruido” y precisan de un tratamiento
posterior especial para detectar el hielo. La obtención de
imágenes de este tipo debe preverse tres días antes.
Por otro lado, el sistema basado en el radar altimétrico
mide las variaciones del nivel del mar y abarca una zona
que mide sólo 5 km, lo que en un principio da pocas po-
sibilidades para cartografiar los hielos en amplias zonas
del océano; sin embargo, tiene la gran ventaja respecto al
sistema de las imágenes que trabaja en continuo con tres
satélites y esto le permite finalmente conseguir una malla
de datos de una densidad más que aceptable.
La primera vez que se usó la altimetría por radar en la
vela oceánica fue con motivo del desafío de Franck Cam-
mas en 2009, para el Trophée Jules Verne con Groupama
3.
En la presente Vendée Globe, ambos sistemas, el de
las imágenes y el de la altimería, se combinan para lograr
la máxima eficacia. La vigilancia altimétrica en continuo
detecta, por ejemplo, una concentración de señales que
pueden constituir una acumulación de hielos y da pie a
que se encargue al radar de obtención de imágenes que
actúe sobre la zona en cuestión para validar el peligro y ver
si se trata de hielo o de alguna embarcación.
Una vez detectado el hielo, entran en acción los progra-
mas para estimar su deriva. En la Vendée Globe se encarga
de ello la empresa CLS. Su nivel de fiabilidad quedó de-
mostrado en la Vendée Globe 2008 al detectar y predecir
la deriva de un gran iceberg que se cruzó con la derrota del
Roxy
de Sam Davies cerca de las Kerguelen. La navegante
británica pasó a menos de media milla de la masa de hielo
y la fotografió.
El problema de la utilización de estos sistemas, imáge-
nes y altimetría, coordinados es su coste. La demanda de
imágenes es mucho mayor en el hemisferio norte que en
el sur, por lo que el precio del servicio se dispara en esta
parte del globo. La evolución en el futuro pasa por eva-
luar la rentabilidad y desarrollar software de predicción
de deriva, unos avances que tienen un amplio campo de
aplicación a la oceanografía y a la seguridad marítima.
Santi Serrat
Teconología oceánica
Iceberg de
unos 100
metros de
longitud
fotografiado
por Sam
Davies
cerca de las
Kerguelen
durante la
Vendée Globe
2008.
Cada iceberg
se identifica
mediante un
punto verde.
Su deriva
estimada se
identifica
con un trazo
blanco. En
función de las
actualizacio-
nes de datos,
se definen
zonas de
probabilidad.
En naranja,
las zonas en
las que hay
un 50% de
posibilidades
de encontrar
el iceberg en
cuestión. En
rojo, zonas
en las que se
tiene un 100%
de posibilida-
des.
Los actuales sistemas de detección por satélites son la causa de la existencia y posición de las “puertas de
hielo”, los segmentos de latitud que limitan el descenso de los barcos en el gran Gran Sur. Es una tecnología que
puede lograr altos niveles de precisión aunque su implementación es costosa y está en constante evolución.
Deteccción de hielo:
el tuerto en el país de los ciegos
lo en el mar a gran escala es mediante satélites y ha sido
precisamente el desarrollo de esta tecnología la que ha
alertado a los organizadores de las vueltas al mundo de
que el peligro de hielos flotantes estaba mucho más al
norte de lo que en un principio se podía pensar. De ahí
que de los waypoints se pasara a las puertas, unos seg-
mentos de latitud de unas 360 millas definidos entre dos
longitudes determinadas. Las puertas permiten a la or-
ganización abarcar un mayor margen de seguridad y dan
más opciones tácticas a los regatistas, pero son válidas
durante un determinado intervalo de tiempo
TECNOLOGÍA COMBINADA: IMÁGENES Y
ALTIMETRÍA
Existen en la actualidad dos tecnologías de detección por
satélite: la de análisis de imágenes de radar y la altime-
tría por radar. El sistema de imágenes, que ha sido has-
ta ahora el tradicional, se basa en en potentes radares de
gran barrido que permiten observar la superficie del mar
en “cuadrados” de 400 x 400 km con una resolución de
150
metros. Estas imágenes se pueden obtener con una
cadencia de 30 minutos de uso cada 100 minutos. En
función del estado del mar, por ejemplo si hay grandes
olas, las imágenes, obtenidas en base a los niveles de re-
flectividad registrados en la señal de retorno recibida por
©
CLS